Innsbruck
La capital de la región de Tirol es un espectáculo visual en cada uno de sus rincones, desde sus vistas rocosas de la cordillera de Nordkette hasta los hermosos Alpes de fondo. ¡Y por supuesto, sus alucinantes pistas de esquí! Ubicada al oeste de Austria, se le conoce por su exuberante vegetación y variadas actividades al aire libre.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Innsbruck es entre los meses de mayo a septiembre. Si quieres ir en la época más templada, aprovecha de viajar entre julio y agosto. Para quienes van en temporada invernal por los deportes de nieve, se recomienda ir entre diciembre y abril.
Clima
Innsbruck tiene un clima subártico, con invierno severo, sin estación seca y verano fresco. La temperatura máxima media es de 10°C. En cuanto a precipitaciones, tiene un promedio de 1.761mm a lo largo del año; con un mínimo de 75mm en febrero y un máximo de 255mm en junio.
Gastronomía
La gastronomía de Innsbruck está fuertemente influenciada por la cocina italiana y alemana, por lo que sus preparaciones tienen variaciones de ambos países. Se caracteriza por su variedad de sopas como la Frittatensuppe, que se acompaña con una especie de crepe en tiras; la Rindsuppe, con carne de cerdo; la Speckknödelsuppe; y la Wurstsalat, ensalada austriaca que incluye embutidos, quesos de la región y verduras variadas.
Para beber, el vino y la cerveza son sus grandes protagonistas. Para los cerveceros, existen tres tipos muy populares: Pils, Märzen y Weizen. ¿Y de postre? Puedes probar el Apfelstrudel, un postre hecho de hojaldre y manzana; y las Schindeln vom Goldenen Dachl, galletas que recuerdan al monumento del Tejado de Oro.
Una de las mejores zonas para comer es en el centro de Innsbruck, donde podrás encontrar variados restaurantes y bares en la calle peatonal.
Qué ver
Parte tu recorrido por el casco antiguo (Altstadt) y la calle Maria Theresien Strasse, donde su arquitectura barroca y gótica hacen que cada edificación sea una belleza de pies a cabeza. Otros sitios que puedes visitar en esta zona son el Arco del Triunfo, el Antiguo Ayuntamiento, la Antigua Sede de la Junta Regional (Altes Landhaus) y la Iglesia del Hospital de Innsbruck (Spitalskirche).
Uno de los imperdibles es el Palacio Imperial de Hofburg, que fue la sede de la familia real de Habsburgo, hoy convertido en un museo y lugar de eventos estatales en Austria. Frente al palacio encontrarás el Museo de Arte Popular Tirolés, un museo patrimonial de primer nivel en Europa. A pocas cuadras de distancia llegarás a la Columna de Santa Ana (Annasaüle), que conmemora la liberación de las tropas bávaras.
Continúa recorriendo la ciudad mientras visitas Hofkirche, con su decoración renacentista y gótico tardío alemán. Cuenta la historia que esta iglesia fue construida por el emperador Fernando I en honor al emperador Maximiliano. También puedes pasear por la calle Herzog Friedrich Strasse hasta llegar al Goldenes Dachl o Tejado de Oro, ubicada en la Ciudad Vieja, que destaca por sus más de 2.500 tejas de cobre doradas.
Si lo tuyo es la nieve, aquí podrás practicar tus habilidades en sus increíbles pistas de esquí. Hay varias cumbres para que escojas tu favorita, como Patscherkofel, con numerosas estaciones de esquí; o Bergisel, donde los saltadores de esquí se lanzan desde lo más alto para crear espectáculos inolvidables. Aprovecha de moverte por funicular en la montaña de Hungerburg, donde no solo podrás disfrutar las vistas panorámicas de la ciudad, sino que también parar en el zoológico Alpino.
Para los amantes de las joyas, en Innsbruck está el Swarovski Crystal Worlds, que ofrece un recorrido completo por este museo, que se creó en 1995 a raíz del centenario de la compañía. Allí encontrarás una de sus joyas más impresionantes: la Crystal Cloud, obra con más de 800 mil cristales Swarovki.