Samaná
En la costa norte de República Dominicana, Samaná guarda algunos de los tesoros naturales más hermosos del país. Y, mientras muchos prefieren irse a la segura con Punta Cana o Bayahibe, otros se han atrevido a descubrir los paraísos que se esconden en esta península bordeada por cocoteros, arena blanca y playas color calipso.
Como si fuera poco, cada año la bahía de Samaná recibe a cerca de 1.500 ballenas jorobadas que eligen sus costas para reproducirse y dar a luz, regalando un espectáculo inigualable en todo el Caribe.
Cuándo ir
Los mejores meses para visitar Samaná son entre diciembre y abril, pues las temperaturas son agradables y hay pocas probabilidades de lluvia. Entre enero y marzo, además, las ballenas se acercan a la costa, lo que puede implicar una mayor afluencia de turistas.
Clima
Samaná goza de un exquisito clima durante todo el año. Mientras entre diciembre y abril las temperaturas suelen alcanzar los 28°C, el resto del año no es difícil ver los termómetros por sobre los 31°C. Por su parte, la temporada lluviosa tanscurre ente mayo y noviembre, y la época de huracanes entre agosto y octubre.
Gastronomía
La península de Samaná ha sabido aprovechar la increíble variedad de pescados que habitan en sus costas. En los pueblos de Las Terrenas y Las Galeras es fácil sorprenderse cada vez con un menú que va variando según la pesca del día, que se suele asar a la parrilla; sin duda, una de las estrellas de la gastronomía local es el pescado con coco.
Pero si la idea es buscar alternativas más elegantes, Santa Bárbara de Samaná es la opción. En su boulevard Avenida de la Marina, que transcurre frente a la bahía, se reúnen los mejores restaurantes, bares y discotecas, adquiriendo especial relevencia por la noche, cuando se prenden las luces y entra la bachata. Sin embargo, hay quienes dicen que la mejor vida nocturna se da en el pueblo de Las Terrenas, especialmente los días jueves. Allí, en el Pueblo de los Pescadores, decenas de lugares ofrecen opciones para comer, excelentes happy hour y baile hasta altas horas de la madrugada.
Qué ver
En esta península, todo parte en Santa Bárbara de Samaná, su capital. Esta pequeña ciudad encanta con su arquitectura colorida y también con su herencia africana, que han logrado mantener viva los descendientes de los esclavos que llegaron a la isla junto con los colonos europeos. Además, Santa Bárbara tiene un entretenido boulevard frente al mar, la Avenida de La Marina, en el que hay tiendas, restaurantes y bares, ideales para salir a pasear por la noche. Sin embargo, la ciudad se vuelve el centro de atención entre enero y marzo de cada año, cuando miles de ballenas jorobadas se acercan a sus costas para aparearse y dar a luz a sus crías en el Santuario de Mamíferos Marinos. Es muy fácil encontrar excursiones en bote para verlas de cerca, aunque también se pueden ver desde tierra en la vecina localidad de Punta Balandras.
La riqueza natural de Samaná suma y sigue en el Parque Nacional Los Haitises, con impresionantes formaciones rocosas que salen del agua, cuevas -que guardan la colección más grande de petroglifos y pictografías de República Dominicana- y manglares, convertiéndose así en el hogar de una enorme variedad de aves.
Y si de aventura se trata, no hay que perderse el paseo hacia el salto El Limón, una enorme caída de agua de 40 metros ubicada a medio camino entre Santa Bárbara de Samaná y el pueblo de El Limón. El recorrido se puede hacer a pie, caminando 2,5 kilómetros, o a caballo en un trayecto que transcurre junto al río y las nueve cascadas que se pueden ver durante la ruta.
Playas
En el pueblo de Las Terrenas, playa Las Ballenas, Las Terrenas y Popy transcurren una junto a la otra, recibiendo a cientos de locales y turistas que llegan a ellas atraídos por su exquisita onda tropical, sus aguas cálidas y turquesas, y por la belleza de sus paisajes. En ella, además, se han instalado pequeños hoteles y bares que le conceden una onda especial. En sus alrededores se encuentran playa Bonita y Cosón, que con sus olas encanta a los fanáticos del kitesurf; además, un poco más allá se localiza la playa El Portillo, que con sus 5 kilómetros tiene un impresionante arrecife de coral, ideal para hacer snorkel.
Siguiendo por la costa se encuentra playa Morón, hermosa pero poco visitada, ya que para llegar a ella hay que caminar 6 kilómetros entre plantaciones, árboles frutales y caminos rurales. Si bien tiene fuertes corrientes, es un verdadero paraíso, franqueado por los cañones franceses que el ejército de Napoleón instaló en el lugar para defenderse de la revolución de los esclavos africanos de Haití.
Continuando por la costa de la península se llega a la playa El Valle, un lugar de arena dorada con 4 kilómetros de extensión, para relajarse sin grandes aglomeraciones, con valles y montañas como telón de fono. En el lugar hay algunos restaurantes, siendo un sitio ideal para pasar el día. Así también lo es playa Rincón, clasificada como una de diez más lindas del mundo por la revista Condé Nast Traveler. Un mar de color calipso nunca antes visto rodeado por palmeras y arena blanca es todo lo que hay en el lugar, que además tiene tal extensión, que nunca se le ve llena.
Para llegar a playa Rincón hay que tomar el camino desde el pueblo de Las Galeras, cuya playa es frecuentada por gente local y surfistas, ya que tiene espectaculares olas. Desde allí también es posible conocer playa Madama, pequeña pero hermosa, y Frontón, que con su arrecife, sus aguas turquesas y su enorme acantilado de 90 metros, ha sido el escenario del reality show Survivor. Sin embargo, uno de los mejores panoramas allí es bucear para conocer los restos de un barco que se incendió hace más de 30 años, experiencia que también permite ver impresionantes peces.
Pero hay un lugar en Samaná cuya belleza es incomparable con todo el resto (y eso es mucho decir). Cayo Levantado es una pequeña isla con una de las playas más espectaculares de toda la península. Una mitad del cayo pertenece a un resort de lujo, mientras que la otra es de acceso libre para quienes quieran disfrutar de su enorme extensión de arena y de sus cálidas aguas turquesa.