Porto de Galinhas
Es fácil decir que Porto de Galinhas es uno de los destinos más hermosos de Brasil. Con un arrecife de 700 metros que recorre gran parte de la costa, frente a sus playas se han formado piscinas naturales convertidas en verdaderos acuarios, con miles de peces que se acercan sin miedo a los visitantes.
Por su parte, la pequeña villa ha abrazado a los turistas, con una oferta gastronómica en constante ascenso y una calidez humana que sólo el nordeste brasileño podría asegurar.
Cuándo ir
La mejor época para visitar Porto de Galinhas es entre septiembre y diciembre, pues es temporada baja, las temperaturas son agradables y existen pocas probabilidades de lluvia.
Clima
Porto de Galinhas tiene excelente clima a lo largo de todo el año. Mientras entre noviembre y abril las temperaturas suelen bordear los 30°C, el resto del año las máximas no bajan de los 27°C. Las lluvias suelen llegar entre junio y agosto, pero son breves, por lo que no debieran interferir en unas vacaciones perfectas.
Gastronomía
En los restaurantes locales se pueden probar las deliciosas preparaciones de la gastronomía del nordeste de Brasil. Entre sus platos destacan los pescados, los camarones, el pulpo, los berberechos y la carne seca. De postre, no hay que dejar pasar el clásico bolo de rolo, una masa muy fina rellena de guayaba, formando un resultado similar al brazo de reina; también es fácil encontrarse con preparaciones dulces como la cartola, el nego bom y el bolo Souza Leao.
La oferta gastronómica se desarrolla en el centro de esta encantadora villa, cerca de la playa de Porto.
Qué hacer
La mayoría de quienes llegan a Porto de Galinhas lo hacen atraídos por sus famosas piscinas naturales, ubicadas a sólo 200 metros de la playa central. La gran atracción son los pozos que se forman entre el arrecife de coral y el mar, donde una infinidad de peces llega para deslumbrar a todos quienes practican snorkel. A ellas se puede llegar nadando o a bordo de pequeñas embarcaciones (jangadas); en el primer caso, hay que considerar los horarios de subida y bajada de las mareas, pues para apreciar este espectáculo natural el agua debe tener al menos un metro de altura.
Si de playas hermosas se trata, Muro Alto se lleva la delantera. Bordeada por el mismo arrecife de coral en torno al cual se forman las piscinas naturales, sus aguas son de color turquesa y de una calidez inigualable, y están protegidas del oleaje, convirtiéndose en un lugar para toda la familia.
Hacia el sur se encuentra la playa de Maracaípe, igualmente hermosa, pero con algo más de oleaje, lo que la convierte en la favorita de los fanáticos del surf.