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Morelia

Morelia

Pequeña y todo, la “ciudad rosa” tiene un encanto propio que nadie debe dejar de conocer. Su centro histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad y está compuesto por cientos de construcciones y monumentos que narran el pasado prehispánico y colonial de Morelia, manteniendo intacta su esencia hasta el día de hoy.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Morelia es entre los meses de octubre y marzo, pues las temperaturas son cálidas pero no en extremo. Además, se evita la temporada de lluvias.

Clima

El clima de Morelia es caluroso durante todo el año. Si en invierno las máximas no bajan de los 22°C, en verano éstas pueden llegar a alcanzar los 30°C, coincidiendo con la época lluviosa que va de junio a septiembre.

Gastronomía

Morelia es el mejor lugar para degustar la gastronomía del estado de Michoacán, que mezcla los sabores tradicionales indígenas con la herencia colonial. Así, entre las preparaciones más clásicas se encuentran los uchepos, tamales hechos con choclo fresco, generalmente cubiertos con crema. Otro emblema son las corundas, tamales con queso fresco cubiertos con crema y salsa de tomate en forma de pequeños bocaditos. También vale la pena probar las enchiladas placeras, tortillas de pollo frito acompañadas con ensalada de papa y zanahoria, con cubierta de chile.

Morelia también se caracteriza fuertemente por su tradición de dulces, siendo la nieve de pasta un imperdible, helados preparados con diferentes ingredientes, siendo el de tres leches uno de los más clásicos. Otro dulce típico es el ate, cuadraditos de fruta cocida con azúcar que se suelen comer con queso.

Qué ver

Como toda buena ciudad mexicana, el recorrido debe comenzar por el centro histórico. Éste fue declarado Patrimonio de la Humanidad y le dio a Morelia el apodo de la “ciudad rosa” porque gran parte de sus construcciones fueron hechas con piedra cantera rosa. Vale la pena darse una vuelta para ver la hermosa arquitectura del lugar y disfrutar de un café o de un trago en los locales que allí abundan.

En el corazón del centro se halla la Plaza de Armas y, frente a ella, la Catedral con sus torres gemelas consideradas las más altas del país; si puedes, entra a la hora de la misa para que escuches el sonido de su particular órgano tubular. Muy cerca está el Museo Regional Michoacano, que narra la vida durante las épocas prehispánica, virreinal y moderna, desde un punto de vista histórico, arqueológico y artístico.

A algunas cuadras del centro está el Callejón del Romance, que debe su nombre a que en él se encuentra escrito el poema Romance de mi ciudad de Lucas Ortiz. Allí podrás ver 19 construcciones que han sido declaradas Monumento Histórico, la mayoría hechas con piedra rosa y decoradas con hermosas fuentes y buganvilias de colores.

Junto al callejón verás la Fuente de Las Tarascas, una emblemática escultura que muestra a tres mujeres sosteniendo una bandeja con fruta regional. Por ella pasa el famoso acueducto, que se extiende con sus 253 arcos que, entre los siglos XVIII y XX llevaban el agua de la ciudad.

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