Mannheim
Situada cerca de su confluencia de los ríos Rin y Neckar, Mannheim se encuentra en el suroeste de Alemania.
Las fábricas que rodean la ciudad son un recordatorio de los motores de la economía y la historia alemana. Dos importantes primicias del transporte tuvieron lugar en Mannheim: Karl Drais creó la primera bicicleta del mundo en 1817, y Karl Benz construyó el primer automóvil del mundo que combinó un motor de combustión interna y un chasis integrado en 1885. La ciudad hoy en día brilla con una animada escena cultural, un pintoresco centro urbano conocido como Quadratestadt y un palacio emblemático, el Barockschloss Mannheim.
Menos turistas que otros lugares de la región, Mannheim te espera con palacios, parques y lugares dedicados al arte y, como si fuera poco, con la puerta abierta para que desde aquí recorras la emblemática Ruta de los Castillos.
Cuándo ir
En general, la mejor época para visitar Mannheim es de mayo a octubre, cuando el clima es más moderado. Si prefieres evitar las multitudes de gente, evita los meses de verano. Sin embargo, si prefiere el calor, entre junio y agosto es la mejor opción.
Clima
El clima de Mannheim es moderadamente templado, con veranos cálidos y húmedos e inviernos fríos. Durante el verano, que va de junio a agosto, las temperaturas promedio oscilan entre los 20 °C y los 25 °C, con máximas que pueden llegar a los 30 °C en los días calurosos. Las lluvias son bastante frecuentes en verano. El invierno, de diciembre a febrero, es frío, con temperaturas medias entre 0 °C y 5 °C, y nevadas frecuentes.
Gastronomia
Sin importar lo que tengas ganas de comer, en Mannheim lo encontrarás: hay gastronomía alemana, asiática, turca, griega, mexicana, vietnamita y más.
Platos típicos como el Flammkuchen, una fina masa sobre la que se ponen diversos ingredientes (el clásico lleva crema fresca, cebolla y panceta) y se hornea a modo de pizza, el Schnitzel, carne de cerdo empanada y frita, acompañada con papas y ensalada , los Spätzle, un tipo de pasta que se parecen a fideos cortos que se sirven tanto de guarnición como plato principal, el Maultaschen, una especie de raviolis de carne que se cocinan en caldo o se fríen en mantequilla, o las salchichas alemanas, los encontrarás fácilmente. Para algo dulce, prueba el Apfelstrudel, la tarta de manzana típica de Alemania, y de aperitivo, un Apfelwein, una bebida similar a la sidra.
En la zona de Quadratestadt encontrará restaurantes, cafeterías y bares donde comer, tanto en los alrededores de Marktplatz como de Paradeplatz. En Luisenpark también hay opciones. En la torre Fernmelderturm hay un restaurante con hermosas vistas a la ciudad. En el barrio Neckarstadt-Ost hay restaurantes, cafeterías y panaderías agradables.
Qué ver
Conocido popularmente como la Quadratestadt, el centro de Mannheim tiene un diseño particular para el país, cuadriculado y organizado con números y letras. Así lo pensó el príncipe Friedrich IV, quien ordenó su construcción.
El corazón del Quadratestadt es Paradeplatz, una plaza de forma rectangular que es el centro neurálgico y comercial de la ciudad. Muy cerca hay otra plaza importante, la Marktplatz, creada poco después de la fundación de la ciudad en 1607, junto al antiguo ayuntamiento. Hoy es el centro de la vida pública y política de la ciudad, y el lugar donde se celebra el mercado todos los martes, jueves y sábados por la mañana.
Por otra parte, la Plaza Friedrichsplatz es uno de los principales puntos de encuentro para los habitantes de la ciudad, con zonas verdes, fuentes de agua art-nouveau, plantas y flores. Su pieza central es la Wasserturm, la Torre del Agua, una obra del siglo XIX de 60 m de altura que servía como depósito de agua potable para la ciudad y que se ha convertido hoy en uno de sus símbolos. Un buen momento para visitar esta zona es al atardecer, cuando todas las fuentes se iluminan y crean una preciosa panorámica.
El otro monumento famoso de Mannheim es el Barockschloss Mannheim, el mayor palacio barroco de Alemania. Ocupado en la actualidad por la Universidad de Mannheim, la estructura de 450 m de largo de arenisca amarilla y roja se construyó a lo largo de 40 años a mediados del siglo XVII, pero fue destruida casi por completo durante la Segunda Guerra Mundial.
El interior de este palacio barroco es una muestra del genio arquitectónico: la ornamentada escalera ceremonial y la Sala de los Caballeros te dejarán con la boca abierta, mientras que una visita por el interior te dará la oportunidad de deleitarte con casi 800 objetos, tapices, muebles, porcelanas, platería y pinturas. Junto al patio principal, además, se encuentran el Museo del Palacio y la iglesia barroca Schlosskirche.
La Jesuitenkirche, cerca de allí, es una iglesia jesuita construida entre 1733 y 1760, con campanarios dobles y un interior opulento con mármol policromado y pan de oro. Cuando Mozart pasó una temporada en Mannheim a finales del siglo XVIII, alabó su acústica y su ambiente.
Situado a orillas del río Neckar, el Luisenpark es el pulmón verde de la ciudad, un sitio con más de 40 hectáreas en el que podrás dar un paseo disfrutando de la naturaleza. En el centro del parque se encuentra el Kutzerweiher, un pequeño lago, además de numerosos jardines entre los que se encuentra un jardín de rosas y un jardín chino.
Con más de 212 metros de altura, el Fernmelderturm es el edificio más alto que se puede ver en Mannheim. Esta torre de telecomunicaciones está situada junto al río Neckar y el Luisenpark. Construida entre 1973 y 1975, tiene una plataforma de observación acristalada a 120 metros de altura que ofrece vistas panorámicas de la ciudad.
Del otro lado del río Neckar, el barrio Neckarstadt-Ost es conocido por sus calles tranquilas llenas de edificios del siglo XIX, los bares y cafeterías, el cementerio principal y el enorme Herzogenriedpark con su jardín de rosas, piscina y zoológico interactivo.
Desde Mannheim puedes visitar otras lindas ciudades. Heidelberg, a solo 20 km, tiene uno de los centros medievales mejor cuidados y más bonitos del país, coronado por un enorme castillo en lo alto de la colina. Maguncia (Mainz), a solo una hora hacia el norte, es el lugar donde nació Gutenberg, el inventor de la imprenta moderna, y cuenta con un importante patrimonio histórico y arquitectónico. Karlsruhe, a 60 km, es conocida como la ciudad abanico, debido a la peculiar forma en la que fue diseñada, y es conocida como una de las puertas de entrada a la Selva Negra.