Decir que su centro histórico es Patrimonio de la Humanidad, que sus playas turquesas destacan entre las mejores del norte de Brasil, que cuenta con 117 kilómetros de costa y la más deliciosa gastronomía marina, quizás sea poco para describir a João Pessoa. Porque la capital del estado de Paraíba es, además, sinónimo de piscinas naturales, atardeceres que dejan sin aliento, vistas maravillosas y experiencias que no se olvidan. 

La mejor época para visitar João Pessoa es entre agosto y diciembre, pues las temperaturas son cálidas, hay menos probabilidades de lluvia y se escapa de la temporada alta turística.

João Pessoa tiene un clima cálido a lo largo del todo el año, con temperaturas máximas que no descienden de los 28°C en invierno ni de los 31°C en verano. Las lluvias se concentran entre abril y julio.

La costa de Paraíba es rica en mariscos y pescados, por lo que encontrar preparaciones con productos del mar será muy fácil en la mayor parte de los restaurantes de la ciudad. Sin embargo, hay dos platos típicos que no se pueden dejar de probar: el primero es la carne de sol que, tal como indica su nombre, se prepara dejándola secar al sol, y se suele acompañar con yuca y frijoles. El otro es la buchada de bodees, que no suele ser de gusto común, pues se prepara con vísceras de cabra, que se cocinan en el interior del animal. Sólo apto para los más osados.

Si de tragos se trata, el aguardiente y la rapadura son los reyes de João Pessoa. Este último es un ingrediente que se obtiene durante el procesamiento de la caña de azúcar y con él se preparan deliciosos cócteles.

Como es típico en Brasil, muchos restaurantes y bares se hallan en la orilla de la playa. Así también, la Avenida Fernando Luz Henriques dos Santos reúne cuadra tras cuadra a exquisitos lugares para probar delicias locales e internacionales.

Para darse una primera pincelada de João Pessoa, conviene darse una vuelta caminando por el casco histórico de la ciudad, que mantiene en pie pintorescas construcciones de estilo colonial, art noveau y art decó, convirtiéndolo en Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. La Iglesia de San Francisco, la Casa de la Pólvora, la Plaza de los Poderes, la Catedral, el Monasterio de San Benito, la Iglesia de Nuestra Señora del Carmen y la Casa de los Azulejos son algunas de las edificaciones que perduran entre otras pequeñas casitas pintadas en tonos pasteles, murales, cafeterías, tiendas y restaurantes.

Por la tarde, justo a tiempo para ver el atardecer más hermoso de todos, hay que dirigirse a la praia do Jacaré, ubicada en el río Paraíba del Norte. Allí, desde hace décadas el saxofonista Jurandy del Sax interpreta el Bolero de Ravel, mientras el sol se va escondiendo, regalando un espectáculo inolvidable. Tras ello es posible quedarse para tomar algo o comprar artesanías en los locales de la rivera del río.

Si de playas se trata, João Pessoa cuenta con 117 kilómetros de costa. En la ciudad misma están Bessa, Intermares -que destaca por sus olas ideales para el surf-, Manaíra, Tambaú -famosa por sus espectaculares aguas turquesas-, Cabo Branco y Gramame. Pero si la idea es alejarse de las grandes multitudes, lo mejor es viajar un poco hacia el sur, para visitar las playas de Jacumá, Tabatinga, Carapibus y Coquirinho, que ofrecen paisajes totalmente paradisíacos. 

Pero si hay algo que hace conocido a João Pessoa, son sus piscinas naturales. A 800 metros de la playa de Tambaú se encuentra Picaozinho, un punto ideal para hacer snorkel por la transparecia de sus aguas y la enorme vida que habita en ellas, entre peces y corales.

También vale la pena visitar la Ponta do Seixtas, donde se encuentra la playa más oriental de América. Allí, desde un acantilado se obtienen hermosas vistas del océano Atlántico junto al Farol do Cabo Branco.