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Évora

Évora
Évora, una de las ciudades mejor conservadas de Portugal, se encuentra en el centro-sur del país, en una suave colina sobre la llanura de la región del Alentejo, a menos de dos horas de Lisboa.
Construida por los romanos y elegida por los reyes de Portugal en el siglo XVI como residencia, las sinuosas calles dentro de las murallas te llevan por sus obras arquitectónicas que le valieron ser declarada Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Además, Évora es una ciudad universitaria animada gracias a que allí se encuentra una de las universidades más antiguas del mundo, y en sus restaurantes podrás probar la tradicional y abundante cocina alentejana. En los alrededores, los monumentos neolíticos son hermosas excursiones para hacer por el día.
Ya sea que estés de paso, hagas una excursión desde Lisboa o te quedes a dormir, Évora es una ciudad con numerosos puntos de interés que puedes aprovechar al máximo.

Cuándo ir

Si bien Évora es una ciudad con un clima que permite visitarla todo el año, los veranos pueden ser muy calurosos, por lo que suele ser mejor viajar durante la primavera o el otoño, cuando las temperaturas son suaves. La primavera es una época especialmente bonita en Évora, con campos llenos de flores silvestres y árboles en flor.

Clima

El clima en Évora es generalmente mediterráneo, con veranos calurosos y secos, e inviernos suaves y húmedos. Durante el verano, de junio a septiembre, las temperaturas máximas pueden llegar a los 35 °C y los días son soleados y secos. El invierno, de diciembre a febrero, es fresco y húmedo, con máximas que oscilan entre los 10 °C y los 15 °C y algunos días lluviosos.

Gastronomía

La cocina alentejana es una de las más ricas y originales de Portugal, nacida de la necesidad y creatividad de los campesinos, caracterizada por no desperdiciar nada, con el cerdo, el pan, el aceite de oliva y el queso como protagonistas.
En el centro histórico, cerca de los principales lugares turísticos y plazas, encontrarás muchos restaurantes, bares y cafeterías. No te vayas sin probar alguno de los tantos platos típicos como el tradicional bacalao con migas, bacalao desmenuzado con migas de pan fritas y ajo, porco preto (cerdo cocido a fuego lento con papas y verduras), alguna de las tantas açorda (una sopa espesa hecha con pan, ajo, cilantro y aceite de oliva, servida con pescado o mariscos), los enchidos, embutidos típicos de la región, o pastéis de toucinho, pasteles rellenos de panceta y canela, un postre muy popular en la región. Además, el Alentejo es conocido por su vino, así que asegúrate de probar alguno, como su famoso vino tinto Alentejano.

Qué ver

Empieza tu recorrido por Évora por el que es, posiblemente, el sitio más impresionante de la ciudad, el templo Romano. Ubicado en el centro y erigido en el siglo I supuestamente en honor a Julio César, es uno de los monumentos romanos mejor conservados de Portugal y, probablemente, de la península Ibérica.
La pequeña y fabulosa Igreja de São João, o iglesia de San Juan Evangelista, situada frente al templo Romano, fue fundada en 1485 como panteón de familia. Detrás de su elaborada portada gótica hay una nave revestida, del suelo al techo, de azulejos, creada en 1711 por uno de los azulejeros más conocidos de Portugal.
Al lado, en el palacio Cadaval, notarás una curiosa mezcla de estilos manuelino, mudéjar y gótico, además de su colección de manuscritos iluminados, alfombras de Arraiolos y pinturas de la realeza portuguesa del siglo XVIII.
Un poco más allá se encuentra la catedral o Sé de Évora, la más grande de Portugal. Custodiada por un par de torres de granito rosa, se comenzó a construir en torno a 1186, aunque se terminó unos 60 años más tarde. Además de admirar el interior de la catedral y su claustro, que fue una construcción adicional del siglo XVI, visita el museo catedralicio, con riquezas que incluyen un relicario con incrustaciones de piedras preciosas, flanqueado por dos jarrones Ming y tejidos indo-persas. No dejes de subir a la terraza, que brinda la mejor panorámica en Évora, con su casco urbano repleto de casas de tejados rojizos y alrededores de murallas.
El Museo Nacional Fray Manuel del Cenáculo, también conocido como Museo de Évora, está ubicado en el antiguo palacio episcopal, junto a la catedral. Con una colección de alrededor de 20.000 piezas, se considera uno de los más importantes del país, y en él podrás ver importantes vestigios de la arqueología de la zona, pinturas, esculturas, dibujos, artesanías, mobiliario y textiles que datan incluso de la Edad Media.
Desde allí puedes dirigirte a la Praça do Giraldo, el centro neurálgico de Évora. De trazado rectangular, allí se encuentra la iglesia de San Antonio y la hermosa fuente do Giraldo, postal clásica de la ciudad.
Otra auténtica parada que hacer en Évora es en la iglesia de San Francisco, una construcción de estilo gótico-manuelino con una enorme nave que te dejará sin palabras. Sin embargo, la parte más importante es la Capela dos Ossos o capilla de los Huesos, construida entre los siglos XVI y XVII en lo que era el antiguo dormitorio de los frailes. La enorme concentración de huesos y calaveras (se cree que pueden pertenecer a más de 5.000 personas) proviene de distintos cementerios, iglesias y conventos de la ciudad, y su inquietante disposición hace reflexionar sobre la brevedad de la vida. De hecho, en el pórtico se puede leer: “Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos”.
La Universidad de Évora es la segunda más antigua de Portugal, fundada por el cardenal D. Enrique en 1559. Puedes visitar el Colegio del Espíritu Santo y su precioso claustro, las maravillosas aulas repletas de azulejo blanquiazul y su biblioteca, con un espectacular techo pintado.
Otro lugar interesante que ver en Évora son las termas romanas, localizados en el vestíbulo de la cámara municipal de la ciudad, descubiertas gracias a unas obras en 1987. Se cree que éste fue el mayor edificio de la Évora romana, con un área de 300 metros cuadrados en los que se pudo encontrar el laconium, una sala circular con una piscina revestida en mármol para los baños calientes y de vapor, el praefurnium, para quemar la leña y llevar el agua caliente y el vapor a las otras salas, y el natatio, una piscina rectangular al aire libre.
Consideradas Monumento Nacional desde 1922, y parte también del centro histórico, las murallas son una imponente construcción cuya primera cerca romana o cerca-velha data del siglo III y tiene unos 2 kilómetros de longitud. La cerca-nova se erigió entre los siglos XVI y XVII, y fue adaptándose con el paso del tiempo, aunque, quizás, la parte más significativa de esta muralla sea la Porta de Aviz. Fuera de las murallas, al noroeste de la ciudad, se encuentra el ccueducto de Agua de Plata, construido en el siglo XVI para abastecer de agua a la ciudad.
En los alrededores de Évora, que dicen que es la capital del Megalitismo Ibérico, se pueden encontrar importantes vestigios del neolítico. El que más resalta es el Crómlech de los Almendros, a 15 kilómetros al oeste. El yacimiento, que se cree que tiene más de 8.000 años de antigüedad, está formado por un enorme óvalo con 95 monolitos de granito, algunos con una altura de hasta tres metros y grabados que podrían tener significados religiosos.

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