Coblenza
Hacia el oeste alemán, donde el río Mosela se une con el Rin, se encuentra Coblenza (Koblenz en alemán), perteneciente al estado de Renania-Palatinado. Al igual que otras ciudades de la región, fue fundada por los romanos hace más de 2.000 años, y se convirtió en un importante centro comercial la Edad Media.
Con antiguas fortificaciones y castillos, y rodeada por cuatro cordones montañosos, grandes extensiones de bosques y superficies de agua, Coblenza destaca por su belleza y su entorno, además de ser conocida por sus festivales y eventos, siendo uno de los más importantes el Carnaval de Coblenza, que se celebra en febrero y es uno de los más grandes y animados de Alemania.
Coblenza es una ciudad histórica y culturalmente rica, con una ubicación impresionante en la confluencia de dos de los ríos más importantes de Europa, ideal para sumar a tu itinerario de un viaje por Alemania.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Coblenza es entre mayo y septiembre, es decir, durante el último tramo de primavera y durante todo el verano. En este momento las temperaturas son más agradables, los días son más largos y hay menos probabilidades de lluvia, lo que te permitirá disfrutar de paseos en barco y caminatas en los alrededores de la ciudad. Además, los festivales de vino y otros eventos tienen lugar en esta época del año.
Clima
El clima en Coblenza es templado, con veranos suaves e inviernos fríos. Durante el verano, de junio a septiembre, la temperatura oscila entre los 11 °C y los 25 °C. Los inviernos, de diciembre a marzo, suelen ser fríos, aunque no tanto como en otras regiones de Alemania, y, aunque puede haber algunas nevadas ocasionales, no son muy frecuentes. El mes que registra más bajas temperaturas es enero, con mínimas de -3 °C y máximas de 2 °C. Las lluvias se concentran en los meses de primavera y otoño; entre marzo y mayo, y de septiembre a noviembre, puede haber lluvias moderadas a intensas, especialmente en octubre y noviembre, alternándose con días más secos y soleados.
Gastronomía
La región de Renania-Palatinado es una de las más importantes productoras de vino, especialmente de vino blanco, por lo que, además de tomarlo, puedes encontrar distintos platos en los que se lo utiliza para cocinar, como el Woihinkelscher, pollo al vino blanco, o el Pfälzer Wheinsuppe, una sopa de vino a la que se le añade huevo, caldo de verduras y condimentos. También existe su versión dulce, sin el caldo de verduras, hecha con azúcar, crema y canela.
Otro plato muy frecuente, aunque no exclusivo de la zona, es el Wiener Schnitzel, una escalopa de carne de ternera que se suele servir acompañada de papas fritas o de Kartoffelsalat, una ensalada de papas a veces preparada con mayonesa, pepinillos encurtidos, manzana o huevo.
Además, en Coblenza encontrarás una gran variedad de panes, pasteles y productos de panadería muy populares en la región, como el pan de centeno, pretzels, la torta de ciruela, el pastel de queso y el strudel de manzana.
La mayoría de los restaurantes se ubican en el centro de la ciudad, principalmente en las calles paralelas y transversales al río Mosela. Allí puedes encontrar tanto gastronomía regional como internacional.
Qué ver
La ciudad de Coblenza fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2002 y cuenta con varios sitios interesantes por conocer. Puedes comenzar tu recorrido visitando el Deutsches Eck o la esquina alemana, una pequeña península donde el río Mosela se une al Rin y, a su vez, se emplaza una réplica del monumento al Imperio Alemán, cuya escultura original del emperador Guillermo I de Alemania fue destruida durante la Segunda Guerra Mundial y reemplazada años más tarde. Desde allí podrás disfrutar de una de las mejores vistas de la ciudad.
La fortaleza de Ehrenbreitstein, situada en una colina que domina la ciudad y el río Rin, es uno de los castillos más grandes de Europa. Para llegar puedes subirte al teleférico situado al pie de la fortaleza y disfrutar de unas impresionantes vistas mientras subes a la cima. Si prefieres caminar, hay un hermoso puente peatonal que conecta la orilla del río Rin con la fortaleza, aunque debes estar preparado para subir una pendiente empinada. El puente de piedra es una estructura impresionante que data del siglo XIV y cuenta con 16 arcos. Es uno de los más antiguos y bellos de la región del Rin, y también ofrece unas impresionantes vistas del río y la ciudad.
Ahí también encontrarás la basílica de San Cástor, la iglesia católica más antigua de la ciudad, construida entre los años 817 y 836 d.C. En este edificio transcurrieron algunos de los hechos más importantes de la historia relacionada con el Sacro Imperio Romano Germánico, como negociaciones y resoluciones de conflictos. Al lado de la basílica verás el Museo de Ludwig, fundado en 1992, donde se exhiben obras de arte contemporáneo alemán, francés y estadounidense fechadas desde 1945 hasta la actualidad.
Adentrándote un poco en la ciudad, una caminata por el Altstadt de Coblenza (el pueblo viejo o casco histórico) te llevará por pequeñas calles con arquitectura típica de la región. Uno de los puntos más visitados es Vier Türme o las cuatro torres, donde convergen las calles Marktstrasse, Altengraben, Löhrstrasse y Am Plan. Este conjunto de edificios, con el característico entramado de madera en su fachada, fue construido entre 1689 y 1692, y probablemente fue restaurado luego de la Segunda Guerra Mundial. A pocos metros puedes visitar la iglesia Liebfrauenkirche o de Nuestra Señora, de estilo románico, con sus dos características torres que marcan la puerta de acceso principal.
A orillas del río Rin puedes apreciar la imponente construcción neorromántica del Preußisches Regierungsgebäude, en el que antiguamente residía la sede del gobierno de Prusia y en el que actualmente funciona la Oficina Federal de Tecnología y Adquisiciones de Defensa. Al lado se ubica la ex villa oficial del presidente del distrito, hoy sede del Tribunal Regional Superior de Coblenza, completando este pequeño paisaje urbano.
Por último, hacia el sur, a unos pocos kilómetros de la ciudad se encuentra el castillo de Stolzenfels. Fue construido alrededor del 1250 y destruido años más tarde durante la Guerra de Sucesión del Palatinado en 1689. Permaneció en ruinas más de cien años, hasta que en 1836 el rey Federico Guillermo IV decidió su restauración. Edificado en lo alto de una colina boscosa, es bellísimo, con una fachada ocre, tejados planos y múltiples terrazas. En su interior podrás explorar las diferentes salas y habitaciones llenas de antigüedades, obras de arte y muebles de época, además de disfrutar las vistas panorámicas desde las terrazas y jardines del castillo.