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Uzbekistán

Bujará

Bujará
Bujará es definida por su gente como la joya en el corazón de Uzbekistán, un sitio que sumerge a los visitantes en un viaje a través de la historia y la cultura de Asia Central. Esta ciudad milenaria ha sido testigo de civilizaciones que han dejado su huella a lo largo de los siglos, convirtiéndola en un destino turístico fascinante. Con su impresionante arquitectura, calles empedradas y mercados llenos de color, Bujará es parte del legado de la Ruta de la Seda.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Bujará es durante la primavera y el otoño, en los meses de abril a junio y septiembre a octubre. Durante estos periodos, las temperaturas son suaves y agradables, perfectas para explorar la ciudad sin el calor abrasador del verano o el frío invernal. Para conocer la auténtica cultura uzbeka, planificar el viaje durante el Festival de Sharq Taronalari en agosto puede ser una experiencia única, con eventos culturales y musicales.

Clima

Bujará experimenta veranos cálidos con temperaturas que rondan los 35°C en julio, mientras que los inviernos son frescos, alcanzando temperaturas de alrededor de 0°C en enero. Las lluvias son más frecuentes en primavera y otoño, pero no deben desalentar a los viajeros, ya que añaden un encanto especial a la ciudad con sus jardines florecientes.

Gastronomía

La cocina uzbeka conquista los paladares con platos emblemáticos como el plov, un arroz aromático con carne y especias, y el manty, dumplings rellenos de carne. En el caso específico de Bujará, los mercados locales son el lugar perfecto para probar estas delicias.

Qué ver

La Plaza Po-i-Kalyan, también conocida como la Plaza de los Teólogos, es el corazón de Bujará y un crisol de impresionante arquitectura islámica. Rodeada por la Gran Mezquita Kalon y la madraza Miri-Arab, la plaza es un testimonio de la grandeza de la historia de la ciudad. Descubre la atmósfera mágica mientras paseas por sus amplios espacios, admirando los minaretes y la majestuosidad que la rodea.

La Mezquita Kalon, con su majestuoso minarete, es una obra maestra que ha resistido la prueba del tiempo. Construida en el siglo XVI, la mezquita es un símbolo de la fe islámica y la grandeza de la arquitectura uzbeka. Al adentrarte en su interior, quedarás asombrado por la magnífica sala de oración y los intrincados detalles de los azulejos que decoran sus paredes. Sube al minarete para disfrutar de una vista panorámica de Bujará, donde la ciudad se despliega ante tus ojos como un tapiz cultural.

Frente a la Gran Mezquita Kalon se encuentra la madraza Miri-Arab, una escuela coránica que combina la educación religiosa con una arquitectura impresionante. Explora sus patios adornados con mosaicos intrincados y sus salones de clase decorados con detalles exquisitos. La madraza es un reflejo del esplendor artístico y cultural de Bujará.

Escapa del bullicio de la ciudad en el Jardín de Sitorai Mokhi-Khosa, un oasis de tranquilidad y belleza. Este exquisito jardín rodea un palacio de verano construido en el siglo XIX para el último emir de Bujará. Pasea por sus senderos sombreados, admira las fuentes y disfruta de la arquitectura única del palacio. Es el lugar perfecto para sumergirse en la serenidad después de explorar la historia vibrante de la ciudad.

El Mausoleo de Ismaíl Samaní, una joya arquitectónica del siglo X, es un testimonio de la maestría de la arquitectura islámica en Uzbekistán. Ubicado en el Parque Samaní, este mausoleo de ladrillos de barro cocido es el mausoleo más antiguo de Asia Central. La sencillez de su diseño contrasta con la profundidad de su significado histórico, ya que alberga las tumbas de Ismaíl Samaní y otros miembros de la dinastía Samánida.

Por su parte, la Ciudadela Ark es un testimonio tangible de la soberanía de los emires de Bujará a lo largo de los siglos. Este complejo fortificado alberga palacios, salones de audiencia y prisiones que narran la historia política y social de la región. Explora los salones ornamentados, donde los emires tomaban decisiones cruciales, y visita la Torre Zindon, que sirvió como prisión real. 

El Complejo Bahauddin Naqshband, cerca de la ciudad, es un santuario espiritual que rinde homenaje al fundador de la orden sufí Naqshbandi. Este complejo, rodeado por jardines serenos, alberga la tumba de Bahauddin Naqshband y la mezquita Khoja Ahror Vali. La paz y la espiritualidad se entrelazan en este lugar sagrado, donde los visitantes pueden sentir la serenidad mientras exploran las tumbas y rezan en la mezquita. 

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