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Sydney

Sydney
De onda onda joven, cultural, activa y dinámica, Sydney se ha convertido en una de esas ciudades que les abren los brazos a todos quienes lleguen a ella, ya sea por vacaciones, Work & Holiday, trabajo o estudios.
 
Y es que en Sydney no hay espacio para el estrés, el enojo ni el apuro. La vida se toma con calma y se disfruta pausada, energía que se contagia a primera vista.

Cuándo ir

La mejor época para visitar Sydney es entre octubre y abril, pues las temperaturas son agradables y se pueden disfrutar los días de playa. Sin embargo, los inviernos no son fríos, por lo que son la temporada perfecta para conocer la ciudad sin las grandes masas de turistas. Por el contrario, entre diciembre y febrero se produce la mayor llegada de visitantes.

Clima

El clima de Sydney es bastante estable a lo largo del año. Los veranos son cálidos, con temperaturas que no suelen superar los 27°C, mientras que en invierno éstas bajan a 17°C.

Gastronomía

La cocina de Sydney se desarrolla en gran parte en torno a las carnes y pescados. Probablemente sea el único lugar donde se pueda degustar un sabroso canguro a la parrilla, presente en gran parte de los restaurantes. Igual de clásicos resultan los chokoes con queso, que básicamente consisten en zapallitos italianos gratinados al horno. 

 

De postre, imposible dejar Sydney sin comer lamingtons. Conocidos como el postre nacional de Australia, son bizcochos rellenos con mermelada o crema, cubiertos con chocolate y coco rallado. La pavlova es otro clásico, que lleva merengue horneado y frutas frescas.

 

La mayor oferta gastronómica de Sydney se conjuga en el CBD o distrito financiero de la ciudad. Los alrededores del Hyde Park, del acuario y del Jardín Botánico concentran restaurantes de todo tipo, con comida local e internacional. 

 

Pero, más allá del centro, existen otros barrios donde salir a comer, como Liverpool Street, donde los restaurantes españoles están a la orden del día. Además, la zona hípster de Surry Hills, su vecino Chippendale y el bohemio Newtown tienen increíbles alternativas.

Qué ver

Es difícil decidir por dónde comenzar con una visita a Sydney, y quizás el Sydney Opera House sea una buena alternativa. Este edificio se ha convertido en el mayor emblema de la ciudad y, junto al Sydney Harbour Bridge, crean en conjunto la postal más famosa. Muy cerca se encuentra el Royal Botanic Garden, un parque de 30 hectáreas ideal para hacer deporte, pasear o disfrutar las tranquilas tardes en la ciudad.

Tras este recorrido vale la pena dirigirse a The Rocks, el barrio más antiguo de Sydney y uno de los más visitados por turistas y locales, pues allí se encuentra el Rocks Market –un lugar perfecto para probar la mejor comida callejera y disfrutarla con vistas a la bahía–, además de entretenidos pubs y restaurantes con vista al mar. Allí se halla también el Museo de Arte Contemporáneo, todo en medio de un animado ambiente cultural.

Continuando hacia el centro está el distrito financiero y, en él, grandes atractivos como el Hyde Park, el Ayuntamiento, el famoso Queen Victoria Building y la Sydney Tower. No muy lejos, el Chinatown ha concentrado a una inmensa cantidad de inmigrantes orientales que han plasmado en las calles de este barrio lo mejor de su cultura, con comercio, restaurantes y entretenidos panoramas.


Hacia la costa, Sydney cuenta con más de 100 playas de arenas doradas, donde todos llegan para ver y ser vistos. La más famosa es la de Bondi, un tranquilo suburbio juvenil donde, más allá de la playa misma, todo transcurre en torno a Campbell Parade, una avenida repleta de tiendas, restaurantes y bares.

En el extremo sur de la playa grande se encuentra Bondi Icebergs Pool, considerada como una de las piscinas más famosas del mundo. La más grande tiene 50 metros y está construida como un espacio infinito, donde el borde de la piscina se funde con el horizonte del mar. En el lugar también hay un entretenido bar para disfrutar de un trago a cualquier hora.

Muy cerca comienza el camino costero entre Bondi y Bronte, un paseo de 4 kilómetros que se puede realizar en una hora y media, pasando por agradables pasarelas con hermosas vistas al océano. Durante el recorrido se pasa también por la hermosa playa Tamarama.

 

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