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Antibes

Antibes
Antibes, en el sureste de Francia, entre Cannes y Niza, es un destino popular en la Costa Azul. Con su puerto, las murallas del siglo XVI y sus estrechas calles empedradas adornadas de flores, no es de extrañar que la ciudad haya robado el corazón de tantos artistas y escritores, entre ellos Graham Greene, Max Ernst y Picasso, que incluyó la ciudad en muchos cuadros y ahora tiene aquí un museo dedicado a él.

La ciudad moderna, por su parte, se ha extendido a lo largo de la costa y hacia el interior, por lo que el mejor punto de vista es desde el mar, ya sea desde un yate o desde alguna de sus tantas playas al sur de la ciudad.

Entre Antibes y Juan-les-Pins se extiende la península de Cap d'Antibes, un sofisticado centro turístico con una activa vida nocturna y un conocido festival de jazz. Reserva tiempo para explorar este cabo salpicado de bonitos senderos y mansiones costeras típicas de Francia.

Cuándo ir

Los meses entre mayo y son la mejor época para visitar Antibes, cuando las temperaturas son cálidas y hay poca probabilidad de lluvia. En pleno verano los días pueden alcanzar los 30 °C, pero las noches siguen siendo frescas.

Clima

El clima en Antibes es de tipo mediterráneo, con veranos calurosos y secos, e inviernos suaves y húmedos. Es la parte menos calurosa y más protegida de la Costa Azul. En los meses de verano, desde junio hasta septiembre, la temperatura promedio oscila entre los 23 y 27 °C, con días calurosos que pueden alcanzar fácilmente los 30 °C; en esta época del año, la ciudad tiene muy pocas precipitaciones. En invierno, desde diciembre hasta febrero, la temperatura promedio oscila entre los 9 y 14 °C, con días cortos, lluvias moderadas y una humedad más alta.

Gastronomía

El sur de Francia destaca por su deliciosa cocina mediterránea que incluye una gran variedad de platos elaborados con mariscos frescos, verduras, hierbas provenzales, ajo y aceite de oliva. Prueba platos como el ratatouille (un guiso de berenjena, calabacín, cebolla, pimiento, tomate y ajo), pastas como los ñoquis y los raviolis, herencia de su pasado italiano, la bouillabaisse o sopa de pescado con papas, tomate y hierbas, la salade niçoise (que incluye lechuga, tomates, cebolla, atún, anchoas, huevos duros y aceitunas), la socca (un crepe hecho con harina de garbanzo), la anchoiade (una pasta con anchoas y ajo que se unta sobre tostadas), la fougasse (un pan plano y crujiente con aceite de oliva, hierbas y a menudo aceitunas) y la pissaladière (una especie de pizza cubierta con cebolla caramelizada, anchoas y aceitunas). Además, asegúrate de probar un vino rosado o tinto de la región, o el pastis, una bebida anisada.
De postre prueba la tarte tropézienne, un pastel relleno de crema pastelera y espolvoreado con azúcar, o el calisson, un dulce elaborado con almendra, azúcar y melón.

En el casco antiguo de la ciudad hay numerosos restaurantes que ofrecen cocina francesa e italiana. El Marché Provençal, en el mismo centro de Vieil Antibes, cuenta con una gran variedad de puestos que ofrecen productos frescos y también hay restaurantes que sirven cocina provenzal tradicional. En la zona de playas también encontrarás excelentes opciones: las playas del Cap d'Antibes y de Juan-les-Pins están salpicadas de restaurantes.

Qué ver

La Vieil Antibes, o Antigua Antibes, es un buen punto de partida para conocer la ciudad. Rodeada de robustas murallas medievales y surcada por callejones y plazas sombreadas, la vieja Antibes es encantadora. El maravilloso Marché provenzal es su corazón, un mercado protegido por un tejado de hierro fundido del siglo XIX y repleto de puestos de aceitunas, queso, verduras, tapenades, flores y más. Desde las murallas del casco antiguo las vistas se extienden hasta Niza y hacia Los Alpes. En el puerto, dividido en el viejo y el nuevo Port Vauban, los lujosos yates que verás distan mucho de los días en que Guy de Maupassant amarró su barco en el pequeño puerto en 1886.

La catedral de Antibes, construida sobre un antiguo templo griego, posee una impresionante fachada de madera esculpida, y su campanario data del siglo XII. Adentro encontrarás un crucifijo de 1447 y una Virgen esculpida en 1515.

Al pasear por el casco antiguo, verás un edificio que domina el horizonte: el antiguo Château Grimaldi de Antibes, del siglo XIV. Además de hogar de obispos, ayuntamiento y cuartel, fue el estudio de Picasso de julio a diciembre de 1946, y ahora alberga una colección de sus obras y fotos suyas. La gran variedad —litografías, pinturas, dibujos y cerámicas— demuestra lo versátil y curioso que era el artista. El museo también cuenta con una sala dedicada a Nicolas de Staël, otro pintor que dirigió Antibes como hogar.

Además de Picasso y de Staël, Antibes cuenta con numerosos artistas que se enamoraron de ella y la pintura. Encontrarás una especie de ruta de artistas, con puestos en los lugares donde los artistas instalaron sus caballetes. Encontrarás obras de Emile-Charles Dameron, Eugène Boudin, Claude Monet, Ernest Meissonier y, claro, Picasso.

El Fort Carré, un fuerte del siglo XVI construido sobre ruinas romanas, es a la vez un lugar para descubrir la historia y contemplar una fantástica vista del puerto. Napoleón fue encarcelado aquí durante la Revolución Francesa, y asignado de puesto de defensa fronterizo hasta 1860, cuando Niza, hasta entonces en manos italianas, pasó a ser francesa.

El Cap d'Antibes, un promontorio situado entre Antibes y la vecina localidad de Juan-les-Pins, es conocido por sus playas escondidas en ensenadas, las lujosas villas y los jardines. En el centro del cabo, el Jardín Botánico de la Villa Thuret, creado en 1856, exhibe 2.500 especies. En la punta del cabo, por su parte, se encuentra la Villa Eilenroc, construida en 1867, una muestra del lujo de la Costa Azul la Belle Époque. El Chemin des Douaniers, un sendero costero de 3,7 kilómetros, comienza en la playa, cerca de la Villa Eilenroc, y termina en la bahía de Garoupe, con hermosas vistas del cabo.

Playas

Las playas en Antibes son un excelente plan tanto si ha estado varias horas paseando por la ciudad o vienes recorriendo la Costa Azul y quieres terminar el día refrescándote en el mar.

La pequeña playa de la Gravette, en pleno centro de la ciudad junto a las murallas, y la playa de Salis, con inmejorables vistas del casco antiguo y Los Alpes, son las dos playas más bonitas de la ciudad. En las afueras de Antibes, hay dos zonas excelentes: la península de Cap d'Antibes, donde destaca la pintoresca Plage de la Garoupe, privada de arena blanca y aguas cristalinas, y el litoral de Juan-les-Pins.

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