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Cáceres

Cáceres
Cáceres, en la región occidental de Extremadura, fue un remanso hasta el siglo XVI, cuando muchos de sus habitantes partieron en busca de fortuna, la encontraron en América y regresaron convertidos en hombres ricos. Los altísimos palacios, iglesias y conventos del casco antiguo son en parte el legado de aquel espectacular auge. A partir de entonces, sin embargo, inició un lento declive. A nivel turístico, Cáceres fue durante largo tiempo, como mucho, un lugar de paso en un viaje relámpago por el oeste de España. Sin embargo, en los últimos años las cosas comenzaron a cambiar.
Lo primero que notarás es que Cáceres son dos ciudades en una, una moderna y ajetreada, y otra custodiada por murallas y torres medievales. Luego, un paseo por las calles estrechas y adoquinadas del casco viejo, que se retuercen y trepan entre palacios, mansiones, arcos e iglesias, te hará sentir como si hubieras retrocedido a la Edad Media. Como resultado, sabrás que estás en una de las ciudades más bellas de España.

Cuándo ir

Si bien todo el año puedes visitar Cáceres, la primavera y el otoño son las mejores épocas, ya que las temperaturas son muy agradables para recorrer la ciudad. De marzo a mayo las temperaturas son suaves y los paisajes están llenos de flores y vegetación; lleva impermeable y algo de abrigo por una eventual lluvia y disfrutarás mucho de las caminatas. De septiembre a noviembre las temperaturas también son agradables y el paisaje se llena de tonos ocres y rojizos.

Clima

El clima de Cáceres se caracteriza por veranos calurosos e inviernos fríos. Los meses más cálidos son julio y agosto, con temperaturas que pueden superar los 35 ºC, mientras que los meses más fríos son diciembre y enero, con mínimas que pueden bajar hasta los 5 ºC o menos. Las lluvias no son muy abundantes; los meses más lluviosos son marzo y abril, mientras que los más secos son julio y agosto.

Gastronomía

En Cáceres no falta, como en cualquier sitio de Extremadura, los quesos de oveja ni las carnes —principalmente de ibérico y de cordero—, así como las recetas orígenes se remontan al pasado agrícola.
El jamón de Montánchez, elaborado a partir del cerdo ibérico, es el amo de los embutidos locales. El pimentón de la Vera, una especia parecida al pimentón hecho de pimientos secos molidos, es uno de los ingredientes principales de la longaniza patatera (los otros son el cerdo, el ajo y la papa). La caldereta de cordero, un guiso, es el plato estrella de Extremadura, y las migas, que juntan pedacitos crocantes de pan, morcilla, panceta, jamón y chorizo, con un huevo encima, se come tanto de desayuno como de almuerzo. El zorongollo, una ensalada de pimientos asados ​​y cebolla, y los huevos tontos o repápalos, unas torrejas a base de pan duro, huevo, ajo y perejil, son buenas opciones para quienes no comen carne. Vinos de la zona o una buena cerveza siempre acompañan.
Desde bares de tapas hasta restaurantes con estrellas Michelin, en Cáceres tendrás opciones de lo que busques y quieras, y el centro histórico es, por supuesto, el mejor lugar para encontrarlas.

