Marbella
Situada en la provincia de Málaga, Marbella va del lujo, las fiestas y los yates en Puerto Banús, a un precioso centro histórico plagado de encanto, callejones estrechos y cuidados jardines, pasando por una gran variedad de playas perfectas para relajarse, y un entorno natural magnífico al abrigo de la hermosa sierra Blanca.
Hogar de fenicios, visigodos, romanos y árabes, la historia de este antiguo pueblo de pescadores empezó a finales de la década de 1950, cuando comenzó a crecer y se convirtió en residencia de verano para numerosos ricos y famosos de todo el mundo, gracias a su clima cálido y a sus muchos días de sol.
Aunque todos los puntos de interés de la ciudad se pueden visitar en una mañana, es recomendable pasar al menos un día completo para disfrutar de sus playas, acercarse al lujoso Puerto Banús y sentir el ritmo de la ciudad.
Cuándo ir
En general, el clima de Marbella es agradable durante todo el año, lo que lo convierte en un destino popular tanto si quieres ir en verano y aprovechar las playas, como si prefieres ir en otoño y primavera para evitar las multitudes y disfrutar de temperaturas agradables .
Clima
El clima en Marbella es normalmente mediterráneo. Los meses de verano, de junio a septiembre, son cálidos y secos, con temperaturas máximas que suelen estar en torno a los 30-35 °C, pocas lluvias y muchas horas de sol. Durante el invierno, de diciembre a marzo, los días son más frescos y húmedos, con temperaturas máximas en torno a los 15-20 °C y algo más de lluvia, aunque la mayoría de los días son soleados y agradables.
Gastronomía
La gastronomía es uno de los factores que atrae a ricos y famosos a Marbella, aunque no es necesario sentarse en un restaurante con estrellas Michelin —que los hay— para disfrutar de una buena comida en la ciudad. De hecho, los platos locales más tradicionales son los más ricos y puedes conseguirlos en muchos restaurantes tan buenos como accesibles. Los espetos, sardinas ensartadas en bambú y asadas al fuego; la fritura malagueña, un plato de pescado frito, o las gambas al pil pil, camarones con ajo y chile, son los platos más pedidos. Cuando hace mucho calor, un gazpacho bien frío hecho con tomate, pimiento, pepino y ajo, resulta perfecto.
En el centro histórico encontrarás restaurantes en todas sus calles; la plaza de los Naranjos es un lugar popular para comer, ya que cuenta con restaurantes y cafeterías que ofrecen cocina tradicional andaluza e internacional. También puedes encontrar una gran cantidad de restaurantes a lo largo de la calle principal de la ciudad, la Avenida Ricardo Soriano, y en las calles aledañas. Si tienes planificado un día de playa, hay muchos restaurantes en sus orillas que sirven pescados y mariscos frescos. En Puerto Banús, por su parte, hay una gran variedad de restaurantes de alta categoría que ofrecen cocina mediterránea e internacional.
Qué ver
Empieza tu día bien temprano en la avenida del Mar, con diez esculturas en bronce diseñadas por Salvador Dalí, que definitivamente convierten el paseo en un pequeño museo al aire libre. La avenida comunica el parque de la Alameda con el paseo Marítimo; si sigues hasta este último, puedes disfrutar un rato del mar, mientras que si te acercas al parque de la Alameda, te encontrarás con una gran fuente circular rodeada de bancos con hermosos azulejos andaluces pintados a mano y frondosos árboles, y estarás en la entrada del casco antiguo
Subiendo por la calle Valdés desde la Alameda, llegarás a la plaza de los Naranjos, el centro neurálgico del casco antiguo. Construida después de la reconquista cristiana en 1485, esta plaza se encuentra rodeada de casas blancas de estilo andaluz y varios edificios históricos como la casa Consistorial, la casa del Corregidor y la ermita de Santiago, el templo religioso más antiguo de la ciudad. El centro de la plaza está ocupado por una bonita fuente renacentista y numerosos naranjos que le dan color y nombre, además de varios restaurantes y cafeterías con mesas al aire libre donde tomar algo mientras ves el ajetreo diario.
