Jiva
En el corazón de Asia Central, entre las brumas de la historia y la riqueza cultural, se encuentra Jiva, una joya resplandeciente en el país de Uzbekistán. Con una historia que se remonta a más de dos mil años, Jiva es una ciudad que respira la esencia de la Ruta de la Seda. Sus calles empedradas, mezquitas majestuosas y la Ciudad Interior de Ichan Kala, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, dan testimonio de su pasado glorioso.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Jiva es durante la primavera y el otoño, cuando el clima es templado y agradable para explorar la ciudad sin el calor extremo del verano o las temperaturas frías del invierno. Los festivales locales como el Nowruz, que marca el inicio del año nuevo persa, y el Festival de la Seda en septiembre, añaden una vibrante energía cultural a la ciudad.
Clima
Jiva experimenta veranos cálidos con temperaturas que oscilan entre los 30 y 40 grados Celsius, ideales para explorar los sitios históricos. Los inviernos son más frescos, con temperaturas que descienden a alrededor de 0 grados Celsius. La lluvia es escasa, pero puede esperarse más durante la primavera.
Gastronomía
La cocina de Jiva refleja la rica herencia de la Ruta de la Seda y refleja la historia multicultural de Uzbekistán, fusionando influencias persas, árabes y turcas. Prueba el plov, un delicioso plato de arroz, carne y zanahorias. Además, disfruta de los manti, pequeños dumplings rellenos, y el shashlik, brochetas de carne a la parrilla.
Qué ver
Ichan Kala, la Ciudad Interior de Jiva, es un laberinto de callejones empedrados que albergan innumerables tesoros históricos. Admira la majestuosidad de la Puerta Ata-Darvaza, que marca la entrada a este antiguo enclave. Explora la madrasa de Muhammad Amin Khan y siente la esencia de la educación islámica del siglo XIX.
En las alturas, la Torre Kalta Minor se alza como un faro de singularidad en el horizonte de Ichan Kala. Aunque inacabada, su altura y sus azulejos coloridos la convierten en un emblema icónico de la ciudad. Sube a la cima para obtener vistas panorámicas de Jiva y capturar recuerdos inolvidables.
El mausoleo de Pahlavon Mahmud es un monumento sagrado dedicado a Pahlavon Mahmud, un poeta, filósofo y luchador destacado en la historia uzbeka. Siente la espiritualidad del lugar, decorado con intrincados azulejos y cúpulas de colores. Escucha las historias de los sabios locales sobre la vida de Pahlavon Mahmud.
Por su parte, el Palacio Tash-Hauli es una maravilla arquitectónica que se erige como testimonio del esplendor pasado de Jiva. Recorre sus patios decorados con azulejos, pasillos elegantes y habitaciones ornamentadas. Imagina la vida de la realeza mientras paseas por los jardines exuberantes y las estancias opulentas.
La mezquita de Juma, con sus columnas de madera tallada y su patio abierto, es un lugar de culto único en su clase. Admira la magnífica colección de alfombras y siente la esencia espiritual mientras el sol se filtra a través de las intrincadas ventanas de madera.
También destaca Kunya-Ark, la antigua fortaleza real, es un testimonio de la grandeza militar de Jiva. Sé testigo de sus murallas imponentes, sus salones de audiencia y sus vestíbulos decorados. Deambula por los pasillos y siéntete transportado a una época de intrigas y poder.
Sumérgete en la autenticidad del Bazar de Jiva, donde los colores y los aromas te envuelven en una experiencia sensorial única. Descubre la artesanía local, desde alfombras hechas a mano hasta cerámica intrincadamente decorada. No dudes en regatear con los amigables vendedores y llévate a casa un pedazo de la cultura jivana.
Si buscas contacto con la naturaleza en Jiva, las orillas del río Amu Daria ofrecen un refugio tranquilo en medio del bullicio histórico de la ciudad. Da un paseo relajante junto al río al atardecer y disfruta de las vistas panorámicas de Jiva.