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Potosí

Potosí
Potosí, ubicada en el suroeste de Bolivia, en la meseta andina, fue una de las ciudades coloniales más importantes de Sudamérica, con una historia de esplendor, dolor y decaimiento.
 
Desde mediados del siglo XVI hasta mediados del XVII, cuando bajo el dominio español se explotó el cerro Rico -una de las mayores minas de plata del mundo-, Potosí fue una de las ciudades más ricas de toda Latinoamérica. Esto trajo aparejado derroche, la muerte de millares de esclavos que trabajaban en las minas y el posterior decaimiento cuando la extracción de plata del cerro comenzó a mermar.

Potosí, una de las ciudades más altas del mundo, es una parada obligada en un recorrido por Bolivia e incluso por Sudamérica. Aunque las tristemente célebres minas del cerro Rico son el mayor atractivo de la ciudad, ésta cuenta con otros sitios de interés. Pequeña y fácil de recorrer, podrás conocer edificios y zonas que son Patrimonio de la Humanidad, además de atestiguar la cultura local en cada esquina.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Potosí es de abril a octubre, durante la estación seca. Ten en cuenta que, especialmente de mayo a agosto, por la noche hace mucho frío. En abril y octubre las lluvias son un poco más frecuentes, pero las noches son un poco más templadas.

Clima

El clima de Potosí es templado semiárido con una gran amplitud térmica diaria: las temperaturas diurnas son suaves y bastante estables durante todo el año, pero las noches son frías, especialmente durante el invierno, de mayo a agosto, cuando normalmente caen por debajo de los 0°C. El invierno es seco y soleado, con una temperatura media de 6 °C, mientras que durante el verano, de diciembre a febrero, las lluvias son frecuentes y el promedio de temperaturas en el mes más cálido es de 11 °C. Si bien enero es el mes más lluvioso, las precipitaciones mensuales no llegan a los 100 milímetros.

Gastronomía

La cocina de Potosí, así como de otras ciudades andinas de Bolivia, se caracteriza por el amplio uso de papa, carne y ají amarillo. Muchos de los platos conservan sus raíces precolombinas, aunque la gran mayoría es producto del mestizaje.

Hay varias opciones para comer en la ciudad. La más barata y local, como en cualquier lugar del país, son los mercados. En el Casco Viejo se encuentra el Mercado Central, donde podrás encontrar todo tipo de comida típica boliviana, como el chicharrón (cerdo frito, acompañado de chuño -papa deshidratada- y mote de maíz), la fritanga, el fricasé (guiso picante con carne de cerdo, chuño negro y mote de maíz), el pique a lo macho (carne, salchichas, huevos cocidos, pimientos, cebollas y tomates, con una base de papas fritas), el ají de carne y el ají de fideo.

A lo largo de la estrecha calle Junín hay lugares increíbles y baratos para comer, desde puestos de comida callejera que sirven empanadas y batidos de fruta, hasta bonitos restaurantes donde probar tanto carnes como pizzas hechas en horno de leña.

Qué ver

No se puede entender realmente la historia de Potosí hasta que no se entiende la historia del cerro Rico. En 1547 un pastor fue en busca de uno de sus animales perdidos cuando, para pasar la noche, prendió un fuego que iluminó la plata de sus paredes. Los conquistadores españoles se enteraron y tomaron posesión del cerro, y comenzaron a explotarlo con el trabajo esclavos de indígenas y africanos (aparejando la muerte de unos seis millones de ellos debido a los habituales derrumbes), hasta que en 1650 comenzó el declive.

Una excursión te permitirá conocer el mercado donde los mineros se abastecen del material para trabajar en la mina, que hoy contiene principalmente zinc, y donde puedes comprar hojas de coca para regalar a los obreros. Luego entrarás a las minas para descender entre galerías estrechas, pasadizos oscuros y caminos rocosos. Allí conocerás a los trabajadores, podrás conversar con ellos y ver cómo extraen el mineral. También conocerás a El Tío, una efigie diabólica que protege a los mineros a cambio de ofrendas de cigarrillos, alcohol y hojas de coca. Si sufres claustrofobia no es recomendable que entres a la mina.

La Casa Nacional de Moneda, hoy en día un museo con una colección de arte contemporáneo y religioso, así como algunos objetos de la época colonial, era el lugar donde la plata del cerro Rico se convertía en monedas antes de ser enviada a España.

Caminando por el Casco Viejo de Potosí verás varias iglesias y edificios coloniales bien conservados, vestigios de la época en que la ciudad destilaba riqueza. Destacan la torre de la Compañía de Jesús, la catedral de la Ciudad de Potosí, el convento Museo Santa Teresa, la iglesia de San Lorenzo de Carangas y la iglesia y convento de San Francisco, entre otros.

Los mercados bolivianos son siempre lugares divertidos para explorar, y el de Chuquima y el Central no son excepciones. Productos para el hogar, frutas y verduras apiladas, comidas listas, hojas de coca y sectores esotéricos hacen la mezcla perfecta para explorar y conocer la vida local.

Si quieres un poco de relax luego de recorrer, a solo una hora se encuentra Tarapaya, un complejo de aguas termales con restaurante, hotel, piscinas y una laguna al aire libre calentada naturalmente, conocida como Ojo del Inca.

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