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Córdoba

Córdoba
Al sur de la región de Andalucía, en España, Córdoba fue una importante ciudad romana y uno de los principales centros islámicos de la Edad Media. Un solo edificio es motivo suficiente para visitar la ciudad: la fascinante mezquita, símbolo de la cultura que floreció allí hace más de un milenio, cuando Córdoba era la capital de la España islámica y la ciudad más grande y culta de Europa occidental.
Por suerte, hay mucho más que la mezquita, lo que se despliega al explorar las calles empedradas, paseando entre balcones y lámparas de hierro forjado, macetas azules con plantas, azulejos, edificios de piedra dorada y verdes patios interiores.

Cuándo ir

Aunque Córdoba puede recorrerse durante todo el año, la primavera y el otoño son las mejores épocas. En primavera, las temperaturas rondan los 20 °C, los días son largos, las flores empiezan a aparecer y la ciudad se prepara para los festivales. Sin embargo, ten en cuenta que, justamente por estos motivos, es también la temporada alta, especialmente en Semana Santa y en mayo.

En otoño, septiembre y octubre son los mejores meses. Puede llover, pero las temperaturas siguen siendo agradables. El invierno, por su parte, aunque tiene temperaturas más bajas, sigue siendo mucho más suave que en el resto de Europa y el número de visitantes también es mínimo. En verano, a menos que te guste mucho el calor o no tengas otra opción, evita visitar la ciudad, especialmente en julio y agosto.

Clima

El clima de Córdoba se caracteriza por tener veranos muy calurosos y secos, e inviernos suaves y húmedos. En verano, las temperaturas máximas pueden superar los 40 °C, mientras que en invierno la temperatura promedio es de alrededor de 15 °C y, si bien puede haber lluvias y vientos fríos, en general el clima es bastante moderado. En primavera y otoño, por su parte, las temperaturas son suaves y agradables.

Gastronomía

La gastronomía de Córdoba tiene influencia morisca y sefardí, y probar la comida tradicional de la ciudad es tan imprescindible como la visita a la mezquita. El salmorejo -una sopa espesa y cremosa de tomate y ajo que se sirve fría con huevo cocido-, el ajoblanco -una crema fría de almendras, ajo, pan y aceite de oliva-, las berenjenas fritas con miel, el rabo de toro -un guiso de carne de toro con verduras, vino tinto y especias-, el flamenquín -un rollo de jamón y ternera apanado y frito en aceite de oliva-, la japuta en adobo -palometa adobada y frita-, la tapa de bacalao, la tortilla y el pastel cordobés -una masa de hojaldre rellena de cabellos de ángel, almendras y azúcar- se sirven por toda la ciudad.
Encontrarás muy buenas opciones en las calles adyacentes a la mezquita-catedral, la judería, la plaza Tendillas, la plaza de la Corredera y el barrio de Santa Marina. Estas zonas suelen estar llenas de restaurantes, cafeterías y bares de tapas que ofrecen comida típica de la región.

