7 esenciales de San Pedro de Atacama que no te puedes perder

No es Marte, no es un planeta lejano, es San Pedro. Ubicado en el corazón del Desierto de Atacama, el más árido del mundo, San Pedro de Atacama es un destino mágico que transporta a los viajeros a un paisaje de otro mundo.
Con sus calles de tierra y casas de adobe, este encantador pueblo, rodeado por la grandeza y las maravillas del desierto, ha sido testigo del paso de antiguas civilizaciones y hoy es la puerta de entrada a algunos de los tesoros naturales más impactantes de Chile.
Desde valles de aspecto espacial hasta géiseres burbujeantes al amanecer, San Pedro de Atacama es un paraíso para aventureros y amantes de la naturaleza. En tu próximo viaje, no te pierdas estos 7 esenciales.
1. Valle de la Luna, ícono de San Pedro de Atacama
Como si fuera un paisaje sacado de una película de ciencia ficción, el Valle de la Luna es una de las postales más emblemáticas de San Pedro de Atacama. Ubicado en la Cordillera de la Sal, este valle debe su nombre a su semejanza con la superficie lunar, con formaciones rocosas erosionadas por el viento y el tiempo.
Al atardecer, las dunas y montañas se tiñen de tonos rojizos, naranjas y púrpuras, creando un espectáculo visual inolvidable. Es el lugar ideal para hacer senderismo, andar en bicicleta o simplemente contemplar la inmensidad del desierto.

2. Laguna Cejar y Laguna Tebinquinche
Sumergirse en la Laguna Cejar es una experiencia única, ya que la alta concentración de sal en sus aguas permite flotar sin esfuerzo, similar al Mar Muerto. Ubicada a pocos kilómetros de San Pedro, esta laguna de aguas turquesas contrasta con el paisaje árido que la rodea.
No muy lejos de allí, la Laguna Tebinquinche ofrece una vista espectacular al atardecer, cuando el cielo se refleja en sus aguas tranquilas, creando un espejo perfecto de los Andes. Ambas lagunas son ideales para relajarse y disfrutar de la serenidad del desierto.

3. Valle del Arcoíris
Un espectáculo de colores te espera en el Valle del Arcoíris, una joya escondida de San Pedro de Atacama. Ubicado en la Cordillera de Domeyko, este valle debe su nombre a los tonos rojos, verdes, blancos y amarillos que pintan sus montañas, producto de la presencia de diversos minerales.
El valle es un lugar perfecto para los amantes de la geología y la fotografía, ya que cada ángulo ofrece una combinación única de tonalidades. Además, la tranquilidad del lugar permite una conexión profunda con la naturaleza.

Los esenciales de San Pedro de Atacama (5 días / 4 noches)
4. Géisers del Tatio, un imperdible de San Pedro de Atacama
A más de 4.200 metros sobre el nivel del mar, los Géisers del Tatio ofrecen un espectáculo impresionante al amanecer. Este campo geotérmico, uno de los más altos del mundo, cuenta con más de 80 géiseres activos que expulsan columnas de vapor de hasta 10 metros de altura.
La mejor hora para visitarlos es temprano en la mañana, cuando la diferencia de temperatura entre el suelo y el aire genera un efecto visual espectacular. Además, en la zona hay pozas termales donde los visitantes pueden disfrutar de un baño caliente en medio del frío altiplánico.

5. Lagunas Altiplánicas, dos joyas de San Pedro de Atacama
Las Lagunas Miscanti y Miñiques, ubicadas a más de 4.000 metros de altura, son dos de las joyas naturales más impresionantes del altiplano chileno. Rodeadas de volcanes y montañas, sus aguas de un azul profundo contrastan con el amarillo de la vegetación y el blanco de la sal, creando un paisaje de ensueño.
Estas lagunas forman parte de la Reserva Nacional Los Flamencos y son hogar de diversas especies de aves, incluyendo los flamencos andinos. La tranquilidad del lugar y su aire puro hacen de esta una parada obligatoria para los amantes de la naturaleza.

6. Piedras Rojas
Un paisaje surrealista te espera en Piedras Rojas, un sector caracterizado por formaciones rocosas de un intenso color rojizo, producto de la oxidación del hierro presente en sus minerales.
Ubicado cerca de la frontera con Argentina, este sitio ofrece una vista inigualable de la Laguna Aguas Calientes, cuyas aguas turquesas contrastan con el rojo de las piedras y el blanco de la sal. Es un lugar poco concurrido en comparación con otros atractivos, lo que permite disfrutar de una experiencia más íntima y tranquila en medio del desierto.

7. Salar de Atacama
El Salar de Atacama es el más grande de Chile y uno de los más impresionantes de Sudamérica. Su vasta extensión de sal blanca y su suelo quebradizo crean un paisaje colorido casi irreal.
En su interior se encuentran varias lagunas habitadas por flamencos rosados, que se alimentan de los microorganismos presentes en el agua. La Laguna Chaxa, en particular, es uno de los mejores puntos para la observación de estas aves y para contemplar el atardecer sobre la cordillera de los Andes.

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