Arequipa
La
Ciudad Blanca es uno de los tesoros coloniales más impresionantes de todo Perú.
Ubicada en la parte sur del país, su centro histórico es considerado Patrimonio
de la Humanidad por la riqueza de sus construcciones y la historia que le da
vida y esa esencia tan particular.
Sus
alrededores, además, son espacios naturales como ningún otro en el mundo,
destacando sitios como el valle y el cañón del Colca, además de la Reserva Nacional
de Salinas y Aguada Blanca.
Cuándo ir
La
mejor época para visitar Arequipa es entre marzo y diciembre, pues enero y
febrero son los meses más lluviosos del año. Durante el período mencionado, el
clima se mantiene templado y estable, y resulta muy agradable para recorrer la
ciudad y sus alrededores.
Clima
Arequipa
tiene un clima templado y estable a lo largo de todo el año. Las temperaturas
máximas siempre se mantienen en torno a los 18°C, con la diferencia de que en
invierno las mínimas pueden descender hasta los 9°C. Cabe tener en cuenta que
la mayor cantidad de lluvias se concentra en enero y febrero.
Gastronomía
No
hay duda alguna de que las protagonistas de la cocina arequipeña son las
picanterías, reconocidas incluso como Patrimonio Cultural de la Nación. Éstas
tienen su origen hace más de 500 años, durante la Colonia, cuando se convirtieron
en el punto de encuentro para la sociedad.
La
gracia de las picanterías es que muchas de ellas mantienen el encanto y la
personalidad de las originales, con platos abundantes y deliciosos que escapa
de los clásicos que conocemos en Perú. Entre ellos son típicas las
preparaciones como el adobo, el rocoto relleno, el chupe de camarones y el cuy
chactado, entre otros. Además, para beber no puede faltar la chicha de guiñapo
ni de postre el queso helado.
Si
bien se pueden encontrar en todo Arequipa, las picanterías más clásicas se
reúnen en barrios como Yanahuara y San Lázaro. El primero es uno de los más
turísticos de la ciudad, donde La Palomino se ha convertido en un clásico
imperdible.
Qué ver
Arequipa
reúne la mayor parte de sus tesoros en el centro histórico, parte del
Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Caminar por sus calles es darse cuenta
de por qué se le conoce popularmente como la Ciudad Blanca, con hermosas
construcciones hechas con sillar, la famosa piedra que da vida a su historia.
La
Plaza de Armas es todo un monumento en sí misma, con edificaciones coloniales marcadas
por arcos y una arquitectura clásica de aquella época. Sin duda la que más
llama la atención es la Basílica Catedral, construida en 1541 con sillar y
reconstruida a mediados del siglo XIX tras un devastador incendio.
En
otro extremo de la plaza se halla la iglesia de La Compañía de Jesús, un lugar
digno de visitar, como también lo es su vecino Museo Santuarios Andinos. Éste
adquiere particular interés, pues en su interior se encuentra la momia Juanita,
el cuerpo de una niña que se encontró recién en 1993 en el volcán Ampato. Éste
se habría mantenido intacto desde el año 1440 d.C. gracias al proceso de
congelamiento, y su muerte se atribuye a un sacrificio Inca.
Desde
la Plaza de Armas se pueden recorrer las callecitas empedradas de la ciudad
hasta llegar al Monasterio de Santa Catalina. Este lugar fue construido en el
siglo XVI por órdenes de Francisco de Toledo, para que las familias
aristocráticas de Arequipa tuvieran un lugar para enviar a sus hijas a
dedicarse a la vida religiosa. Su interior es una verdadera ciudadela que conserva
la arquitectura colonial de la época, revestida en tonos rojos y azules, con
enormes patios centrales. Actualmente aún viven en él algunas religiosas de
claustro, pero gran parte del monasterio está abierto al público.
En
lo alto de la ciudad se encuentra el distrito de Yanahuara. Sin duda su
principal atractivo es el mirador que regala imponentes vistas sobre la ciudad
y los tres volcanes que la rodean: el Misti, el Chachani y el Pichu Pichu. Además,
en las calles que borden el mirador y la plaza principal se pueden encontrar
las mejores picanterías de la ciudad, como también el entretenido Museo del
Pisco y el Vino.
Ya
en las afueras de Arequipa es posible recorrer la ruta del sillar. Ésta se
desarrolla en el distrito de Cerro Colorado y se extiende a lo largo de dos
kilómetros por las canteras de Cortadores, Culebrillas y Añashuayco. Esta
última es conocida como la Petra peruana, con impresionantes esculturas
talladas en la pared rocosa.
Hacia
el norte de Arequipa, la Reserva Nacional de Salinas y Aguada Blanca es un
hermoso lugar que protege animales como flamencos rosados, llamas, alpacas,
vicuñas y cóndores. Todos ellos viven en un impresionante entorno natural en el
que destacan sitios como la laguna de Salinas y el Santuario Nacional Lagunas
de Mejía.
Por
supuesto, nadie puede dejar Arequipa sin haber conocido el valle y el cañón del
Colca. Conocidos por su importante altura, ambos lugares guardan paisajes y
pueblos de impresionante belleza, donde sin duda el mayor atractivo es el Mirador
del Cóndor, donde decenas de cóndores andinos sobrevuelan cada mañana a pocos
metros de los visitantes.