Trujillo
La colorida ciudad de Trujillo, en el norte de Perú, parece detenida en la época colonial, con los hermosos edificios, casones e iglesias que se alzan en los alrededores de la Plaza de Armas. Sin embargo, la ciudad de la eterna primavera, como le llaman los locales, es también uno de los antiguos enclaves de la Ruta Moche, lo que la convirtió en parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad de la UNESCO.
Después de los mochica, Trujillo y sus alrededores fueron habitados por los chimúes, por lo que hoy guardan un invaluable tesoro histórico compuesto por huacas, ciudadelas y complejos arqueológicos que sorprenden por su envergadura.
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A sólo 5 kilómetros al sur se encuentran las Huacas del Sol y de la Luna, edificadas por la cultura Moche como sus centros administrativos y ceremoniales, respectivamente. Consideradas como el punto de partida de la Ruta Moche, resulta imposible no sorprenderse con estas enormes pirámides de casi 40 metros de alto, decoradas con grabado y colorantes naturales en honor a sus dediades. Además, en el lugar está el Museo Huacas de Moche, donde se exhiben las piezas en cerámica que fueron encontradas durante el hallazgo de ambas huacas.
Otro de los enclaves de la ruta Moche es el Complejo Arqueológico El Brujo, que se habría utilizado para realizar rituales chamánicos. Además, allí se encontró la tumba y la momia de la Señora de Cao, quien ocupó uno de los principales cargos a la cabeza del pueblo.
Hacia la costa norte se halla el Complejo Arqueológico de Chan Chan, que no forma parte de la Ruta Moche, sino que fue construido por la cultura Chimú como el conjunto de ciudadelas de adobe más grande de América. A su lado está el baneario de Huanchaco, con exquisitas playas para relajarse y practicar surf.