Arica
Para
describir Arica sólo puede haber palabras positivas. Playas de aguas cálidas –o
al menos mucho más que las del resto de Chile-, sitios históricos, un
invaluable patrimonio arqueológico, la más entretenida vida comercial, valles
llenos de naturaleza y paisajes únicos son algunos de los conceptos que mejor
la definen.
La
puerta de entrada al norte de Chile no hace sino más que recibir a todos
quienes llegan a conocerla con los brazos abiertos, ricos jugos de mango, las
mejores aceitunas y panoramas a toda hora.
Cuándo ir
Arica
es conocida por ser “la ciudad de la eterna primavera”. Todo el año goza de
buen clima, aunque entre noviembre y marzo se da la mejor época para aprovechar
su mejor atractivo: las playas. Además, a principios de febrero se realiza el
Carnaval Andino, en el que comparsas de la ciudad, sus alrededores e incluso de
Perú y Bolivia participan mostrando sus bailes y trajes típicos.
Clima
Arica
tiene un clima bastante cálido a lo largo de todo el año, con inviernos durante
los cuales las máximas suelen alcanzar los 18°C. Poco a poco los termómetros
comienzan a ascender, hasta llegar fácilmente a 24°C durante el verano. Cabe
mencionar, también, que es en esta última estación cuando se produce el llamado
“invierno altiplánico”, que provoca lluvias hacia el interior y también en la
ciudad, especialmente muy temprano por la mañana y a veces durante la tarde.
Gastronomía
Con
el mar por un lado y los fértiles valles por el otro, Arica goza de una
infinidad de ingredientes para sus comidas. Así, nunca faltan los pescados y
mariscos que diariamente llegan al puerto. Por su parte, el Terminal ASOAGRO es
el mejor lugar para encontrar frutas y verduras frescas, especialmente algunas
tropicales como guayaba, maracuyá y mango. Esta última es la más común y suele
comerse sola, en jugos o incluso en helados.
El
vecino valle de Azapa es famoso a nivel nacional por ser uno de los mayores productores
de aceitunas y aceite de oliva de todo Chile. Lo bueno es que ambos productos
se pueden encontrar fácilmente en la ciudad, aunque por supuesto, siempre son
una buena excusa para ir a darse una vuelta por el valle.
Qué ver
La
mejor forma de iniciar un recorrido por Arica es en el centro. Justo frente al
puerto se encuentra la plaza Vicuña Mackenna y, en sus alrededores, gran parte
del patrimonio de la ciudad. Destacan la catedral de San Marcos, el edificio de
la Gobernación Provincial de Arica y la antigua locomotora del ferrocarril
Arica – La Paz.
Desde
esta zona es fácil caminar hasta el Museo de Sitio Colón 10. En 2004 se
percataron de que la casa en la que se encuentra fue construida sobre un
cementerio indígena que data de hace cuatro mil años. Hoy la casa es
administrada por la Universidad de Tarapacá y exhibe los impresionantes restos
humanos que allí se encontraron.
Muy
cerca se encuentran las principales calles comerciales de la ciudad. El corazón
es, sin duda, el paseo 21 de Mayo, que congrega tiendas, cafeterías,
restaurantes y mucha vida en cualquier momento del día. También vale la pena
darse una vuelta por el paseo Bolognesi, con varios puestos de artesanía.
Imponente
sobre la ciudad se alza el Morro de Arica, un cerro de 100 metros de altura que
hoy es considerado todo un emblema de la Guerra del Pacífico y de la
consecuente conquista de la ciudad. La historia se rememora en el Museo
Histórico y de Armas que se ubica en lo alto del lugar, que además regala
hermosas vistas hacia la ciudad y el puerto.
Si
de playas hablamos, Arica tiene algunas de las mejores de todo el norte de
Chile. Con la corriente de Humboldt un poco debilitada en esas latitudes, la
temperatura de sus aguas hace que meterse en el mar sea irresistible. Las
favoritas de los veraneantes son la famosa playa Chinchorro, con varios
kilómetros de extensión y un oleaje perfecto para aprender o practicar surf. Al
sur del puerto se encuentra también El Laucho, muy tranquila y con poco oleaje,
ideal para nadar. A pocos metros, La Lisera es la favorita de los ariqueños,
por lo que suele llenarse fácilmente.
Desde
La Lisera, algunos kilómetros hacia el sur se encuentran las cuevas de Anzota.
Éstas formaciones naturales datan del período jurásico y han sido testigos del
paso de culturas milenarias en la zona. Para visitarlas, hoy existen pasarelas
seguras que permiten adentrarse en las cuevas y disfrutar de los hermosos
paisajes costeros.
Al
norte de playa Chinchorro, la desembocadura del río Lluta da vida al humedal costero
más importante del norte de Chile, pues en él habitan 130 especies de aves. Actualmente
la zona está protegida y el humedal no se puede pisar, pero los senderos y la
señalización permiten conocer su flora y fauna, y disfrutar del hermoso
paisaje.
Dejando
un poco la ciudad, un paseo obligado es el valle de Azapa. Además de ser la
cuna de las deliciosas aceitunas de Arica, el valle guarda tesoros como los
geoglifos del cerro Sombrero y el Museo Arqueológico San Miguel de Azapa. En él
se exhiben 13 petroglifos encontrados en el sector, además de impresionantes
momias que pertenecieron a la cultura Chinchorro y diversos objetos utilizados
por sus habitantes.
El
valle de Azapa es una pasada obligada para quienes parten de madrugada las
excursiones al altiplano. Pasando por pueblos como Putre y Parinacota, la
mayoría de las personas llegan a la zona atraídas por el Parque Nacional Lauca
y, en particular, para conocer el lago Chungará.
Éste
se ubica a 4.517 msnm y es considerado Patrimonio Natural de la Humanidad,
además de Reserva de la Biósfera por la UNESCO. Es el hábitat de 130 especies
nativas entre auquénidos y aves, con el volcán Parinacota y su cumbre nevada
como telón de fondo.