Queenstown
Bañada
por las aguas del lago Wakatipu, Queenstown es considerada la capital de la
aventura en la isla sur de Nueva Zelanda. Entre picos y montañas, centros de
ski y buenísimos senderos de trekking, imposible que los amantes del deporte se
aburran en un lugar como este.
Cuándo ir
La
mejor época para visitar Queenstown dependerá de lo que busca cada viajero. Si
la idea es simplemente recorrer la ciudad y hacer algún trekking, lo mejor es
hacerlo entre diciembre y marzo, cuando las temperaturas se vuelven un poco más
tibias y agradables. Pero quienes llegan atraídos por los deportes de nieve, definitivamente
deben viajar entre abril y octubre.
Clima
El
clima en Queenstown es más bien frío a lo largo de todo el año. Entre abril y
octubre las máximas figuran entre los 6°C y los 13°C, mientras que entre
noviembre y marzo suelen estar entre los 15°C y los 20°C. Por su parte, las
lluvias son frecuentes todo el año.
Gastronomía
La
gastronomía de Nueva Zelanda es bastante transversal en todo el país que, al
ser un territorio pequeño, no varía mucho entre una ciudad y otra. De esta
forma, el cordero sigue siendo, al igual que en otros sitios del país, una de
las carnes más apetecidas y exportadas. En cualquier restaurante será posible
probar el asado hogget, preparado al
horno, bañado en salsa de menta y acompañado de verduras.
De
origen maorí, el hāngi es toda una
tradición y un ritual que hay que vivir. Se asimila mucho al curanto chilote,
pues se prepara en un hoyo en la tierra con piedras volcánicas calientes, con
carnes y vegetales. Bastante menos complicado –e incluso poco a poco
descubierto por el resto del mundo- el fish
and chips tiene su origen en Nueva Zelanda y consiste, básicamente, en un
snack de pescado con papas fritas.
De
postre, la tradicional pavlova
siempre estará presente, pequeños bollos de merengue horneado rellenos con
crema y frutas.
Qué ver
Queenstown
es conocida por ser la capital de la aventura de Nueva Zelanda. Se trata de una
localidad pequeña a orillas del lago Wakatipu, por lo que recorrerla a pie es
más fácil de lo que uno cree.
Para
hacerse una idea de la ciudad, lo mejor es subir hasta Bob’s Peak a través del
Skyline Gondola, el teleférico más empinado de todo el mundo. A medida que el
carro va subiendo, las vistas se vuelven alucinantes, pero al llegar a la cima
le quitan el aliento a cualquiera. Arriba, además, se pueden disfrutar
cafeterías, restaurantes, senderos para caminar y parapente.
Los
más aventureros pueden hacer el imperdible trekking por Ben Lemond Track. No es
de baja dificultad, pues ascender a la cima implica alcanzar los 1.748 msnm. La
buena noticia es que se puede iniciar en Bob’s Peak, ahorrándose buena parte de
la caminata, aunque cada paso valdrá la pena con las panorámicas que se van
ganando.
Para
llenarse de naturaleza hay que visitar los Queenstown Gardens. En su interior
guarda jardines botánicos, pequeños lagos senderos y espacios hermosos para
sentarse a disfrutar, descansar y relajarse. Muy cerca, la playa principal de
la ciudad es un lugar ideal para refrescarse durante los meses más cálidos y,
por supuesto, admirar el hermoso lago Wakatipu.
Quienes
llegan a Queenstown atraídos por la temporada de nieve, tienen dos opciones
excelentes para escoger: The Remarkables y Coronet Peak. Ambos sitios cuentan
con espectaculares pistas para todos los niveles, que sin duda los amantes del
ski y snowboards disfrutarán como nunca antes, sobre todo admirando las
hermosas vistas a los lagos Wakatipu y Hayes.
A
sólo 20 kilómetros se encuentra el pintoresco pueblo de Arrowtown. Sus orígenes
se remontan a finales del siglo XIX, en plena fiebre del oro de Nueva Zelanda,
y hoy es prácticamente un museo a cielo abierto en el que se han conservado sus
hermosas casas y edificios históricos, sobre todo en la calle Buckingham.