En el acantilado de una montaña, a mil metros del suelo, un increíble monasterio se alza en los Himalayas. Es uno de los sitios más impactantes de Bután y de todo el valle de Paro, una obra arquitectónica que resulta difícil de creer. Pero más allá del famoso Nido del Tigre, esta zona del país ofrece un recorrido por algunos de los más hermosos tesoros religiosos y tradicionales de Oriente.

La mejor temporada para conocer Paro es entre marzo y mayo, y desde septiembre a noviembre. Si bien en esa época hay una alta afluencia de turistas, las temperaturas son agradables y se evitan los monzones.

Los fideos, el arroz y las verduras son la base de los sabores de Paro. En ese sentido, uno de los platos más tradicionales es el puta que, a pesar de su extravagante nombre, es bastante rico y sencillo: consiste en tallarines de trigo, fritos y rebosados con carne, verduras y salsas. Otros platos clásicos son los momos -bolas de masa rellenas de carne o queso-, los huevos revueltos en mantequilla, el daal-baat, o arroz con lentejas, y el tsampa, una sencilla preparación de harina de cebada con sal y mantequilla.

Uno de los primeros lugares que hay que visitar en Paro es el Museo Nacional de Bután. Se encuentra en un antiguo monasterio, albergando hoy más de tres mil obras de arte locales que narran milenios de historia nacional. Vale la pena conocerlo no sólo por su valor artístico, sino también histórico y arquitectónico.

Hacia el norte, al otro lado del río Wang Chu, se levanta el templo budista Jangtsa Dumgtseg Lhakhang, al borde de una colina. La leyenda cuenta que éste fue construido por el santo Thangtong Gyalpo para someter a una fuerza maligna y que la colina representa una serpiente negra en movimiento descendente.

Cerca se puede visitar la estupa de Satsam Chorten y Jangsarbu Lhakang. Sin embargo, el gran atractivo de Paro está mucho más al norte y se trata del Monasterio Tajtsang Palphug, conocido popularmente como el Nido del Tigre. Este clásico de Bután fue construido en 1692 sobre un acantilado a mil metros de altura. La leyenda cuenta que el Segundo Buda habría llegado hasta el lugar sobre un tigre volador, deteniéndose allí para derrotar a un demonio.

Para llegar al Nido del Tigre hay dos opciones: hacerlo a pie o a caballo. El camino va ascendiendo a lo largo de tres kilómetros hasta alcanzar los 2.600 msnm, pasando por un hermoso bosque de pinos. Poco a poco el monasterio se va acercando y las vistas hacia el valle de Paro se vuelven cada vez más impresionantes. Al llegar se puede recorrer el enorme complejo compuesto por varios edificios y una cueva sagrada en la que el Segundo Buda se habría detenido a meditar durante tres meses.

Moneda: ngultrum butanés

Corriente eléctrica: 230 V

Enchufes: tipo C

Propinas: no son obligatorias, pero son aceptadas

Vestimenta: de acuerdo con las tradiciones locales, es necesario visitar los templos, fortalezas y monasterios con pantalón y manga larga, y sin sombrero