A orillas del mar Egeo, Esmira es una ciudad multicultural de importante influencia mediterránea. Dar un paseo por la interminable costanera, perderse en las calles del bazar Kemeralti, asombrarse con las mezquitas y empaparse con la belleza e historia de sus casas tradicionales es todo un panorama que vale la pena considerar a la hora de visitar Turquía.

Los mejores meses para visitar Esmirna son estre abril y junio, y entre septiembre y octubre. Esto, pues las temperaturas son las más agradables del año, dado que en verano el calor puede llegar a ser insportable y el invierno es algo frío.

En Esmirna los inviernos son fríos, pero no en extremo, con máximas que bordean los 12°C como promedio y algunas probabilidades de lluvia. Éstas se mantienen a lo largo del año pero de forma mucho menor, y en verano los termómetros pueden llegar a marcar fácilmente 34°C.

Los sabores de Esmirna están marcados fuertemente por la influencia mediterránea y por su cercanía con países como Grecia, pues se halla ubicada en las costas del mar Egeo. Así, se han creado platos locales ampliamente reconocidos, como el köfte, muy similar a las albóndigas, pero hecho con carne picada de res, cordero o pescado, cebolla, arroz y muchos condimentos. Asimismo, las preparaciones utilizan muchas verduras, dando paso a platos como la tarhana, una sopa hecha con yogurt y cebolla. En las calles es posible comprar porciones de boyoz, hecho con harina, aceite y pasta de sésamo relleno con carne, queso o espinaca y huevo duro; también es fácil encontrar carritos que venden kumru, un pan de sésamo con queso, salchicha y algunas verduras.

La visita a Esmirna debe comenzar en el centro de la ciudad, pero sobre todo en el Kordon, la costanera peatonal que da al mar Egeo. De vez en cuando van surgiendo plazas y atractivos históricos, como el Museo Atatürk, una hermosa casona del siglo XIX que narra la historia del político que creó la República de Turquía, convirtiéndose en su primer presidente. Además, en los alrededores del Kordon se encuentran los mejores restaurantes, sobre todo en la calle 1453.

Hacia el final de la costanera está la plaza Konak, con su famosa torre del reloj, una edificación en mármol de 25 metros que es todo un ícono de la ciudad. No muy lejos se halla también la Mezquita Yali, con azulejos de colores y una historia que data del siglo XVIII. Junto a ella, además, está la Mansión del Gobernador.

En la misma zona, un entramado de calles dan vida al bazar Kemeralti, con miles de tiendas, talleres, cafeterías y restaurantes que lo convierten en el lugar ideal para irse de compras y adquirir los más hermosos recuerdos de Esmirna. Imposible no dejarse llevar por las mezquitas y sinagogas que van apareciendo en el camino. Uno de los lugares más hermosos es la Mezquita Hisar, que se encuentra allí desde 1597.

Hacia el interior, en lo alto del monte Pagos, aún se pueden visitar las ruinas del castillo de Kadifekale. Si bien en él no quedan más que algunos vestigios, es el mejor lugar para admirar las vistas de la costa de Esmirna. 

Otra vista imperdible es la que se obtiene desde Asansör, el ascensor gratuito que une los barrios de Karatas con Konak. Al llegar abajo verás la sinagoga Bet Israel y a calle Havra, un paseo peatonal rodeado de hermosas casas tradicionales.