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Florencia

Florencia
En Florencia se respira historia, arte, cultura y belleza. La herencia de los Medici, que estuvieron al mando de la ciudad durante 300 años, se ha mantenido en pie desde el siglo XV, regalándonos hoy impresionantes palacios y una exquisita colección de obras de arte conseguida gracias a los mecenazgos.

La catedral, el duomo, los puentes que cruzan el río Arno, la bohemia, los sabores y cada elemento que compone esta ciudad, hacen de Florencia un paso obligado en cualquier recorrido por Italia.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Florencia, e Italia en general, es entre primavera y otoño; es decir, entre los meses de abril y septiembre. La temporada de verano suele ser muy calurosa y de alta circulación turística, por lo que los precios pueden subir.

Clima

En Florencia el clima es de tipo mediterráneo y varía bastante entre invierno y verano. Mientras en la estación más fría las máximas no suelen superar los 10°C, con altas probabilidades de lluvia, en los meses de junio, julio y agosto los termómetros pueden alcanzar los 30°C. 

Gastronomía

Porque en Italia no todo es pasta y pizza, Florencia ve su gastronomía fuertemente influenciada por los sabores de la Toscana. Carnes poco comunes, pescados y mariscos, carnes y verduras son parte de las propuestas culinarias de la ciudad.

En ese sentido, uno de los platos que no hay que dejar de probar es la bistecca alla fiorentina, un solomillo cocinado a la parrilla con abundante condimento. Los más osados pueden probar la trippa alla fiorentina, cuyo ingrediente principal es la tripa de vaca, acompañada con verduras y tomates. Pero si de pastas se trata, el pappardelle alla lepre es un clásico que lleva salsa boloñesa con carne de liebre, y los raviolis di cinghiale permiten degustar la deliciosa carne de jabalí.

Uno de los infaltables de Florencia son los aperitivos, un buffet de comida que, por muy pocos euros, te permitirá disfrutar de diferentes preparaciones y tragos justo antes de la hora de la cena. Según dicen los italianos, los mejores lugares para disfrutarlos están en el barrio Borgo San Frediano, ubicado en Oltrarno, la zona como los florentinos llaman al otro lado del río Arno, cruzando por el puente Amerigo Vespucci.

Qué ver

Cualquier visita por Florencia debe comenzar en el corazón de la ciudad: la Piazza del Duomo. En ella se alza la impresionante catedral Santa Maria del Fiore, todo un ícono de este destino, junto con el Campanile di Giotto, la torre que alberga las campanas. Las filas para conocer la iglesia por dentro suelen ser muy largas, pero si tienes tiempo, vale la pena entrar y mirar Florencia desde las alturas de la cúpula del duomo (aunque para ello hay que subir 436 escalones) o desde lo alto del campanario (con "sólo" 414 peldaños).

Desde la Piazza del Duomo se puede caminar por la Via dei Calzaiuoli rumbo a la Piazza de la Signoria, que disputa su importancia con la anteriormente mencionada. Es que en ella se encuentra el Palazzo Vecchio, antigua residencia de la familia Medici, que hoy funciona como las oficinas del Ayuntamiento, con su impactante Torre de Arnolfo de 94 metros de altura. En los alrededores encontrarás cientos de cafés y restaurantes donde instalarte para disfrutar de las bellezas del entorno de esta zona de Florencia.

No hay que dejar esta cara de Florencia sin antes visitar al Porcellino, una escultura de bronce de un jabalí al que, según dicen, habría que frotarle una monda en la boca y luego soltarla para así regresar a Florencia. Ésta se encuentra en el Mercado Nuovo, un entretenido sitio para adquirir todo tipo de cosas: ropa, artesanía de cuero, souvenirs, etcétera. Otro buen lugar para comprar es el Mercado San Lorenzo, en cuyos alrededores, de martes a domingo, se instalan cientos de puestos.

Bañada por las aguas del río Arno, Florencia tiene innumerables puentes que unen una cara de la ciudad con la otra. Sin embargo, el más emblemático es el Ponte Vecchio, el más antiguo de toda Europa. En él resulta curioso observar los edificios de varios pisos que, prácticamente, quedan colgando sobre el río, que hoy funcionan principalmente como joyerías. Según narra la historia, por ellos pasa el Corredor Vasariano, por donde la familia Medici habría pasado desde el Palazzo Vecchio al Palazzo Pitti sin ser vistos. Sin duda, la mejor foto de este spot se obtiene desde el puente siguiente, Santa Trinità.

Al otro lado del Ponte Vecchio se haya la zona Oltrarno, separada del resto de la ciudad por el río. A pocas cuadras está el Palacio Pitti, perteneciente en su momento a los Medici, con un hermoso parque a sus pies. Como escenario trasero se alzan los Jardines de Bóboli, una pequeña colina a cuya cima se puede acceder por una hermosa red de senderos rodeada de vegetación y obras de arte, para finalmente llegar a uno de los miradores que entrega la vista más esplendorosa de toda Florencia.

Por la tarde conviene quedarse en Oltrarno para disfrutar de Borgo San Frediano, donde restaurantes, cafeterías, bares, tiendas y talleres de arte le dan vida a uno de los barrios más bohemios de la ciudad. Allí, sin falta, hay que darse una vuelta a partir de las cinco de la tarde para disfrutar de los famosos aperitivos.

Los amantes del arte y la historia no pueden irse sin antes ver en persona al David de Miguel Ángel, resguardado en la Galleria dell'Accademia. Por su parte, la Galeria de los Ufizzi conserva obras de Miguel Angel, Boticcelli, Tiziano, Da Vinci, Rafael, etcétera.

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