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Francia

Lyon

Lyon
Lyon es una hermosa ciudad ubicada en el este de Francia, en la región de Auvernia-Ródano-Alpes. Es la tercera ciudad más grande de Francia después de París y Marsella, y tiene una historia de más de 2.000 años, durante los que fue capital de la Galia en el Imperio Romano, pasando por ciudad comercial en la Edad Media, para después convertirse en la capital mundial de la seda a partir del siglo XVI.

Su patrimonio arquitectónico es un reflejo de esta prosperidad, lo que dio como resultado que sus barrios más antiguos fueran declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Además, la ciudad tiene una de las gastronomías más reconocidas del país, con platos como la cervelle de canut, la quenelle y los bugnes.

Construida sobre dos colinas y alrededor de los ríos Ródano y Saona, Lyon te hará caminar por calles adoquinadas, traboules y grandes avenidas, recorrer colinas, saltar de un puente a otro y pasear por las orillas de los ríos que harán que quieras volver incluso antes de haberte ido.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Lyon es de mayo a septiembre, cuando las temperaturas son agradables, los días son largos y cálidos y hay poca probabilidad de lluvia.

Clima

Lyon tiene un clima templado, con veranos calurosos e inviernos fríos. La temperatura media en verano es de alrededor de 25 °C, pudiendo alcanzar los 35 °C durante los días más calurosos, mientras que en invierno la temperatura puede caer bajo cero y son normales las nevadas. Si bien las lluvias son relativamente uniformes a lo largo del año, el otoño y la primavera tienden a ser las estaciones más lluviosas.

Gastronomía

Lyon es conocida como la capital gastronómica de Francia, lo cual quiere decir mucho en un país cuya cocina de por sí es excelente. Explorar lo que tiene que ofrecer en cuanto a comida es, sin duda, una de las principales cosas que se deseará hacer.

Prueba platos locales como la andouillette (un tipo de salchicha), el saucisson brioche (una salchicha envuelta en hojaldre), el cervelle de canut (queso blanco con hierbas) o el saint-marcellin (queso de cabra blando) acompañados de un buen vino.

La lista sigue y es inabarcable: sopa de cebolla, quenelle (una albóndiga ovalada de harina, mantequilla y algún tipo de carne, servida en salsa), grattons (trozos de carne cocinados con grasa que se sirven fríos), petit salé (lentejas , carne y verduras), tablier de sapeur (tripas rebozadas), bugnes lyonnaises (una especie de buñuelos) o la famosa tarta lyonnaise (una tarta de praliné rosa) son algunas de las tantas comidas que podrás probar en tu viaje. ¿Dónde? Busca los bouchons históricos, restaurantes tradicionales con el letrero "Authentique Lyonnaise Bouchon", en el casco antiguo de la ciudad.

Qué ver

Tus días en Lyon te esperan con varias cosas para ver. Subir en funicular hasta la basílica Notre-Dame de Fourvière, construida entre 1872 y 1896 sobre la colina de Fourvière, es una de las mejores cosas que hacer. Esta iglesia, en la que se mezclan los estilos románico, gótico y bizantino, podrás verla desde cualquier punto de la ciudad. También merece la pena entrar en su interior para admirar los mosaicos bizantinos, varias estatuas de personajes religiosos, columnas de mármol de Carrara, magníficas vidrieras y la cripta dedicada a San José. Después da un paseo por el tranquilo jardín du Rosaire, un parque que también cuenta con buenas panorámicas de la ciudad y el río.

La catedral de San Juan Bautista, construida entre 1180 y 1480 a orillas del río Saona, es otro de los templos religiosos más importantes, con una arquitectura que transiciona del estilo románico al gótico. Su fachada fue realizada con piedra de antiguos monumentos romanos, y el interior alberga el verdadero tesoro, el reloj astronómico del siglo XVI, además de la capilla de los Borbones y las hermosas vidrieras de colores.

