La capital de Turquía ha pasado inadvertida para muchas rutas turísticas, sobre todo al enfrentarse a ciudades como Estambul o la región de Capadocia. Sin embargo, en el centro administrativo del país también hay muchísimos atractivos que no sólo narran la historia contemporánea turca, sino también rescatan el legado de hace 10 mil años atrás.

La mejor época para visitar Ankara es entre abril y octubre; es decir, entre primavera y otoño, pues las temperauras son bastante agradables. Eso sí, el verano es la temporada más calurosa, superando los 30°C.

En Ankara los veranos son muy calurosos y los inviernos bastante fríos. En este último caso, las temperaturas comienzan a descender en noviembre hasta marzo, alcanzando los 4°C de máxima en su época más fría, concentrando en esta temporada también las lluvias, aunque son bastante escasas. Por el contrario, en verano los días pueden marcar 30°C.

Los sabores de Ankara son bastante similares a los del resto de Turquía, pues están influenciados por Europa y Asia, principalmente. La mayoría de los platos utilizan muchos vegetales en sus preparaciones, como el karniyarik, hecho con carne picada, berenjenas, jitomate, cebolla y ajo, o el coban salatasi, una ensalada que mezcla jitomate, cebolla, pimiento verde, pepino y perejil, aliñada con mucho limón. Al igual que en Estambul, también es clásicos el döner kebap y el lahacun. 

De postre no puede faltar la baklava, el clásico pastelito de hojaldre relleno con pasta de frutos secos y cubierto con almíbar, ni el künefe, que consiste en un pastel de queso combinado con ralladura de naranja y bañado en almíbar. En cuanto a los bebestibles, lo más clásico es el ayran, una bebida con consistencia de yogurt diluído con sal y limón, ni, por supuesto, el té y el café turco.

La mayor parte de los atractivos se encuentran en el centro de la ciudad de Ankara, por lo que vale la pena partir el recorrido en esta zona. Uno de los lugares más visitados es el Mausoleo de Ataturk, la tumba donde descansan los restos de Mustafa Kemal Ataturk, el primer presidente de Turquía. Se trata de una enorme construcción con columnas de mármol decoradas con mosaicos, con sus alrededores muy despejados al encontrarse sobre una colina.

De una época totalmente diferente es el Castillo de Ankara, edificado durante la época medieval. Se sitúa en lo alto de una colina en el centro de Ankara, con hermosas vistas a la capital y a los clásicos techos cafés de las construcciones que lo rodean. Al interior se pueden recorrer sus 42 torres y las pequeñas callecitas de piedra que conforman esta ciudad medieval que sigue habitada hasta el día de hoy. 

Junto al castillo se alza el Centro Histórico de las Civilizaciones de Anatolia, que con 100 años de historia guarda una colección de tesoros arqueológicos recuperados en la región. Así, se pueden observar objetos de más de 10 mil años que pertenecieron desde el Paleolítico hasta el la era hitita.

Si de mezquitas hablamos, dos son las que hay que visitar en Ankara. La primera se encuentra en el centro y es la Mezquita de Kocatepe, construida en 1987 como una réplica de la Mezquita Azul de Estambul, con increíbles azulejos en su interior y convirtiéndose así en una de las más grandes del mundo. La segunda está a dos kilómetros y es la Mezquita Haci Bayram que, a pesar de haber sido construida durante el siglo XV, hoy sigue sorprendiendo con sus tesoros arquitectónicos.