San Salvador
San Salvador, la capital y la urbe más grande de El Salvador, fue una de las primeras ciudades de fundación española en Centroamérica, en 1525. Se desarrolló como un importante centro comercial durante la colonización debido a la agricultura del añil, el arbusto del cual se obtenía el tinte añil hasta que se descubrió cómo hacerlo sintéticamente.
La ciudad ha sufrido terremotos, inundaciones y erupciones a lo largo de los siglos, pero siempre fue reconstruida en su sitio original. Hoy en día San Salvador luce espectacular y podrás disfrutar de zonas ajardinadas, seguridad, mercados abarrotados y la típica hospitalidad guanaca. Además, su excelente ubicación, a poca distancia del océano y las montañas, la convierte en una excelente base para excursiones de un día.
Cuándo ir
Aunque San Salvador es un destino popular para visitar durante todo el año, el mejor momento es el período que va de noviembre a mediados de abril, cuando el clima es menos caluroso y más seco. Las noches son frescas; lleva una chaqueta ligera y un suéter para la noche.
Clima
San Salvador tiene un clima cálido todo el año, siendo de diciembre a febrero los meses más frescos, y de marzo a mayo los más calurosos. Las temperaturas se mantienen entre los 15 °C de mínima y los 33 °C de máxima. San Salvador, al igual que el resto del país, tiene una estación de lluvia de mayo a octubre, en la que caen entre 150 y 350 milímetros por mes. De todas formas, hace buen tiempo la mayor parte del día y las lluvias caen por la tarde y la noche.
Gastronomía
La comida salvadoreña es una mezcla de cocina española y alimentos autóctonos de grupos nativos como Maya, Xinca, Lenca, Pogoman, Cacaopera y Pipil.
Para una experiencia tradicional, en el centro de la ciudad encontrarás docenas de locales que ofrecen comidas salvadoreñas a precios muy asequibles. En los mercados, por su parte, tendrás una experiencia auténtica donde comer como un lugareño más.
Las pupusas, el plato nacional, son una gruesa tortilla de maíz rellena de queso, frijoles refritos y chicharrón, o incluso pollo, cerdo o camarones. Suelen servirse con salsa de tomate y curtido, una ensalada de repollo que suele llamarse el chucrut salvadoreño. En San Salvador son típicas las pupusas de arroz, más delicadas que la versión original. Cualquiera de ellas se hace de forma artesanal, y puedes encontrarlas en pequeños restaurantes llamados pupuserías. Después de la comida, el chocolate caliente es el acompañamiento más habitual.
En El Salvador la quesadilla es una torta dulce de queso. Por su parte, los tamales son iguales que en otros países latinoamericanos: una masa de maíz condimentada y rellena de frijoles refritos o pollo, que se envuelve en hojas de plátano y luego se cuece al vapor. Los pastelitos son las empanadas salvadoreñas, hechos con harina de maíz y rellenas de carne o verduras. La tradicional sopa de patas lleva callos y patas de vaca, maíz dulce, porotos verdes, chayotes, yuca y plátanos, mientras que la sopa de gallina india se refiere a una sopa hecha con gallina criada en libertad.
En la Zona Rosa y Santa Tecla, además, encontrarás cadenas de comida rápida, pubs clásicos y restaurantes modernos y de lujo.
Qué ver
Para comenzar a recorrer la ciudad, el centro histórico es una buena opción. Allí se encuentran el Palacio Nacional, el Teatro Nacional, la catedral Metropolitana y la imperdible iglesia del Rosario, una maravilla arquitectónica obra del arquitecto y escultor Rubén Martínez, que podría ser el claro ejemplo de "no juzgues un libro por su portada". Desde fuera es una estructura gris de piedra y metal que se ve algo gastada o en desuso, pero el interior, en cambio, es sorprendente, repleto de vidrios de colores que hacen brillar un arco iris por todo el edificio cuando el sol pasa por encima. Intenta visitarla a primera hora de la mañana o a última de la tarde, cuando se realice el efecto de la luz.
Para entender sobre la guerra civil de El Salvador, en el Parque Cuscatlán encontrarás el Monumento a la Memoria y la Verdad, grabado con los nombres de los caídos, mientras que en el Museo de la Palabra y la Imagen podrás aprender sobre la historia de la guerra. Las exposiciones incluyen testimonios de sobrevivientes y una galería dedicada a la emisora clandestina de la guerrilla, Radio Venceremos.
A apenas 30 minutos de la ciudad se encuentra el cráter del volcán San Salvador, cuyo pico El Boquerón es el más accesible del país. Un sendero rodea el cráter y ofrece vistas de la ciudad y de un cono más pequeño dentro del cráter, formado en 1917, la última vez que entró en erupción. Es ideal para contemplar la puesta de sol y las luces de la ciudad.
En las afueras de la ciudad también te esperan sitios interesantes. El lago Ilopango es una enorme caldera volcánica con curiosas formaciones de lava que emergen del agua. El lago es ideal para practicar kayak, natación, kitesurf o simplemente relajarse en sus orillas.
Conocida como la Pompeya de Centroamérica, Joya de Cerén es el único lugar de El Salvador declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Esta maravilla arqueológica ubicada a solo 35 kilómetros de San Salvador alberga un antiguo poblado maya sepultado por cenizas volcánicas durante más de 1.400 años. Las pequeñas casas de adobe decoradas con esmero, un temazcal y la yuca cultivada hacen de este yacimiento uno de los más importantes de Centroamérica, ofreciendo una fascinante visión de la vida de los pueblos mayas durante el apogeo de su civilización.
A una hora de la capital, además, está el Parque Nacional de Cerro Verde, con tres magníficos volcanes y varias rutas de senderismo, incluida una fácil de apenas 1 kilómetro, con vistas inolvidables. También hay rutas más largas a la cima de los volcanes Izalco o Santa Ana. El parque sirve de santuario a cientos de especies de aves, como el tucán esmeralda y 17 especies de colibríes.
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