El Vieux Lyon, situado a los pies de la colina Fourvière, junto al río Saona, es el barrio más antiguo y con más encanto de la ciudad. Declarado Patrimonio de la Humanidad, está dividido su vez en tres: Saint-Georges, Saint-Jean y Saint-Paul. Observa las coloridas fachadas y encuentra los traboules, unos pasajes que permiten cruzar por el corazón de las manzanas, pasando de una calle a otra a través de los patios interiores de los edificios. Entre los más famosos está el Tour Rose, aunque hay más de 500 en toda la ciudad. Otros lugares destacados de esta zona son la calle de Saint-Jean, la plaza Benoît-Crépu y las iglesias de Saint-Georges y de Saint-Paul, además de ser un lugar genial donde entrar a un bouchon y probar las especialidades gastronómicas de León.

Se conservan también algunos monumentos importantes de los años en los que la ciudad fue capital de la Galia y era conocida como Lugdunum, como el teatro Romano y el Odeón. Construido hace más de dos mil años en la colina de Fourvière, el Teatro Romano mantiene su gradería y se ha restaurado para acoger espectáculos, pudiendo albergar hasta 10 mil personas. El Odeón, por su parte, fue construido en el 100 d.C., y era un teatro cubierto que se utilizaba para actuaciones musicales. Para conocer mejor la historia de los romanos en esta ciudad y ver algunas piezas importantes como la mesa claudiana, los mosaicos y el calendario Coligny, visita el Museo Arqueológico Romano Lugdunum, situado justo al lado.

Otros vestigios de aquella época son las termas Romanas, el anfiteatro de las Tres Galias, el mausoleo en la plaza Wernert y la iglesia de San Irenaeus, que tiene una cripta con los restos de los primeros mártires cristianos.

Además de la arquitectura histórica y religiosa, en Lyon destacan más de 150 murales repartidos por la ciudad. Estas obras de arte callejero cuentan historias de la ciudad, de sus personajes más célebres y escenas de la vida diaria. Entre los más famosos están el Mur des Canuts, de más de 1.200 m2, le Mur du Cinéma, la Bibliothèque de la Cité y el Mur des Lyonnais, un mural con personajes importantes en la historia de la ciudad como los hermanos Lumière y Antoine de Saint-Exupéry, autor de El Principito.

Si te interesan los museos, entre los más interesantes se encuentran el Institut Lumière, situado en la antigua casa de familia de los hermanos Lumière, que contiene una réplica del cinematógrafo que inventaron en 1895 y que proyectó la primera sesión de cine a través de imágenes en movimiento, el Museo de Bellas Artes, que alberga una de las colecciones más valiosas del país con piezas del antiguo Egipto y pinturas de maestros como Picasso y Van Gogh, el Museo Gadagne, formado por el Museo de Historia de Lyon y el Museo de las Marionetas del Mundo, y el Museo de las Confluencias, que te hará dar un paseo por la historia de la humanidad.

Otro sitio interesante es Bellecour, la plaza peatonal más grande de Europa y el kilómetro cero de la ciudad. Desde allí parten varias de las calles comerciales más importantes. También merece la pena visitar la Ópera Nacional, inaugurada en 1831 y rediseñada más de 150 años después, cuando se le añadió un techo abovedado de metal y cristal.

Como ciudad situada entre dos ríos, dar un paseo por las orillas del Saona y el Ródano es imprescindible. Durante el recorrido por el Saona puedes ver varios edificios históricos como la iglesia de St. George o la catedral, mientras que el paseo por la orilla del Ródano te permite llegar hasta el bonito parque de la Tête d'Or, un enorme oasis de tranquilidad. Entre los puntos que ofrecen mejores vistas del río están el Pont Bonaparte y la Passerelle Saint Vincent en el río Saona, mientras que en la orilla del Ródano tienes una zona verde situada frente al Hôtel-Dieu, perfecta para ver el atardecer.

Para terminar el día ve a la plaza peatonal des Terreaux, en el barrio de Presqu'île, rodeada de cafeterías y bares y flanqueada por el Hôtel de Ville y el Palacio de Bellas Artes. A la noche, el espectáculo que dan los chorros de agua del suelo y la iluminación crean un ambiente mágico.

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