Saint-Malo
Ubicada en el extremo norte de Ille-et-Vilaine, en la región de Bretaña de Francia, Saint-Malo es también la puerta de entrada a las islas del Canal y la costa sur de Inglaterra.
Lugar de historia y leyendas, y cuna de ilustres personajes históricos, la ciudad, a pesar de su pasado en ocasiones sombrío, ha sabido conservar su atmósfera auténtica, caracterizada por murallas, calles empedradas y antiguos edificios de piedra.
Saint-Malo permite perderse por las callejuelas de su casco histórico, donde puedes degustar comida con sabor a mar y dar un paseo por el camino de Ronda que bordea toda la ciudad. Si te gustan los destinos que combinan playa con excelente gastronomía y sitios históricos, apúntalo para tu próximo viaje.
Cuándo ir
Los mejores meses para visitar Saint-Malo son de mayo a octubre, especialmente agosto y septiembre, cuando las temperaturas promedian los 20 ºC y las precipitaciones son escasas.
Clima
En Saint-Malo el clima es oceánico templado. Los veranos son cálidos, con temperaturas que rondan los 20 ºC, ideal para disfrutar de sus paradisíacas playas de aguas cálidas. El invierno es algo frío, ventoso y húmedo, con una temperatura promedia los 9 ºC, siendo diciembre es el mes más lluvioso.
En esta ciudad se producen las mareas más altas de Europa, alcanzando hasta unos 12 metros de altura. Este fenómeno se produce en los meses de otoño y primavera, por lo que, antes de viajar, es recomendable consultar el calendario de mareas y sus previsiones.
Gastronomía
Por las callejuelas cercanas a la catedral de Saint Vicent, en el centro de Saint-Malo, encontrarás pequeños restaurantes además de locales de venta de quesos, conservas, galletas bretonas y chocolates, donde podrás ir descubriendo los sabores de la ciudad y hacer pequeñas paradas en tu recorrido turístico. Puedes también visitar los muchos restaurantes que hay desde la Rue des Cordiers hasta la Place du Poids du Rois. Los protagonistas son, claro está, los pescados, mariscos, ostras y diferentes frutos del mar.
Podrás disfrutar de platillos típicos como el moules marinéres en base a mejillones cocidos con vino Muscadet, cebollas picadas, perejil y pimienta, acompañado con papas fritas; la galette de blè noir, un creppe salado hecho con harina de trigo sarraceno que se puede acompañar con carnes frías, huevo, papa cocida o queso, entre otros ingredientes. Si prefieres las carnes, también puedes disfrutar de kig ha farz, hecho con carne cocida, sémola y verduras como papas, zanahorias y repollo, acompañado con una salsa lipig, preparada con mantequilla, chalotas y panceta.
Puedes acompañar estos platos con una exquisita sidra bretona y, si deseas postre, probar las tradicionales gallettes rellenas con crema y frutas, y bañadas en miel.
Qué ver
Dos kilómetros de muralla protegen y rodean a esta magnífica ciudad. El primer acercamiento que puedes realizar es desde fuera de los muros, recorriendo el camino de Ronda, contemplando el mar que la rodea, las antiguas casonas y los palacios. Si hay marea baja podrás observar la piscina natural que queda al descubierto al retirarse el mar, las enormes playas y los históricos baluartes defensivos de la ciudad: el Fort Nacional y las islas Petit Bé y Grand-Bé, a los que puedes acceder caminando. Si la primera destaca por su fuerte, la segunda alberga la tumba del más famoso escritor de Saint-Malo, Chateaubriand.
Ya dentro de la ciudad amurallada puedes recorrer sus calles laberínticas y apreciar palacetes de mercaderes y casas de capitanes marinos, entre las cuales destaca la Maison de Corsaire, de 1725, declarada monumento histórico. Su terraza construida sobre el nivel de las murallas permitía al corsario vigilar la entrada y salida de barcos en el puerto.
En el casco antiguo, la zona de intramuros, se concentra la zona comercial dónde puedes comprar recuerdos de Saint-Malo. Entre ellos puedes adquirir versiones modernas del conocido y típico cuenco bretón con nombre personalizado y pintado a mano, bolsas de tela confeccionadas con velas de barco y remeras marineras que nunca pasan de moda. Si prefieres las delicatesen, podrás encontrar conservas, chocolates y galletas típicas que se venden en cajitas metálicas con elaborada decoración, un hermoso detalle para compartir a la vuelta del viaje.
La catedral de Saint Vicent, bombardeada durante la Segunda Guerra Mundial, ha sido reconstruida y es un paseo obligado si estás en la ciudad. En su interior destacan hermosos y coloridos vitrales. Delante de la Porte Saint Vicent se eleva el Château de Saint-Malo, construido por los duques de Bretaña durante los siglos XV y XVI. También bombardeado en 1944, sufrió graves daños y posteriormente fue restaurado. Actualmente, el castillo es la sede de un museo que relata la historia de la ciudad
Si planeas viajar en verano puedes visitar la playa de Bon-Secours que se encuentra al oeste del casco antiguo de Saint-Malo. El lugar cuenta con una piscina de agua marina de los años 30, donde podrás nadar incluso con marea baja. También dispone de un trampolín y un club de navegación donde alquilar kayaks, catamaranes y barcos de vela.
En caso de que busques un paseo tranquilo, ve a la grand plage du Sillon. Caminando por esta playa estarás al amparo de las casas señoriales que contemplan cómo la marea se retira hasta el infinito, una de las cosas más bonitas que puedes hacer en Saint-Malo.