La capital del estado de Alagoas tiene las miradas de los viajeros puestas hace tiempo en sus grandes atractivos. Un centro histórico patrimonial, edificaciones y palacios asombrosos, paisajes naturales destacados por su biodiversidad y, por supuesto, las más hermosas playas que se pueden imaginar, son parte de su propuesta que en poco tiempo ha levantado a Maceió como uno de esos destinos a los que hay que ir al menos una vez en la vida.

La mejor época para viajar a Maceió es entre septiembre y marzo, pues, si bien las temperaturas son altas durante todo el año, esos son los meses con menor cantidad de precipitaciones. Cabe destacar que enero, febrero y julio componen la temporada alta turística, con gran afluencia de viajeros locales.

Su ubicación inmejorable en el nordeste brasileño hace que Maceió tenga un clima muy agradable a lo largo de todo el año. En general, las temperaturas máximas van de los 27°C a los 32°C, siendo la época más "fría" julio y agosto, y la más cálida, marzo. Las lluvias pueden darse todo el año, sobre todo entre abril y agosto, pero suelen durar algunas horas, abriendo luego el paso al sol.

Al ser una ciudad costera, Maceió tiene una amplia carta de pescados y mariscos. Camarones, cangrejos, pescados y langostas son algunas de las delicias que se pueden pedir en la mayoría de sus restaurantes, como también la famosa carne de sol, que se prepara dejándola secar varios días al sol natural. Por supuesto, la tapioca es fácil de encontrar tanto en versión dulce como salada, y se puede acompañar con agua de coco o jugo de frutas. De postre, nada mejor que un helado de cajá.

La mayoría de la oferta gastronómica de Maceió se reúne en torno a la Avenida Doctor Antonio Gomes de Barros y, por supuesto, frente al mar, con los clásicos puestos playeros para disfrutar de rica comida sin moverse de la arena.

A pesar de ser una ciudad muy pequeña, Maceió tiene un centro histórico de impactante belleza, marcado por su arquitectura clásica que deleita con su patrimonio. Para conocerlo hay que dirigirse al barrio de Jaraguá, cuyas casas y edificaciones ofrecen panoramas entretenidos, como museos, restaurantes, bares y tiendas. Paseando por él hay que hacer una parada en la Catedral Metropolitana, con su infraestructura neoclásica del siglo XIX, y también en el Museo de Arte Pierre Chalita, ideal para conocer la historia de Maceió. Además, hay que caminar por el área histórica de Jarguá, con casas, palacios y almacenes del siglo XIX.

Cómo no, otro imperdible es dar una caminata por todo el borde costero, recorriendo las diferentes playas de la ciudad; si es posible, el atardecer hay que verlo en Ponta Verde y quedarse allí hasta la noche para disfrutar de la mejor vida nocturna de la ciudad. Pero antes, resulta entretenido visitar el Museo de Antropología y Arte Théo Brandao que, ubicado en una hermosa mansión con vista al mar, guarda muestras del patrimonio histórico y cultural de Maceió.

No muy lejos, el Mercado do Artesanato sorprende por su propuesta totalmente diferente a la clásica artesanía que se acostumbra ver en Brasil. Allí, verdaderos profesionales han creado objetos en madera, cuero y cerámica a los que nadie se puede resistir. Por su parte, en Pontal da Barra se puede adquirir la típica artesanía local, que además permite disfrutar de hermosas vistas a la isla Carito, ubicada en la laguna interior y, por qué no, relajarse también en sus piscinas naturales.

Al sur de la ciudad existen dos lagunas de impactante belleza. La lagoa do Mundau resguarda un enorme manglar y divsersas especies marinas, además de pequeñas islas habitadas por pescadores. Manguaba, por su parte, ofrece un entretenido paisaje, al unirse con el estuario de Paraíba do Meio y el río Sumaúma.

Para continuar con la naturaleza, el Parque Municipal de Maceió alberga una infinita variedad de flora y fauna, con caimanes, aves, tortugas, perezosos, zorros, halcones, serpientes y muchos otros animales, además de 253 especies de plantas.

Tres son las principales playas que se encuentran a la mano en la ciudad de Maceió. La más popular es Jatiúca que, según dicen, reúne a los restaurantes con las mejores tapiocas de la ciudad, y también a los aficionados al surf, pues ofrece muy buenas olas. Hacia el sur le sigue Ponta Verde, famosa por sus atardeceres espectaculares, y luego está Pajuara, donde las aguas ya se comienzan a ver de colores turquesa; cuando la marea está baja, un banco de arena se asoma, permitiendo disfrutar de cálidas piscinas naturales en las que fácilmente se puede admirar la vida submarina.

Sin embargo, la costa de Maceió tiene más de 40 kilómetros, pero las mejores playas se encuentran al sur de la ciudad. Una de ellas es la praia do Francés, ideal para practicar deportes náuticos por la calidad de sus olas. Gunga, en cambio, es más tranquila y su paisaje es todo lo que imaginamos cuando pensamos en el nordeste: aguas turquesa y arena blanca.

Unos 120 kilómetros al norte se hallan los pueblos de Maragogi y Japaratinga. El primero es conocido como "el Caribe brasileño" por la calidad de sus playas, valiendo mucho la pena viajar para conocerlas.