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Suiza

Interlaken

Interlaken
Interlaken es una preciosa ciudad en el corazón de Suiza. Como su nombre lo indica —Interlaken significa "entre los lagos" en alemán— se encuentra enclavada entre dos espejos de agua cristalinos, el lago Thun y el lago Brienz, sobre una angosta franja de valle, con casas antiguas de madera a ambos lados del río Aar. Como si eso no fuera suficiente, la ciudad está dominada por las imponentes montañas de Eiger, Mönch y el mítico Jungfrau.

Conocida como la puerta de entrada a Los Alpes suizos, ofrece una mezcla perfecta de aventura, cultura y belleza, y actividades al aire libre en todas las épocas del año. Además de sorprenderte con cimas de más de 4.000 metros, lagos de color turquesa, valles verdes e impresionantes saltos de agua, también merece la pena acercarte a los pintorescos pueblos alrededor de los lagos y disfrutar de platos típicos como el fondue. Si tienes la oportunidad de viajar a Suiza, ya sabes: no dudes en incluir Interlaken en tu lista de lugares a visitar.

Cuándo ir

Aunque cualquier momento es bueno para viajar a Interlaken, si quieres encontrar temperaturas agradables para disfrutar al aire libre y hacer caminatas, lo mejor es viajar entre mayo y octubre, mientras que el resto de meses son perfectos para los amantes de los deportes de invierno. De todas formas, en cualquier momento del año es recomendable llevar ropa cálida e impermeable, ya que las condiciones climáticas pueden cambiar rápidamente en la región alpina.

Clima

El clima en Interlaken es normalmente alpino, con inviernos fríos y veranos agradables. En invierno, de diciembre a marzo, las temperaturas oscilan entre -3 °C y 5 °C, y hay nevadas frecuentes. En verano, de junio a septiembre, los días son más largos y soleados, mientras que las temperaturas pueden oscilar entre 15 °C y 25 °C, con noches frescas.

Gastronomía

La cocina suiza tiene raíces en la gastronomía italiana, francesa y alemana, y los platos locales y regionales que podrás probar en Interlaken son una muestra de ello.

La Käsefondue, un riquísimo fondue de queso, es uno de los platos suizos más tradicionales y también populares fuera del país, que se come con trozos de pan y, a veces, con papa y encurtidos. La Raclette es otro plato popular: es queso derretido, que se sirve sobre Gschwellti (papas cocidas), encurtidos y cebolla. El Rösti, por su parte, es una especie de tortilla de papa pero con papas ralladas y sin huevo, que suele servirse con carne, queso o huevo frito. El Älplermagronen, los macarrones de Los Alpes, llevan también papas y crema, se gratinan con queso y se acompañan con compota de manzana. Otras opciones populares son salchichas y papas o la pasta amada.

El queso es tan popular en Suiza que también está presente en sus postres, como la tarta de queso, que consiste en un bizcochuelo, una parte cremosa de queso, y mermelada de damasco y piñones por arriba. Los chocolates suizos, por supuesto, son infaltables, y el merengue con crema es un postre tradicional. Un vino suizo o el café de licor hecho con aguardiente, por su parte, son una buena forma de terminar el día después de una larga excursión.

Aunque Interlaken es pequeña, en las calles centrales encontrarás restaurantes y cafeterías. En los pueblos en los alrededores, que seguramente visites durante tu viaje, también encontrarás excelentes lugares para comer.

Qué ver

Una buena forma de comenzar a recorrer Interlaken es subir en funicular a Harder Kulm, un mirador situado a 1.321 metros de altura, desde donde tendrás unas vistas de vértigo sobre la ciudad, los lagos y las montañas del valle. Durante diez minutos ascenderás un desnivel de casi 800 metros y, si tomas el funicular una hora antes del atardecer, disfrutarás de una increíble puesta de sol. Luego puedes aprovechar y cenar en el restaurante del mirador.

El lago de Brienz, al este de Interlaken, tiene un tono turquesa y vistas a la montaña. Recorrerlo en barco pasando por delante del fotogénico castillo de Oberhofen e ir parando en los pueblos en sus orillas es otra de las mejores cosas que hacer en Interlaken.