Qué ver

Un viaje a Córdoba empieza de forma casi obligatoria en la mezquita-catedral. Construida en el siglo VIII, se convirtió en catedral en 1238, siendo la única mezquita del mundo que alberga una catedral en su interior. Declarada Patrimonio de la Humanidad, en su interior convive la fusión del estilo omeya y los estilos gótico, renacentista y barroco de la construcción cristiana. No tendrás que hacer ningún esfuerzo para reparar en las columnas, los antiguos mosaicos bizantinos y los arcos de herradura bicolores.
Allí estarás en la puerta de entrada al barrio judío, la zona más antigua e importante de la ciudad, habitada por los sefardíes desde la conquista cristiana de la ciudad hasta su expulsión de la península en 1492. En sus calles se encuentra la sinagoga, hallada en el siglo XIX tras los muros de una ermita cristiana; el zoco municipal, un precioso mercado de estilo árabe con varios talleres artesanales; y la casa Andalusí, una vivienda de Al Ándalus del siglo XII. Puedes empezar el recorrido por la calleja de las Flores, rodeado de macetas de geranios y balcones enrejados repletos de flores, pasando después por la calleja del Pañuelo, una de las más angostas de la ciudad, la calleja del Salmorejo Cordobés, dedicado a su plato más típico, la calleja de la Hoguera, con hermosos rincones, y la plaza de Maimónedes, con su famosa escultura.
Al salir del barrio judío puedes acercarte a las caballerizas reales, construidas en 1570 por orden de Felipe II para criar caballos de pura raza española, lo que sería el origen del denominado caballo andaluz. En la actualidad alberga una colección de carruajes del siglo XIX y en ellas se realiza el espectáculo ecuestre Pasión y duende del Caballo Andaluz.
Justo al lado se encuentra la entrada al alcázar de los Reyes Cristianos, construido en 1328 en estilo mudéjar sobre las márgenes del río Guadalquivir. Esta fortaleza, declarada Patrimonio de la Humanidad, fue la residencia de los reyes Católicos durante la reconquista del Reino de Granada y el lugar de reunión con Cristóbal Colón para financiar su viaje a las Indias. No te pierdas el interior de hermosos patios y jardines en el que sobresalen el salón de los Mosaicos, el patio Morisco, los baños Reales Mudéjares y los jardines del Alcázar, en los que puedes recorrer fuentes, lagos y árboles.
Muy cerca se encuentra el puente Romano, durante veinte siglos el único paso de la ciudad para cruzar el río Guadalquivir. Construido a principios del siglo I d. C. por orden del emperador Augusto, tiene 331 metros de largo y está compuesto por 16 arcos. Flanqueando los dos extremos del puente encontrarás la puerta del Puente y la torre de la Calahorra, a la que puedes subir para disfrutar de unas excelentes vistas. El mejor momento para visitar el puente es al atardecer, cuando la puesta del sol baña de luz ámbar el lugar.
Una de las mejores experiencias en Córdoba —y tal vez una de las mejores formas de terminar un día en la ciudad— es revivir el esplendor de la antigua capital del califato relajándote en los famosos baños árabes Hammam Al Ándalus. Si lo que quieres es observar los restos de unos baños originales de estilo mudéjar, puedes acercarte a los baños del Alcázar Califal, construidos durante el siglo X.
Un lugar bonito para visitar es la plaza del Potro, rodeada de varios edificios importantes como el Museo Julio Romero de Torres, el Museo de Bellas Artes y la Posada del Potro. Desde allí puedes caminar a la plaza de la Corredera, la única plaza mayor de Andalucía, y sentarte a tomar algo en alguno de los bares. Esta plaza, que debe su nombre a las corridas de toros que se organizaban allí, enamora a primera vista por las fachadas de sus edificios y sus pórticos arqueados. Desde ahí puedes partir la ruta por las iglesias medievales de Córdoba, en el barrio de la Axerquía.
Desde la plaza de la Corredera también puedes llegar a las columnas de un templo romano del siglo I d.C., considerados los restos arqueológicos romanos mejor conservados de Córdoba. Aunque en los del templo se pueden ver capiteles y piezas originales, las mejores conservadas se encuentran en los alrededores del Museo Arqueológico y Etnológico de Córdoba.
Por otra parte, el barrio de Santa Marina, conocido como el de los toreros, tiene muchos sitios para visitar, como la iglesia medieval de Santa Marina, varias calles y la plaza del Conde de Priego, en la que se encuentra la estatua dedicada a Manolete. También verás la torre de la Malmuerta, que tenía la misión de defender las puertas del Rincón y del Colodro, aunque posteriormente fue utilizada como prisión para nobles y como un observatorio astronómico. Mención especial merece el elegante palacio de Viana, con más de cinco siglos de historia, donde encontrarás doce preciosos patios unidos entre sí por galerías, que te enamorarán por sus plantas y su mezcla de arquitectura árabe y romana.
Por último, la medina Azahara, situada a tan solo 8 kilómetros a las afueras de la ciudad y declarada Patrimonio de la Humanidad, son los restos de una ciudad palatina construida en el año 936. Aunque la ciudad sólo permaneció en pie 70 años, ya que al llegar al siglo XI fue saqueada, es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de Europa en el que podrás ver partes de la muralla, el salón Rico, la casa de Yafar, la mezquita Aljama y el jardín Alto y Bajo.

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