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Nápoles

Nápoles

Nápoles, la urbe más poblada del sur de Italia, fue fundada en el siglo VII a.C. como ciudad griega, para convertirse luego en un enclave romano, bizantino, normando y borbón. Esto ha dejado una enorme riqueza histórica, artística, cultural y gastronómica que llevó a la UNESCO a declarar su centro histórico​ Patrimonio de la Humanidad.​ 

Hoy en día es una de las ciudades más visitadas de Italia, con todos los motivos. Si te encuentras viajando por el país o por Europa y quieres una mezcla de auténtica y caótica vida italiana, exquisita gastronomía de fama mundial, historia, arquitectura, leyendas y cercanía a sitios naturales, Nápoles debe estar en tu itinerario.

Cuándo ir

Si bien de mayo a septiembre es el mejor clima para visitar Nápoles, durante julio y agosto suele haber más aglomeraciones y precios más altos. De abril a junio, y en septiembre y octubre, hay mayor oferta de alojamiento, además de ser la época ideal para los festivales. Ten en cuenta que puede haber algunos días de lluvia.

Clima

El clima de Nápoles es mediterráneo, con inviernos templados y lluviosos, y veranos calurosos y soleados. En el invierno, de diciembre a febrero, la temperatura oscila entre los 4 °C y los 15 °C. Los meses más lluviosos van de octubre a febrero, cuando llueve entre 100 mm y 160 mm mensuales. En otoño y primavera disminuyen las lluvias, mientras que en el verano son muy raras, aunque hay algunas tormentas de vez en cuando. De junio a agosto la temperatura oscila entre los 18 °C de mínima y los 35 °C de máxima.

Gastronomía

El paso de griegos, romanos y, posteriormente, franceses y españoles, ha dejado en la cocina napolitana un legado gastronómico visible hasta el día de hoy.

La pizza napolitana es el plato imprescindible. La mejor de Italia, y tal vez del mundo, considerada en sus inicios como un plato de pobres, se ha convertido en Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Variedades de origen local como la margherita (muzzarela, albahaca y tomate), la marinara (tomate, ajo, orégano y aceite) y la bufalina (salsa de tomate, tomates cherry y mozzarella de búfala) son las clásicas, y en cualquier lugar que las comas van a ser riquísimas. 

La singular pizza fritta es una variante de la pizza y un clásico de la comida callejera de Nápoles, que consiste en una pequeña pizza que se cierra sobre sí misma y se fríe. Otro infaltable que verás en las calle es el cuoppo di mare, un cucurucho repleto de frituras, normalmente pescado (boquerones, calamares, cangrejo, bacalao), aunque puede ser de verduras, crocché (croquetas de papa) o arancini (bolas de arroz rellenas).

Con respecto a la pasta, aunque en Nápoles puedas comer la típica pasta alla puttanesca (con aceitunas, alcaparras, salsa de tomate, ajo, aceite y orégano), si te gustan los mariscos, aprovecha los productos de mar frescos y prueba alguna variedad como los spaghetti alle vongole (con mejillones y almejas) o los agnolotti ai frutti di mare (rellenos de pescado y marisco). Existen varios restaurantes ubicados en el barrio español en donde puedes probarlos. 

En cuanto a cosas dulces, la sfogliatella (un hojaldre con relleno cremoso) y el babà (una especie de profiterol bañada en ron) son los infaltables junto con un buen café. Sfogliatella Mary, el Gran Caffè Gambrinus (quizá el café más famoso de Nápoles) y la Pasticceria Bistrot Giovanni Scaturchio (una de las pastelerías más famosas de la ciudad) son de los mejores sitios donde conseguirlos.

Por otra parte, en la famosa Taralleria Napoletana o en el Mercado de Pignaseca podrás conseguir los taralli, una rosquilla que puede ser dulce o salada.

Si te gustan los licores, no dejes de probar un limoncello, a base de limones, o un nocillo, a base de nueces.

Qué ver

Toda visita por una ciudad europea seguramente comienza en su centro histórico. En Nápoles puedes caminar por la calle Spaccanapoli, una de las tres principales del casco antiguo, con más de 3.000 años de antigüedad, que da nombre a todo el barrio. Entre los lugares más importantes que puedes encontrar allí están la catedral, la Basílica de Santa Clara, la Piazza del Gesú, la Piazza de Santo Domingo Mayor y la Via San Gregorio Armeno. Además, es una parte importante de la vida cotidiana de la ciudad: motos por todos lados, tiendas con productos frescos, artistas y artesanos, niños jugando al fútbol, restaurantes de comida casera y los balcones de los napolitanos te harán mantener los ojos bien abiertos.

Uno de los símbolos de Nápoles es la Piazza del Plebiscito, una de las plazas más elegantes de la ciudad y también una de las más grandes de Italia. Desde allí puedes ver algunos de los edificios más importantes, como el Palacio Real, la Basílica de San Francisco de Paula, el Palacio de la Prefectura y el Palacio Salerno, o simplemente sentarte a tomar un helado y disfrutar observando la vida callejera.

La capilla de San Severo es uno de los principales museos de Nápoles, que alberga en su interior el Cristo Velato de Sanmartino, famoso por las transparencias del velo de mármol que envuelve su figura y que la han convertido en una de las mejores esculturas del mundo. 

El Castel dell´Ovo, literalmente traducido como Castillo del Huevo, es una ciudadela fortificada construida en 1128 sobre el islote de Megaride con maravillosas vistas al mar, el puerto y el Vesubio. El curioso nombre es porque, según la leyenda, el poeta Virgilio escondió un huevo mágico en sus cimientos, que protegió tanto el castillo como a la ciudad de las catástrofes. Otros excelentes miradores son el Castillo de Sant’Elmo y la Iglesia de San Antonio de Posilipo.

Otros lugares interesantes son el Castel Nuovo, o Castillo Nuevo, una fortaleza construida entre 1279 y 1282; la Galería Umberto I, construida entre el 1887 y 1890, con una enorme cubierta de hierro y vidrio y suelos de mármol con mosaicos de piedra que representan los signos del zodiaco; y el Quartieri Spagnoli o barrio de los españoles, que debe su nombre a los tiempos en los que la ciudad pertenecía al imperio español y sus tropas se alojaban allí.

¿Tienes ganas de conocer lugres cercanos? Visita Pompeya, una de las ciudades mejor conservadas del Antiguo Imperio Romano. Sube hasta el cráter del Vesubio para disfrutar de unas fantásticas vistas, haz una ruta por la Costa Amalfitana, repleta de coloridos pueblos, imponentes acantilados, aguas cristalinas y campos de olivos y limoneros, o conoce Capri, una preciosa y exclusiva isla rodeada por las aguas turquesas del mar Tirreno.

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