Wanaka
De
onda tranquila, familiar e íntima, la pequeña ciudad de Wanaka encanta a
cualquiera que llegue a visitarla con la belleza de la naturaleza circundante. Entre
lagos y montañas, ninguna panorámica dejará de valer la pena si de llevarse un
buen recuerdo se trata.
Cuándo ir
La
mejor época para visitar Wanaka es entre noviembre y marzo, pues, aunque es una
ciudad fría durante todo el año, en estos meses se dan las mejores temperaturas
y condiciones climáticas en general.
Clima
Wanaka
es una ciudad bastante fría en general, con lluvias que se suelen dar de forma
abundante a lo largo de todo el año. Durante el verano las temperaturas máximas
rondan entre los 13°C y los 15°C, mientras que el invierno suele ser duro, con
máximas de hasta 7°C.
Gastronomía
La
gastronomía de Nueva Zelanda es bastante transversal en todo el país que, al
ser un territorio pequeño, no varía mucho entre una ciudad y otra. De esta
forma, el cordero sigue siendo, al igual que en otros sitios del país, una de
las carnes más apetecidas y exportadas. En cualquier restaurante será posible
probar el asado hogget, preparado al
horno, bañado en salsa de menta y acompañado de verduras.
De
origen maorí, el hāngi es toda una
tradición y un ritual que hay que vivir. Se asimila mucho al curanto chilote,
pues se prepara en un hoyo en la tierra con piedras volcánicas calientes, con
carnes y vegetales. Bastante menos complicado –e incluso poco a poco descubierto
por el resto del mundo- el fish and chips
tiene su origen en Nueva Zelanda y consiste, básicamente, en un snack de
pescado con papas fritas.
De
postre, la tradicional pavlova
siempre estará presente, pequeños bollos de merengue seco rellenos con crema y
frutas.
Qué ver
Wanaka
es una ciudad muy pequeña bañada por las aguas del lago que lleva su mismo
nombre. Nadie se resiste a dar una caminata por Lakeside Road, admirando sus
tranquilas aguas, pasando también por el parque Pembroke. Es justamente a
orillas del lago donde se encuentra el Wanaka Tree, un icónico árbol que nace
debajo del agua, convirtiéndose en una de las más lindas postales para
disfrutar del atardecer.
Por
supuesto, hay que darse un tiempo para recorrer el centro de la ciudad. Si bien
no hay ningún atractivo turístico emblemático, resulta un entretenido paseo
para llenarse de la onda familiar de Wanaka, encontrar un buen lugar para comer
y comprar algo en sus tiendas de souvenirs. Además, todos los jueves se instala
en Ardmore Street un entretenido mercado de artesanías en el que, además, se
puede probar deliciosa comida local.
A
pocos minutos de Wanaka se encuentra el lago Hawea, igualmente hermoso que el
ya mencionado. De intenso color azul, los miradores que transcurren en su
orilla regalan vistas alucinantes a los paisajes montañosos que sirven como
escenario para el lugar.
Ambos
lagos se pueden admirar desde Roys Peak, una cumbre a 1.578 metros de altura
que, además, permite conocer el monte Aspiring y las montañas de los Alpes del
Sur. Hay que considerar que el trayecto tiene 8 kilómetros y no es nada fácil,
pero vale la pena.
Otra
opción para ver la ciudad desde lo alto de manera mucho más fácil es subir al
monte Iron. La caminata dura 45 minutos hasta la cima y es perfecta para
deleitarse con los hermosos paisajes de Wanaka y el lago que la baña.
Siguiendo
la ruta junto al lago hacia el norte, se llega a las Blue Pools, un conjunto de
lagunas de color azul rodeadas de rocas y bosques. Las aguas son muy frías y,
generalmente, el clima de la zona no acompaña, pero quienes quieran pueden darse
un baño en ellas.