Recife es la capital del estado de Pernambuco y el punto de partida para conocer las espectaculares playas de los alrededores, en lugares como Olinda y Porto de Galinhas. Pero de todas maneras vale la pena quedarse un par de días en la ciudad, para disfrutar su patrimonio colonial, los numerosos edificios históricos e iglesias que aún se mantienen en pie y la entretenida vibra del norte de Brasil.

La mejor época para visitar Recife es en la temporada seca que se da entre septiembre y febrero. Noviembre, en particular, es el mes menos lluvioso del año, por lo que es la época ideal para ir. También se puede viajar a Recife en febrero, durante el carnaval, pero hay que tener en consideración que es la temporada más alta de todo el año.

El clima de Recife es tropical marítimo, con temperaturas bastante estables a lo largo del año, variando entre los 27°C y los 30°C. Sin embargo, tiene dos temporadas muy marcadas: una lluviosa, entre marzo y agosto, y una seca, entre septiembre y febrero. Esta última no está excenta de lluvias, pero son muy ocasionales.

Recife tiene un estilo gastronómico muy marcado por los ingredientes que se producen en la región de Pernambuco. Uno de los platos más emblemáticos es la peixada pernambucana, un guiso preparado con merluza y mariscos cocinados en una cazuela de barro con verduras. Otro clásico es la paçoca de carne de sol, algo así como una carne mechada seca cocinada con pimiento, cebolla, vinagre y soya. Por su parte, el carurú es una sopa hecha con harina de yuca, camarones, maní y verduras variadas que se acompaña con acajaré, una masa de frijoles con cebolla y camarones. De postre no puede faltar el bolo dulce, un arrollado hecho con dulce de guayaba, nueces, manjar, maracuyá y chocolate. 

La mayor parte de los atractivos históricos y culturales de Recife se concentra en los barrios de Recife y Santo Antonio. Es en el primer lugar mencionado donde se halla la mayor parte de los edificios coloniales, sobre todo en los alrededores de la plaza de Marco Zero, considerada el kilómetro cero de Pernambuco y rodeada por la impresionante Casa Cultural y el Mercado de Artesanías.

No hay que dejar la zona de Recife sin subir a la Torre Malakoff, un centro cultural que permite disfrutar de algunas de las vistas más lindas de la ciudad desde las alturas. Muy cerca está también el Museo de Fevro, dedicado a la danza típica de Recife.

Por su parte, en el vecino barrio de Santo Antonio también quedan algunos hermosas iglesias coloniales, como la Basílica de Peña, la Catedral de San Pedro de los Clérigos -ubicado en la hermosa plaza Patio de San Pedro-, la Basílica de Nuestra Señora del Carmen, la Iglesia de Nuestra Señora de la Concepción, la Iglesia de la Tercera Orden de San Francisco de la Penitencia y la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario. 

En Santo Antonio se halla la plaza de la República, con el Palacio de las Princesas como telón de fondo, en el que se encuentra la sede del Gobierno estatal. A su lado, además, está el Teatro Santa Isabel, considerado Patrimonio Histórico de Brasil. Pero, más allá del patrimonio religioso, en Santo Antonio se encuentra el Mercado de San José, un imperdible para conocer los sabores locales de Pernambuco y también para adquirir hermosas artesanías. Similar resulta el Mercado Casa de la Cultura, el edificio donde antiguamente funcionaba la cárcel, pero que desde 1975 funciona como una feria imperdible.

Hacia el sur de Recife está la extensa playa de Boa Viagem, con siete kilómetros de largo y bordeada por modernos edificios y palmeras. Es muy hermosa para caminar y tomar sol, pero hay que tener cuidado de nadar sólo hasta los arrecifes, pues más allá suele haber tiburones. En Boa Viagem, además, hay una entretenida feria artesanal muy cercana a la playa.