Caltagirone
Caltagirone es una comuna italiana que se encuentra en el interior de la isla de Sicilia, a unos 68 kilómetros de Catania. Situada sobre los montes Erei, a 600 msnm, domina el valle entre las llanuras de Gela y Catania.
Si bien la ciudad tiene orígenes sículos y griegos, floreció bajo la dominación árabe como un centro agrícola. El terremoto del 1693 la dañó con dificultad, pero la reconstrucción no cambió el tejido urbano medieval, sino que se limitó a la construcción de edificios barrocos. Hoy en día este centro histórico es considerado Patrimonio de la Humanidad. La cerámica, por su parte, le ha dado fama mundial a Caltagirone; con tierra rica en arcilla, la producción artesanal de cerámica proviene de épocas musulmanas y normanda. Los artesanos, llamados cannatari, han logrado perfeccionar durante años la técnica, manteniendo los motivos morescos y los típicos colores verde, manganés, turquino, amarillo y oro.
Un recorrido por la isla de Sicilia merece una vuelta por el interior de la misma, y Caltagirone debe estar en ese viaje.
Cuándo ir
Los meses con mejor tiempo en Caltagirone son entre abril y noviembre, siendo julio y agosto los más cálidos. En esta época podrás disfrutar de temperaturas suaves y escasas precipitaciones.
Clima
El clima de Caltagirone es mediterráneo, con inviernos templados a fríos, y moderadamente lluviosos, y veranos calurosos y soleados. Durante el invierno las mínimas pueden llegar a los 3°C, y las máximas a los 17°C. Esta diferencia de temperatura entre el día y la noche muchas veces provoca una neblina que la gente local llama a paisana. Las lluvias, si bien no son abundantes, se concentran en esta época, de octubre a marzo. Los veranos, por su parte, son secos, con temperaturas mínimas de 21°C y máximas que pueden alcanzar los 35°C.
Gastronomía
La cocina siciliana es imperdible. Las pastas son, por supuesto, un clásico. Uno de los platos más extendidos en la región son los maccheroni alla norma, macarrones con tomate fresco, berenjenas fritas, ricota y albahaca, además de los busiate alla trapanese, una pasta con pesto rojo hecho con tomate, almendras, albahaca, ajo y aceite de oliva; la pasta con i tenerumi, una especie de sopa de pasta que se toma a temperatura ambiente, con hojas tiernas del calabacín típico de la isla (tenerumi), tomate fresco, ajo, aceite de oliva y queso caciocavallo o ricota.
La comida callejera, como en cualquier otro sitio de Sicilia, es un clásico: el sarde beccafico (sardinas con pan rallado, pasas y piñones), el arancini (un cono o bola de arroz, tradicionalmente rellena con salsa ragú y queso, luego empanizada y frita), la cipollina catanese (pasta crujiente rellena con cebolla, salsa de tomate, mozzarella y jamón), el pani câ meusa (pan con tripa de ternera y pulmón frito), y la scaccia o scacciata (un tipo de focaccia relleno con diversos ingredientes: tomate y queso, tomate y cebolla, berenjena, espinaca y ricota, brócoli, coliflor) son las opciones más populares.
Caltagirone tiene una rica tradición culinaria de dulces típicos ligados a las diversas fiestas tradicionales, como los cuddureddi, galletas de miel, almendras o vino cocido, además de las antiguas panierini, unas cestas de pan y huevo, y la cubbaita, un turrón de garbanzo. En cuanto a bebidas, el amaranca es un amaro siciliano con sabor a naranja y hierbas, normalmente consumido como aperitivo o digestivo.
En los alrededores de la famosa Scalinata y de la plaza principal, y en la zona alrededor del Tondo Vecchio, puedes encontrar puestos, bares y restaurantes donde probar estas comidas.
Qué ver
La ciudad posee muchos atractivos que captan la mirada. En el corazón del centro histórico se encuentra la gran plaza central, con dos grandes y elegantes edificios en el centro, el antiguo palacio senatorial y el antiguo Teatro Garibaldi, hoy convertido en la galería Sturzo, y el antiguo Monte di Pietà.
Alrededor hay muchos edificios, entre los cuales destaca el palacio Crescimanno d'Albafiorita, el palacio Libertini di San Marco -con la preciosa escalera interior que albergó la sede episcopal en su primer asentamiento-, la pintoresca iglesia del Colegio Jesuita y la catedral de San Giuliano, de origen normando, que presenta una magnífica fachada de estilo liberty y un campanario. También puedes visitar el palacio Guttadauro de Reburdone y el palacio mayor de Santa Bárbara a lo largo de Via San Bonaventura, así como las residencias de Emanuele Taranto y Bonaventura Secusio, que tanto contribuyeron a la historia de la ciudad. Un poco más adelante está la iglesia de San Buenaventura con sus techos pintados con frescos de trampantojos .
La escalinata, o scalinata di Santa María del Monte, debe ser para muchos el principal punto de interés de Caltagirone. Proyectada en el siglo XVII para unir la ciudad baja (piano di San Giuliano) o la parte nueva, con la alta o el centro histórico, originalmente fue construida en voladizos, y en 1844 se unificaron las distintas rampas, dando vida a las 142 escalones decorados con azulejos de cerámica. Cuando subas la escalinata estarás en la cima de la colina, donde podrás disfrutar de una vista espectacular. Allí arriba, en el antiguo barrio fortificado que en su época estaba rodeado de murallas, se encuentra la iglesia matriz dedicada a Santa María del Monte, que da nombre a la escalinata.
El Museo de Cerámica de Caltagirone posee en su interior unos 2.500 hallazgos de cerámica hecha en Sicilia con hasta 6.00 años de antigüedad, y es una buena forma de conocer esta parte tan emblemática de la ciudad.
Si quieres relajarte, la Villa Comunale es un hermoso jardín público construido sobre el modelo de los parques ingleses, y se caracteriza por la entrada estilo liberty y una larga avenida interna, donde puedes admirar jarrones de terracota, mayólica y terracota ornamental. En los límites de la villa también se encuentra la antigua biblioteca municipal, de estilo art nouveau, hoy sede del Museo Internacional de la Natividad.
Para terminar el día con hermosas vistas a las montañas y el valle, y tal vez algún cóctel en los bares de la zona, puedes visitar el Tondo Vecchio, construido en la segunda mitad del siglo XVIII como elemento decorativo del nuevo trazado de la carretera.