Uno de estos pueblos llenos de encanto es Iseltwald, que gira alrededor de un precioso embarcadero con vistas al lago, en el que se respira tranquilidad. El más famoso y que da nombre al lago es Brienz, que tiene varias zonas verdes para descansar, una orilla por la que puedes dar un paseo a pie o en bicicleta, o la hermosa calle Brunngasse, repleta de casas de madera del siglo XVIII, decoradas con decenas de flores. También puedes visitar el museo al aire libre de Ballenberg, que muestra la suiza rural del siglo XVI y XIX, subirte al Brienz Rothorn Bahn, el tren de vapor más antiguo de Suiza, que cruza por unos paisajes alpinos inolvidables, o subir a lo alto de la cascada de Giessbach, de 500 metros de alto y 14 niveles de saltos.

Del otro lado de Interlaken se encuentra el lago Thun, de un azul profundo y brisa intensa, motivo por el que los windsurfistas y navegantes lo adoran, mientras que la orilla, rodeada de bosques, está salpicada de lugares para darse un baño. Lo ideal, por supuesto, es disfrutarlo con calma, para acompañarse al ritmo de sus aguas. Si te subes a un barco, no solo vas a poder contemplar el lago desde dentro, sino que podrás llegar hasta la ciudad medieval fortificada de Thun. Allí podrás recorrer su pequeño casco antiguo del siglo XVI, repleto de casas de colores, para después cruzar el puente de madera, pasear por la calle Obere Hauptgasse, acercarte a la plaza del Ayuntamiento y subir hasta el castillo de Thun, desde donde tendrás una fantástica panorámica del pueblo, el lago y Los Alpes.

Además de los lagos y pueblos, no se puede hablar de Interlaken sin mencionar sus famosos trenes panorámicos, como el Jungfraubahnen, que te llevará a través de paisajes increíbles y un túnel de siete kilómetros excavado en la montaña hace más de cien años hasta la estación Jungfraujoch, a 3.466 metros de altitud, la más alta de Europa. Desde allí puedes contemplar el glaciar Aletsch, en la zona de Jungfrau - Aletsch - Bietschhorn, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad por la UNESCO.

Durante la temporada de verano, de mayo a octubre, puedes realizar la mítica ruta circular de Schynige Platte en un tren del siglo XIX, con vagones panorámicos. A pesar de su antigüedad, este ferrocarril sigue siendo una de las líneas más altas de Suiza, y no hace falta decir que las vistas de los picos son impresionantes: cuando circules por la cresta del Oberberghorn, disfrutarás de unas vistas impresionantes de montañas, lagos y prados verdes, La meta final es Schynige Platte, a 2.000 metros de altura, en el monte Schwarzhorn, desde donde puedes hacer una ruta de senderismo, contemplar Interlaken, que parece diminuta desde allí arriba, visitar el jardín botánico o comer en el espectacular restaurante panorámico.

A solo 20 minutos al sur de Interlaken se encuentra el valle de Lauterbrunnen, donde te quedarás sin palabras al ver las casitas de madera dispersas en el prado, cual cuento de Heidi, y las montañas, que albergan 72 saltos de agua. No te pierdas Staubbachfall, uno de los más altos de Europa, y los saltos del Trümmelbach, la cascada subterránea más grande de Europa. También puedes subirte a alguno de los teleféricos y caminar por una de sus varias rutas de senderismo, como la que llega al bonito pueblo de Murren.

La lista de cosas que puedes hacer en Interlaken no se agota allí. Puedes visitar las cuevas de Beato, que según la leyenda expulsó a un dragón cuando se instaló a vivir allí en el siglo VI. Unterseen, por su parte, es una bonita y tranquila ciudad medieval donde puedes recorrer las calles hasta llegar al Marktbrunnen, la antigua plaza del mercado. En Grindelwald, una pequeña aldea de casas de madera, hay varias rutas de senderismo, como la que va por el lago Bachalpsee hasta el hotel de montaña Faulhorn, la de Mannlichen a Kleine Scheidegg y el First Cliff Walk, una pasarela con vistas de infarto.

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