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Palermo

Palermo

Palermo, capital de la isla italiana de Sicilia, es un crisol urbano caracterizado por una historia y cultura diversas. Los griegos, romanos, árabes y normandos habitaron esta ciudad desde tiempos antiguos, dejando un gran patrimonio que abarca desde restos púnicos hasta casas de estilo art nouveau, pasando por residencias árabes y normandas hasta iglesias barrocas y teatros neoclásicos. Debido a esto, el conjunto Palermo árabe-normando y las catedrales de Cefalú y Monreale fue declararon Patrimonio de la Humanidad.


Hay razones para enamorarte en una visita a esta ciudad: ser el segundo centro histórico más grande de Europa, tener una gastronomía reconocida a nivel mundial, gozar de una hermosa arquitectura y playas de arena blanca y aguas cristalinas que la rodean son solo algunas.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Palermo es de mayo a octubre, cuando la temperatura es agradable y las precipitaciones son escasas. Si buscas disfrutar del sol y la playa, el mejor momento es el verano, de junio a agosto. Para visitar la ciudad, en cambio, se puede optar por la primavera, en abril y mayo, y principios de otoño, desde mediados de septiembre hasta mediados de octubre.

Clima

El clima en Palermo es mediterráneo, con inviernos templados, ventosos y lluviosos, y veranos calurosos, secos y soleados. El invierno, de diciembre a febrero, se caracteriza por períodos soleados que se alternan con otros nubosos y lluviosos. Febrero es el mes más frío, con 8°C de mínima y 15°C de máxima. En esta época, así como en el otoño, se acumulan las precipitaciones: diciembre y enero son los meses más lluviosos. El verano, por su parte, de junio a septiembre, es caluroso y soleado, con brisa y lluvias muy escasas. Agosto es el mes más caluroso, con temperaturas que oscilan entre los 23°C de mínima y los 34°C de máxima.

Gastronomía

La cocina siciliana es una de las más apreciadas e importantes de Italia. El desayuno típico es la granita, una especie de granizado, con brioche. El sfincione, a veces llamado la pizza siciliana, es otra comida común en la mañana: es un híbrido entre una focaccia y una pizza, cubierta de una sabrosísima salsa de tomate, aunque la receta original lleva también cebolla, anchoas y caciocavallo (queso típico de la región), pan rallado y aceite de oliva. 


Para el almuerzo o cena puedes probar sarde a beccafico, rollitos de sardinas rellenos de miga de pan, ajo, perejil, pasas y piñones; caponata, una ensalada de berenjenas, tomate, cebolla, aceitunas y alcaparras; anelletti al forno, una pasta gratinada; pasta con le sarde, preparada con sardinas, hinojo y azafrán; cus cus alla trapanese o cus cus con pescado; y carne a sfincione, lonjas de carne cubiertas con una salsa de tomate, queso, anchoas y cebolla.


Para la hora del café son típicos el pastel de almendra, la casatta, un bizcocho relleno de ricota dulce y trozos de chocolate, y el cannolo, una masa crocante también rellena de ricota dulce y terminada con pistachos.


Palermo es conocida por tener una de las mejores comidas callejeras del mundo. La reina es la arancine (que solo acá es femenina, es decir, arancina): una bola de arroz tradicionalmente rellena con salsa ragú (tomate, carne picada, arvejas, cebolla) y queso, luego empanizada y frita. En Ke Palle, en la popular calle turística Via Maqueda, hay una gran variedad de rellenos para probar, incluso veganos y vegetarianos. En cualquier friggitorie o puesto ambulante también puedes comer un pane e panelle, un sándwich relleno de una especie de buñuelo de harina de garbanzo. Suele acompañarse con cazzilli, croquetas de papa y perejil. El pani câ meusa, un pan blando con trozos de bazo y pulmón de ternera es otro clásico.


Vucciria, Ballarò e Il Capo son los mercados históricos de Palermo, donde hay varios vendedores ambulantes donde probar estas comidas. En cambio, para platos más elaborados, puede ir a algún restaurante en el centro histórico de la ciudad oa los alrededores de la Piazza della Kalsa, cerca del mar.

Qué ver

El mejor lugar para comenzar un recorrido por Palermo es el Palazzo dei Normanni, también conocido como Palacio Real de Palermo. Situado en la Piazza Independenza, es la representación perfecta de la mezcla cultural de la ciudad: construida para alojar a emires árabes, fue ocupada después por los normandos, que lo ampliaron, y luego por los españoles. Hoy es la sede de la Asamblea Regional de Sicilia. La joya es la capilla Palatina, obra maestra del estilo árabe-normando-bizantino, por muchos considerada la iglesia más bella de Sicilia.


San Giovanni degli Eremiti es una iglesia normanda medieval que destaca por la mezcla de estilos musulmanes y normando, y po sus brillantes cúpulas rojas, mientras que la catedral de Palermo es un verdadero crisol de estilos, desde cuyo tejado se puede tener una hermosa panorámica de toda la ciudad.


El cruce de Quattro Canti, las cuatro esquinas, marca la intersección de la Via Vittorio Emanuele y la Via Maqueda, con cuatro fachadas perfectamente simétricas que representan los cuatro santos patronos de Palermo. El Teatro Massimo -inaugurado en 1897, fue el mayor teatro de ópera de Italia y el tercero de Europa-, el Museo Arqueológico Regional -que se encuentra en un antiguo palacio- y la Fontana Pretoria -fuente emblemática del 1500, popular por su ornamentado diseño escalonado y sus estatuas de figuras mitológicas- son otros puntos destacados de ver.


Si quieres descansar de los monumentos y del ajetreo del centro de Palermo, dar un paseo por el Foro Italico, un gran jardín público situado junto al mar, con una amplia zona de césped, esculturas, árboles y bancos de colores, puede ser una excelente ocurrencia. Con las energías recargadas, el recorrido puede continuar por algunos de los tantos palacios, como Gangi, Chiaramonte Steri, Mirto o Zisa, o algunas de las innumerables iglesias. A 40 minutos de Palermo está la catedral de Monreale, declarada Patrimonio de la Humanidad, una obra maestra de la arquitectura, sobre todo en su interior.


Si luego del recorrido histórico quieres relajarte en la playa, cerca de Palermo encontrarás muchas dignas de fondo de pantalla. Hay de varios tipos: de arena, de piedras y de acantilados. Algunas son Mondello, Capo Gallo, Addaura, Cinisi y San Vito Lo Capo.


En los alrededores de Palermo, además, encontrarás hermosos pueblos. Puedes visitar Agrigento y el Valle de los Templos, o ir a conocer el volcán Etna, uno de los más activos del mundo, y subir hasta su cráter por alguno de sus senderos. Otras opciones son explorar la ciudad castillo de Castelbuono y el hermoso pueblo costero de Cefalú.


Para terminar el día, un aperitivo, una cena con una copa de buen vino italiano o perderse por las callejuelas del casco antiguo y terminar la noche bailando en un bar son el broche de oro de la experiencia palermitana.

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