El casco antiguo de Marbella es uno de los más extensos de Europa, por lo que es casi obligatorio dedicarle tiempo para recorrer el entramado de sus calles estrechas de baldosas rojas y trazado árabe. Te enamorarás de sus casas de un blanco impoluto rematadas con tejados de terracota, balcones enrejados, buganvillas y flores por doquier, tiendas de artesanía local y los bares tradicionales donde tomar algo acompañado de una tapa.
También en el casco antiguo se encuentra la calle Ancha, que termina en la bonita plaza de Santo Cristo. Esta calle señorial del siglo XIX, que unía el centro histórico con la zona norte, se caracteriza por sus casas nobiliarias con escudos esculpidos en sus fachadas y grandes balcones repletos de flores. Una vez llegues a la plaza de Santo Cristo, verás una ermita del siglo XV, una bonita fuente y, posiblemente, el mejor tablao flamenco de la ciudad, la casa de Ana María los Chatos.
Desde allí puedes llegar a las murallas de la antigua Alcazaba, las ruinas de la fortificación construidas en la ciudad durante el período moro entre los siglos XI y XII. Son el vestigio de la civilización musulmana más importante que se conserva en la ciudad e impresiona por sus imponentes murallas y torres defensivas.
Desde allí puedes ir al interesante Museo del Grabado Español Contemporáneo, situado en un precioso edificio renacentista del siglo XVI. Alberga obras de algunos de los grandes maestros del arte como Pablo Picasso, Joan Miró y Salvador Dalí, entre otros pintores principalmente españoles.
Luego puedes ir a la iglesia de Santa María de la Encarnación, que destaca por su magnífica portada de piedra roja, de estilo rococó, y una torre de más de 50 metros de altura, mientras que en el interior alberga el órgano del Sol Mayor y un retablo de estilo barroco. Al salir de la iglesia, luego de recorrer las calles aledañas, puedes ir a la capilla de San Juan de Dios, un coqueto templo que formaba parte del antiguo Hospital Real, construido por los reyes Católicos tras la toma de la ciudad.
Para dejar el casco antiguo y conocer la zona de lujo que le ha dado la fama de glamour a Marbella, ve a Puerto Banús, a solo 6 kilómetros del centro. Centro de vida nocturna de la costa del Sol para ricos y famosos, allí verás lujosos yates de varios metros de eslora, coches de alta gama, boutiques exclusivas y clubes nocturnos. Además del paseo por el puerto hasta el mirador del muelle de Honor, puedes darte un baño en la playa de Puerto Banús y acercarte al faro, desde donde tendrás unas excelentes vistas al pico de La Concha.
En los alrededores de Marbella hay otros sitios que puedes conocer. Las dunas de Artola, a 15 kilómetros, albergan vegetación nativa y rodean una playa accesible por una pasarela. El castillo de Colomares, situado en Benalmádena, fue construido para rendir homenaje a Cristóbal Colón y el descubrimiento de América. Ronda y Setenil de las Bodegas, dos de los pueblos más bonitos de Andalucía, se encuentran tan cerca que puedes conocerlos en un día.
Playas
Aunque Marbella cuenta con 23 playas a lo largo de sus 27 kilómetros de costa, entre las más cercanas al centro urbano destacan la de Venus, una de las más concurridas, la de Nagüelles, situada junto al Marbella Club, y la de Bounty, perfecta para relajarse escuchando música chill out en alguno de sus chiringuitos o tumbarse bajo la sombra de una palmera.
Si viajas con niños, la playa de la Bajadilla, de aguas tranquilas y poco profundas, es ideal, ya que además cuenta con todos los servicios y varios locales para tomar algo o comer. La playa El Faro, al oeste del puerto, si bien no es la más grande, tiene un arco de arena bañado por aguas que llegan hasta las rodillas, ideales para que los más pequeños se bañen tranquilos.