Qué ver

Seguramente el mejor punto de partida es la plaza Mayor, antigua plaza del mercado, hoy lugar de reunión por excelencia de los cacereños. Desde aquí puedes contemplar algunos de los edificios más emblemáticos de Cáceres: el Ayuntamiento, la torre de la Hierba, la torre de los Púlpitos y la más importante de la ciudad, la torre de Bujaco, junto a la ermita de la Paz.
La torre de Bujaco, además de su importancia histórica –la construyeron los almohades en el siglo XII sobre una base de sillares romanos–, es hoy uno de los mejores miradores de la ciudad monumental de Cáceres. Si te interesan los datos curiosos y la historia, Bujaco es una corrupción del árabe Abu Yaaqub, el nombre del califa cuyas tropas conquistaron Cáceres en 1173 después de seis meses de asedio. La torre fue el último reducto defendido por los caballeros cristianos y se convirtió en escenario de la ejecución de los que sobrevivieron al asedio; en su centro de interpretación conocerás más sobre la historia de la cuidad. Además, la visita se completa con la de los restos romanos hallados en el patio del palacio del Mayoralgo, a los que se llega a través de un puente que cruza el “adarve”,
Desde la plaza Mayor no podría estar mejor situado para acceder a la parte más famosa de toda la muralla y entrar en el casco antiguo: el arco de La Estrella. Construido en el siglo XV, luce el escudo de la ciudad y es la puerta principal de acceso a la ciudad monumental de Cáceres, además de uno de los espacios inmortalizados en la serie Juego de Tronos, que se rodó en diferentes escenarios de la provincia.
El arco de la Estrella une la plaza Mayor con otra plaza emblemática de Cáceres, la plaza de Santa María. Toma el nombre de la iglesia más importante de la ciudad, la concatedral de Santa María la Mayor, el primer templo cristiano levantado tras la Reconquista. Antes de entrar, fíjate en la escultura de San Pedro de Alcántara, que dicen da suerte si le tocas los dedos de los pies. En su interior se encuentra un magnífico retablo de cedro tallado del siglo XVI, tumbas y capillas nobiliarias, y un pequeño museo eclesiástico. El techo abovedado sobre el retablo está adornado con hermosos murales de colores, dragones incluidos. Si subes al campanario, podrás contemplar el casco antiguo.
Junto a la esquina noreste de la plaza de Santa María se alza el palacio de Carvajal, una mansión de finales del siglo XV. El edificio quedó abandonado tras incendiarse en el siglo XIX. Ahora, restaurado, alberga una exposición moderna sobre los atractivos de la provincia, un hermoso jardín con una higuera centenaria y la oficina regional de turismo. Además, en la plaza de Santa María se levantan algunos de los palacios nobiliarios más importantes de Cáceres. Destaca especialmente el palacio de los Golfines de Abajo, el más grande del casco histórico. Su fachada gótica, renacentista y plateresca, con el escudo familiar y el de los reyes Católicos que recuerda que se alojaron aquí cuando visitaron Cáceres en 1480, es de las más bonitas. Está repleta de tesoros: tapices y murales de armería originales del siglo XVII, salones ricamente decorados, una extravagante capilla y una fascinante sala de documentos.
Otra de las plazas que tienes que ver en Cáceres es la de San Jorge. También hay palacios aquí, pero toda tu atención se la llevarán su gran escalera, su escultura dedicada a San Jorge y, sobre todo, las grandes torres blancas de la iglesia de San Francisco Javier. Desde ahí arriba hay otra de las vistas más bonitas del casco histórico.
A menos de 200 metros, no tienes solo una ni dos, sino tres razones para acercarte al palacio de las Veletas. La primera es la belleza del edificio en sí. La segunda es que acoge al excelente Museo de Cáceres, con impresionantes secciones de arqueología, etnografía y bellas artes. La tercera es que está construida sobre un aljibe del siglo XII, el único elemento que se conserva del castillo árabe que supo estar en el lugar.
Cáceres es una de esas ciudades españolas que ha visto florecer tres culturas: la cristiana, la árabe y la judía. De hecho, uno de los barrios más interesantes de la ciudad monumental, en su parte oriental y bordeando la muralla, es el antiguo barrio judío, donde encontrarás con cuestas empinadas, calles estrechas e irregulares y casitas bajas de paredes encaladas.
Y así como tiene historia, Cáceres también tiene un lado moderno. El Museo Helga de Alvear, se encuentra en dos edificios conectados: uno contemporáneo, con finos pilares de hormigón blanco, y otro histórico, la casa Grande. El museo alberga la colección privada de arte contemporáneo más importante de Europa.

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