Beijing
Beijing, o Pekín, la enorme capital de China, con una historia de tres mil años de antigüedad, es una ciudad vibrante y caótica que también lucha por mantener sus tradiciones. Testigo de la prosperidad y la ruina de varias generaciones de la antigua China, su pasado imperial, su rica cultura, la famosa Gran Muralla China y sus modernas comodidades atraen a numerosos turistas de todo el mundo.
Es una de las ciudades más pobladas del planeta, además de ser el corazón cultural, político y social de Beijing. Sin duda, debería estar en la lista de los lugares que conocer en la vida.
Cuándo ir
Los mejores meses para visitar Beijing son abril, mayo, septiembre y octubrem cuando las temperaturas y las multitudes son moderadas. Además, en septiembre suelen darse cuenta de los índices de contaminación más bajos del año y el Festival de Medio Otoño. Mayo también presenta bajos índices de contaminación, hermosas floraciones primaverales y bajo turismo local.
Otra fecha interesante para ir a Beijing es durante el Año Nuevo chino, la festividad tradicional más importante del año en el calendario local. La fecha varía en cada nuevo ciclo, por lo que, si bien suele ser entre el 21 de enero y el 20 de febrero, se debe comprobar la fecha exacta.
Clima
El clima de Beijing es continental, con inviernos muy fríos y soleados, y veranos calurosos y lluviosos. En el invierno cae nieve y se dan los peores niveles de contaminacion del año. La primavera trae algo de calor, muchas flores e intensas tormentas de polvo. En mayo y junio los niveles de contaminación son más moderados y las temperaturas más agradables. En verano, además del calor, hay intensas lluvias en julio y agosto. El otoño, en cambio, durante octubre y septiembre, las precipitaciones son escasas y las tormentas de polvo, poco probables.
Gastronomía
Beijing exhibe lo mejor de los sabores chinos y de los países vecinos, resultando una cocina distintiva y única. El pato pekinés es, quizás, el plato más famoso de la ciudad: esta ave asada se sirve con pasta de porotos dulces, pepino y cebolletas, que se envuelve en panqueques para comer. Los dumplings son otro producto que puedes encontrar en todas partes, rellenos de gambas, cerdo, maíz dulce o ñame. Otro plato clásico es el zhajiang mian, que consiste en fideos gruesos, al menos siete tipos de vegetales, cerdo y pasta de soja. El jing jiang rousi es tan popular como sencillo: carne de cerdo en rodajas cocinada en una salsa de porotos dulces, servida con wraps de soja. El hot pot es un caldo caliente en el que tú mismo cocinas lo que vas a comer: alguna carne, verduras frescas, hongos, setas, tofu y fideos para que se impregne del sabor de la sopa.
La cocina imperial de Beijing, heredada del emperador de la dinastía Qing, si bien es una salida costosa, merece la pena por la historia, la presentación de los platos y lo particular de la experiencia. Si, en cambio, estás buscando una comida callejera para seguir tu recorrido por la ciudad, busca los bǐng, panes planos rellenos que se presentan en diversas formas.
Qué ver
Beijing es la puerta de entrada a un enorme país, un lugar en el que vale la pena quedarse algunos días para empaparse con su cultura. Puedes comenzar con una visita a los hutongs para conocer la historia antigua y la cultura de la ciudad. El hutong, que se remonta a la dinastía Yuan, es un callejón que une antiguas casas de patio y solo pertenece a Beijing.
Otro punto de interés es la mayor plaza urbana del mundo, la de Tiananmen, donde se encuentra el mausoleo de Mao Zedong y el Museo Nacional de China, que exhibe una amplia colección de reliquias culturales. En su extremo norte se encuentra la Ciudad Prohibida: con una superficie de unas 74 hectáreas, es el complejo palaciego imperial más grande y mejor conservado del mundo, que cuenta con espléndidas construcciones antiguas chinas y numerosas reliquias históricas. Es un sitio fascinante para conocer la historia, la cultura y la vida de los emperadores, y el culto al cielo.
El recorrido puede continuar en el Templo del Cielo, que es incluso más grande que la Ciudad Prohibida, que se cree que habría la morada del cielo en la antigüedad. Allí tendrás la posibilidad de observar muchos jubilados realizando actividades al aire libre.
El Palacio de Verano, también llamado Yiheyuan, es el jardín imperial mejor conservado del mundo y el mayor de su clase que aún existe en China. La vista más notable es su largo corredor, una pasarela decorativa con 548 columnas con más de 14.000 pinturas en cada viga. Luego puedes subirte a un barco en el lago de Kunming para relajarte y completar la visita.
Mundialmente famosa por ser una de las Siete Maravillas del Mundo, la Gran Muralla China se extiende a lo largo de seis mil kilómetros y es una de las principales cosas que hacer en Beijing. Construida originalmente como sistema de defensa militar, la muralla ha protegido el centro de China durante siglos. Aunque hoy en día ha perdido su función militar, su magnífica belleza y su austera estructura siguen siendo dignas de apreciar.
Hay varios tramos de la Gran Muralla para elegir y diferentes maneras de visitarla: el teleférico para una visita cómoda y tranquila en el tramo Mutianyu; una mirada nocturna para algo diferente en Simatai; el tramo de Jinshanling para caminar y tomar fotografías, con una mitad restaurada y la otra al natural; Jiankou, para conocer la sección más escarpada de la muralla, que se debe conocer haciendo trekking.