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Los esenciales de Marrakech, la ciudad roja de Marruecos

Marrakech

Hay muchas razones, leyendas e historias por las que la imperial Marrakech es llamada la ciudad roja. Bajo ese sagrado paradigma, esta joya en medio del desierto del Sahara, en el extremo noroeste de África, es un auténtico rubí en el baúl de los tesoros de Marruecos.

Durante siglos, el territorio marroquí ha cautivado a los aventureros con su exotismo, su rica cultura y su mezcla única de influencias árabes, bereberes y europeas. Dentro de este mosaico de maravillas, emerge Marrakech, una ciudad que cautiva los sentidos y la imaginación.

La ciudad roja, originalmente llamada así por el característico color de sus edificaciones, es la segunda población más antigua de las ciudades imperiales de Marruecos. Sus veneradas construcciones, hechas con la arenisca roja local y que brilla bajo la cálida luz del sol, son parte del lienzo que se crea en la ciudad con tonos dorados y ocres, una atmósfera mágica de cuentos de hadas.

Estratégicamente ubicada en el cruce de las rutas comerciales del Sahara y las montañas del Atlas, la ciudad se convirtió en un importante centro comercial y cultural, atrayendo a comerciantes, artistas y sabios de todo el mundo islámico. Con el tiempo, se transformó en un destino turístico gracias a sus esenciales, atractivos que fascinan a los visitantes desde tiempos inmemoriales.

Imperdibles de Marrakech: la Medina y la Mezquita Koutoubia

El corazón de Marrakech es su Medina, una intrincada red de callejuelas estrechas y laberintos que albergan una sorprendente variedad de zocos, palacios y mezquitas. Perderse en la medina es una experiencia en sí misma, donde cada esquina revela nuevos tesoros arquitectónicos y culturales.

Mezquita Koutoubia
Mezquita Koutoubia.

En la Medina se encuentra la imponente Mezquita Koutoubia, cuyo minarete se eleva majestuosamente sobre la ciudad. Construida en el siglo XII, esta mezquita es un ejemplo destacado de la arquitectura almohade, con sus intrincados detalles y su elegante diseño.

Aunque los no musulmanes no pueden entrar en el interior, la mezquita es impresionante incluso desde el exterior, especialmente al atardecer cuando se ilumina con los tonos dorados del sol poniente.

La misma zona tiene en su centro la Plaza Jamaa el Fna, un lugar lleno de vida y actividad las 24 horas del día. Durante el día, la plaza se mantiene vibrante con vendedores ambulantes, músicos callejeros y encantadores de serpientes, mientras que por la noche se transforma en un animado mercado nocturno de artesanos, donde se pueden saborear deliciosos platos marroquíes y disfrutar de espectáculos de danza y música tradicional.

Marrakech
Artesanía en el mercado de Jamaa el Fna.

La Medina es la cara antigua de Marrakech, pero la ciudad roja también tiene su barrio moderno: Gueliz. Es la zona donde se encuentran boutiques de moda y cafeterías chic en amplias avenidas, que contrastan con la autenticidad histórica de Marruecos.

El Palacio de la Bahía y el mausoleo de Ahmad al-Mansur

Otro esencial es el Palacio de la Bahía, construido a finales del siglo XIX, un impresionante ejemplo de la arquitectura marroquí y andaluza. Este palacio fue diseñado para ser el más grande y lujoso de su época, y sus elaboradas salas y patios reflejan la opulencia y el esplendor de la época.

Los visitantes pueden recorrer sus intrincados pasillos, admirar los exquisitos detalles de su decoración y transportarse a una era de sultanes y harenes.

Marrakech
Palacio de la Bahía.

Uno de los sitios ideales para los amantes de la historia son las Tumbas Saadíes, que albergan los restos de varios miembros de la dinastía saadí que gobernó Marruecos en los siglos XVI y XVII.

Este complejo funerario incluye mausoleos ricamente decorados con azulejos, estucos y tallados en madera, que muestran la maestría artística de la época. El mausoleo de Ahmad al-Mansur es uno de los puntos destacados, con su impresionante cúpula dorada y su ambiente sereno y solemne.

Tumbas Saadíes
Tumbas Saadíes.

El lugar más romántico de Marrakech

Los Jardines de la Menara son considerados como el lugar más romántico de Marrakech, ofreciendo un remanso de paz y tranquilidad. Este exuberante oasis, creado en el siglo XII, cuenta con un gran estanque rodeado de olivos centenarios y cuidados jardines.

Este pulmón natural es el lugar perfecto para dar un paseo relajante, disfrutar de un picnic al aire libre o simplemente contemplar las impresionantes vistas de las montañas del Atlas en la distancia.

Jardines de la Menara
Jardines de la Menara.

A propósito de romanticismo, nada más encantador que una cena exótica. La gastronomía de Marrakech es una delicia para los sentidos, con una mezcla de sabores, aromas y texturas que reflejan la rica diversidad cultural de Marruecos, cuna de uno de los mejores tés del mundo.

Desde los tagines tradicionales y el abundante cuscús hasta los dulces y pasteles elaborados con miel y frutos secos, hay algo para todos los gustos en la cocina marroquí. Los visitantes no pueden dejar de probar platos emblemáticos como el cuscús royal, el tajine de cordero y los pastelitos de almendra y miel, que son verdaderos manjares para el paladar.

couscous royal
Cuscús marroquí.

Marrakech es una fusión de culturas, tradiciones y paisajes que invita a los viajeros a sumergirse en su magia y dejarse llevar por la belleza y el misterio de la ciudad roja de Marruecos. ¿Estás listo para abrir el baúl y ser testigo de este tesoro?

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