Barbuda

Barbuda, la isla hermana de Antigua, es perfecta para quienes buscan una escapada tranquila, lujo relajado, hermosas playas, conexión con la naturaleza y la calidez y hospitalidad de los locales. Esta isla, conocida por sus playas vírgenes de coral rosa y arena blanca, sus arrecifes protectores y el mayor santuario de aves fragata del hemisferio occidental, está situada a 43 kilómetros al noreste de Antigua.
La forma más popular de llegar a Barbuda es en catamarán desde su isla hermana, en una navegación de unos 90 minutos ideal para ir a pasar el día. Otra opción tomar uno de los vuelos regulares, sobre todo si la opción es quedarse por más días en su hotel boutique, en alguna cabaña o en alguna casa de huéspedes.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Barbuda es de mediados de diciembre a mediados de abril, cuando el clima es más fresco y seco, siendo marzo y abril los mejores meses para aprovechar la playa. Una buena opción también es entre mayo y julio, justo después de la temporada alta y antes de la estación húmeda, cuando las temperaturas son más cálidas y comienza a bajar el turismo.
Clima
El clima en Barbuda es tropical-marino, cálido y húmedo durante todo el año. Hay una estación seca entre enero y mediados de abril, mientras que la estación lluviosa va de mediados de junio a mediados de noviembre. En enero la temperatura media es de 25 °C, mientras que de junio a septiembre sube a unos 28 °C.
Gastronomía
La langosta, el caracol y los mariscos frescos se dan cita en los menús de Barbuda y puedes degustarlos en cualquier restaurante. No dejes de probar los platos autóctonos de la isla, como la carne de venado, el cangrejo de tierra, la tortuga de tierra, el cangrejo ermitaño, el fungee (similar a la polenta, se elabora con harina de maíz y pasta de quimbombó, formando bolas, y se sirve con guisos, carnes o pescado salado), la ducana (batatas y cocos rallados con especias, cocinado al vapor en una hoja de banano), los porotos blancos y el arroz con guandules, similar a las arvejas.
Qué ver
Una visita a Barbuda es realmente una oportunidad para explorar el aire libre y conectar con la naturaleza. La isla es conocida por su increíble pesca, sus hermosos lugares de senderismo y sus excursiones para observar aves.
Las ruinas históricas de la antigua Casa Codrington, que se conocen localmente como Willy Bob o Casa de las Tierras Altas, era una vivienda utilizada por los Codringone y sus invitados europeos como pabellón de caza y residencia de campo cuando visitaban la isla. Al ser el punto más alto de Barbuda, las ruinas garantizan una vista panorámica de toda la costa. A 5,7 kilómetros está la cueva de Darby, un enorme y profundo agujero que aparece de repente, con unos 120 metros de diámetro y 30 metros de profundidad, quedando las copas de las palmeras deshechas a la altura de los ojos. Uno de los lados del agujero está muy socavado, y bajo el saliente se han formado estalagmitas de hasta dos metros de altura. La vegetación se asemeja a una mini selva tropical con palmeras, helechos y lianas.
También puedes ir a las singulares cuevas de Two Foot Bay, para observar la exuberante vegetación y las aves, además de conocer el único sitio de petroglifos amerindios en Antigua y Barbuda.
Y llegado el ansioso momento de la playa, puedes elegir entre River Beach, Cedar Tree Point, 11 Miles Beach, North Beach y Princess Diana Beach. A algunas de ellas se accede atravesando la laguna de Codrington en barco. Todas transmiten la sensación de estar lejos de todo, son de arena rosa y se cubren de abundantes conchas rosas de octubre a mayo.
El mayor santuario de aves fragata del hemisferio occidental está situado en la laguna Codrington y sólo se puede acceder a él en barco. El santuario contiene más de 170 especies de aves y alberga más de cinco mil fragatas. La fragata magnificens posee la mayor envergadura en proporción al tamaño de su cuerpo que cualquier otra ave del mundo, alcanzando de 1,2 a 1,5 metros. También se le conoce como el pájaro de la guerra, pues la comparación con los barcos utilizados para estos fines es especialmente acertada: con su tamaño y capacidad de vuelo superiores, la fragata acosa a los voladores menos ágiles, hasta que dejan caer a sus presas. El macho se caracteriza por su bolsa roja en la garganta, que puede inflar como parte de su comportamiento de cortejo y como exhibición defensiva.