Jericoacoara
Jericoacoara no es ese Brasil que te imaginas típicamente. Allí las playas no son de color esmeralda ni la arena blanca. Más bien, es un parque nacional rodeado de dunas, con una pequeña villa de pescadores de muy genuina esencia. Sin embargo, en medio de este "desierto" se esconden tesoros hermosos, lagunas cristalinas y paisajes increíbles para ver los mejores atardeceres.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Jericoacoara es entre julio y diciembre, pues es en esta segunda parte del año cuando se desarrolla la temporada seca.
Clima
Si bien las temperaturas en Jericoacoara son bastante estables a lo largo del año -entre 31°C y 33°C promedio-, el año se separa en dos partes: la temperada lluviosa y la seca. La primera se desarrolla entre enero y junio, con abundantes lluvias, mientras que la época seca es todo el resto del año.
Gastronomía
La cocina de Jericoacoara está fuertemente marcada por los pescados y mariscos, aunque muchos platos también se preparan en base a carne y pollo. Así todo, uno de los platos más típicos es la peixada cearense, un guiso de pescado acompañado con una crema de harina de yuca. Si de carnes hablamos, la panelada es una sopa con ternera, cebolla, ajo, aceitunas, pimentón y jitomate. Hay que probar también la galhina caipira, un guiso de pollo con jitomate y cebolla, como de igual manera la paçoca caerense, hecha con la tradicional carne seca frita.
Los restaurantes se concentran en la Vila de Jericoacoara, por lo que caminando por sus callecitas es fácil encontrar una opción para el almuerzo o la cena.
Qué ver
La Vila de Jericoacoara es un pequeño pueblo de pescadores que ha logrado mantener viva su esencia relajada y bohemia. En ella se encuentra la playa principal de Jeri, ideal para pasar el día y tomar una cerveza en los puestos sobre la arena. Por la tarde hay que dirigirse a la duna de la puesta de sol, desde donde se ve el atardecer más hermoso de todos, acompañado de buena música y de una capirinha o una cerveza helada.
Para recorrer los alrededores se puede arrendar un buggy o una moto de cuatro ruedas y disfrutar de las dos rutas que existen: la del oeste y la del este. En la primera se encuentra el río Guriú, un imperdible cuando hay marea baja, pues deja ver caballitos de mar y cangrejos. Además, es posible acercarse a la zona de Mangue Seco para conocer los manglares muertos que se ha tragado la arena, y también visitar la laguna de Tatajuba, con hamacas dentro del agua.
La ruta este recorre los caminos del Parque Nacional Jericoacoara, entre dunas, lagos y vegetación. En esta zona se encuentra la increíble laguna Paraíso, de aguas cristalinas y rodeada por clubes que te llevan tragos hasta las hamacas que se sitúan dentro del agua. Al acercarse a la costa está la playa de Preá, muy larga y con condiciones ideales para practicar kitesurf, además de restaurantes donde comer muy buen pescado. Por último, la ruta del este conduce hasta el árbol perezoso, al que el viento ha hecho crecer de forma horizontal.
Por otro lado, en Jericoacoara existen diversas playas para visitar cerca de la vila, destacando sobre todo Duna de Pôr do Sol, da Malhada, Poço de Ananias, Poço da Princesa y Pedra Furada, una roca enorme con un agujero al medio en el que se puede ver el sol ponerse en el mar.