Madrid
Para muchos, Madrid es la
puerta de entrada no sólo hacia España, sino a toda Europa. Y vaya qué buena
decisión toman los que así la consideran. Y es que entre edificios que guardan
siglos de historia, palacios, plazas centenarias, fuentes, puertas y parques, la
capital española guarda tesoros invaluables en cada rincón.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Madrid
es durante primavera y otoño, pues las temperaturas de la ciudad son muy
agradables –ni tan frías ni tan calurosas– y se evita la temporada alta
turística.
Clima
En general, Madrid tiene un
clima seco, con inviernos muy fríos y veranos bastante calurosos. En el primer
caso, las máximas no suelen superar los 6°C con algunas probabilidades de
lluvia y nevadas ocasionales; por su parte, el verano llega con temperaturas
que bordean generalmente los 30°C.
Gastronomía
Salir a comer en Madrid es
prepararse para una explosión de sabores únicos en el mundo. Imposible no
partir por las tapas, pequeños bocadillos que se suelen servir con las cañas o
vasos de cerveza. Aunque muchos restaurantes las sirven de manera gratuita,
también es común el “irse de tapas”, probando preparaciones como la tortilla de
papas, los pinchos con jamón serrano, las aceitunas sevillanas, las croquetas
de papa, los calamares apanados y las gambas al ajillo.
Como plato de fondo, no pueden
faltar los callos a la madrileña, un plato caliente hecho con tripas de vaca y
lo que en Chile se conoce mi “guatitas”, cocinados en forma de guiso. Otro
clásico es el cocido madrileño, que lleva fideos, garbanzos con verduras y
carnes.
Al menos una vez, durante el
desayuno hay que comer churros con chocolate caliente. Un clásico para
probarlos es la Chocolatería San Ginés, al que hay que llegar temprano para
evitar las largas filas.
Qué ver
La mejor forma de comenzar a
conocer Madrid es tomar el metro y bajarse en la estación Puerta del Sol, el
kilómetro cero de la ciudad. Allí se encuentra la Casa de Correos y la famosa
estatua del Oso y el Madroño, rodeado por un incesante comercio que se extiende
por calles y calles, hasta llegar a la famosa Plaza Mayor.
A esta explanada se puede
entrar por sus nueve puertas de acceso, sorprendiendo con los hermosos
edificios que la rodean. Allí hay que conocer tres lugares: la estatua de
Felipe III, la Casa de la Panadería y el Arco de Cuchilleros, una de sus
puertas. También es un excelente lugar para sentarse a comer o tomar algo en
alguno de sus restaurantes, aunque suelen tener precios elevados por lo
turística que es la zona.
En las afueras de la Plaza
Mayor se alza el Mercado de San Miguel, el epicentro gastronómico de Madrid.
Inaugurado en 1916 y remodelado en los últimos años, en él hay 23 puestas fijos
y seis móviles, que ofrecen los más ricos y tradicionales sabores locales,
desde platos fuertes hasta helados y bollería.
Sin duda, el gran punto de
interés del centro de Madrid es el Palacio Real. Es un enorme edificio que data
del siglo XVIII, construido originalmente para ser la residencia de los reyes
de España, aunque hoy se utiliza para recepciones, ceremonias y actos oficiales.
En sus alrededores hay diversos puntos de interés, como el Campo del Moro y los
Jardines de Sabatini, además de la Catedral de la Almudena.
A pocas cuadras se halla el
Templo de Debod, que se construyó en Egipto hace más de dos mil años, hasta que
dicha nación se la regaló en agradecimiento a España, reinaugurándola allí en 1972.
Se puede acceder a su interior y también visitarlo por fuera, para disfrutar de
sus jardines y los hermosos colores del atardecer.
Desde el Templo de Debod es
fácil acercarse hasta la Gran Vía, la avenida turística más famosa de Madrid,
que reúne lo mejor del comercio y la vida gastronómica de la ciudad. Ésta
termina justo en la famosa Plaza de Cibeles, con su icónica Fuente de Cibeles e
impresionantes edificios históricos rodeándola. Entre ellos destacan el Palacio
de Cibeles, el Palacio de Buenavista, el Banco de España y el Palacio de
Linares.
Al dejar la Plaza de Cibeles
vale la pena hacer una caminata por el Paseo del Prado hasta llegar al Museo
del Prado, que reúne obras hechas entre los siglos XVI y XIX por artistas de la
talla de Velázquez, Goya, El Greco, Rubens y El Bosco, con pinturas tan
aclamadas como Las Meninas y La Maja Desnuda.
La Plaza de Cibeles también es
un buen punto de partida para dirigirse a la Puerta de Alcalá. Ésta fue
construida en 1778 por Francisco Sabatini, el mismo que diseñó los jardines del
Palacio Real de Madrid, como una de las cinco puertas de acceso a la ciudad.
Desde allí, la siguiente parada
es, obviamente, el Parque del Retiro, el pulmón verde de Madrid. Su
construcción data del siglo XVII, como un espacio para el ocio del rey Felipe
IV, pero hoy está abierto a todo público. En su interior hay diversos puntos de
interés como el estanque junto al Monumento a Alfonso XII. También hay que
conocer el Palacio de Cristal y el Paseo de la Argentina, bordeado por las
estatuas de los reyes españoles. En total, el Parque del Retiro tiene 118
hectáreas para disfrutar de la naturaleza, hacer picnic o practicar deporte.
Los amantes del fútbol no pueden dejar Madrid sin haber visitado el Estadio Santiago Bernabéu, la sede del Real Madrid. Existe un tour para conocerlo por dentro, incluyendo zonas como los camarines, el museo y, por supuesto, la cancha.