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Circuito por Italia: Qué ver en Milán, Venecia, Florencia y Roma

Italia

Italia es un país que seduce a todo aquel que lo visita. No importa si se viaja por primera vez o si ya se ha recorrido antes, siempre habrá algo nuevo que descubrir en este rincón del Mediterráneo.

Considerado como uno de los destinos europeos mejor valorados en el turismo, Italia combina historia milenaria, arte inigualable, gastronomía exquisita y paisajes que parecen pintados a mano.

Dentro de este abanico de maravillas, cuatro ciudades se presentan como paradas obligatorias en cualquier itinerario: Milán, Venecia, Florencia y Roma. Un circuito por Italia que conecte estos destinos es como un viaje a través del tiempo y del alma cultural del país.

Del norte al centro, el recorrido lleva al viajero desde la modernidad sofisticada de Milán, pasando por la magia de Venecia y el esplendor artístico de Florencia, hasta desembocar en la grandeza eterna de Roma. Cada ciudad, con su carácter único, cuenta una parte de la historia de Italia.

¿Por dónde empezar el circuito por Italia?

A la hora de planificar este circuito por Italia, muchos viajeros se preguntan por dónde comenzar: ¿Desde Roma o desde Milán? La respuesta depende tanto de los vuelos disponibles como del estilo de viaje que se busque.

Roma
Panorámica de Roma.

La mayoría de las rutas aéreas conectan con la capital italiana. Desde Roma, el recorrido tendrá un inicio cargado de historia y antigüedad, avanzando hacia el norte para descubrir la evolución artística y cultural en Florencia y Venecia, hasta culminar con la modernidad vibrante de Milán.

Por su parte, comenzar por Milán permite hacer el viaje desde el norte al centro de Italia, arrancando con un aire cosmopolita y contemporáneo, para luego sumergirse poco a poco en el pasado y hasta llegar a la grandeza eterna de Roma. En ambos casos, el itinerario asegura un viaje completo y fascinante.

Milán, capital de la moda

La primera parada en este circuito es Milán, conocida como la capital mundial de la moda y el diseño. Sin embargo, reducir esta ciudad solo a pasarelas sería un error: Milán es una ciudad vibrante, donde lo antiguo y lo contemporáneo conviven con elegancia.

Milán
Duomo de Milán.

Uno de los principales atractivos es el imponente Duomo de Milán, una de las catedrales góticas más grandes de Europa. Subir a su terraza y contemplar la ciudad desde lo alto es una experiencia que ningún viajero debería perderse. Muy cerca, la Galería Vittorio Emanuele II deslumbra con sus tiendas de lujo y cafés históricos, convirtiéndose en el punto perfecto para sentir el pulso cosmopolita de la ciudad.

Milán
Galería Vittorio Emanuele II.

Para los amantes del arte, el Convento de Santa Maria delle Grazie alberga una de las obras más famosas del mundo: La Última Cena de Leonardo da Vinci. Y si de modernidad se trata, basta con caminar por el distrito de Porta Nuova, con sus rascacielos vanguardistas y plazas urbanas.

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La Última Cena de Leonardo da Vinci.

Milán es también una capital del fútbol, con dos equipos legendarios, el AC Milan y el Inter, que hacen latir el estadio de San Siro.

Venecia: Una ciudad suspendida en el agua

De Milán se viaja hacia el este hasta llegar a una de las ciudades más mágicas del planeta: Venecia. Construida sobre más de 100 islas y conectada por puentes y canales, invita a perderse en sus laberínticas calles y dejarse sorprender en cada giro.

Venecia
Pareja en Venecia.

La Plaza de San Marcos es el corazón de la ciudad, presidida por la majestuosa Basílica de San Marcos, un ejemplo sublime del arte bizantino. A un costado, el Palacio Ducal recuerda el esplendor político y artístico de la antigua República de Venecia.

Venecia
Plaza de San Marcos.

Ninguna visita estaría completa sin un paseo en góndola por el Gran Canal, donde los palacios venecianos cuentan historias de comercio, poder y belleza. También se puede optar por el vaporetto, la versión local de un autobús acuático, para recorrer Venecia desde otra perspectiva.

Venecia
Gran Canal.

Más allá del centro, las islas de Murano y Burano merecen una excursión. La primera es célebre por su tradición en el arte del vidrio soplado, mientras que la segunda deslumbra con sus casas multicolores y su artesanía textil.

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Florencia: La cuna del Renacimiento

Continuando hacia el sur, el circuito por Italia nos lleva a Florencia, considerada la cuna del Renacimiento y un verdadero museo al aire libre. Caminar por sus calles es recorrer siglos de arte y cultura que transformaron la historia de Europa.

El símbolo indiscutible de la ciudad es la Catedral de Santa Maria del Fiore, conocida como el Duomo, cuya cúpula diseñada por Brunelleschi domina el horizonte florentino. Subir hasta lo alto es un esfuerzo recompensado con una vista inolvidable de la ciudad y las colinas de la Toscana.

La Toscana
Catedral de Santa Maria del Fiore.

Para los amantes del arte, en la Galería de los Uffizi se pueden admirar obras maestras de artistas como Botticelli, Leonardo da Vinci y Miguel Ángel. Además, una de las esculturas más famosas del mundo, el David de Miguel Ángel, se encuentra en la Galería de la Academia.

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David de Miguel Ángel.

El Ponte Vecchio, con sus joyerías y tiendas tradicionales, es otro de los iconos que reflejan la esencia de Florencia. Y más allá del arte, la ciudad invita a disfrutar de su gastronomía: un buen bistecca alla fiorentina, acompañado de vinos de la región de Chianti, completa la experiencia de manera deliciosa.

El circuito por Italia termina (o comienza) en Roma

El circuito por Italia culmina en Roma, aunque también puede comenzar desde este destino, donde el pasado y el presente conviven con naturalidad. La Ciudad Eterna fue el corazón de uno de los imperios más poderosos de la historia y aún hoy conserva huellas imborrables de aquel esplendor.

Coliseo
Vista aérea del Coliseo.

El Coliseo Romano, símbolo universal de Roma, transporta a los visitantes a la época de los gladiadores y espectáculos épicos. Muy cerca, el Foro Romano y el Palatino permiten imaginar cómo era la vida en la antigua capital imperial.

Pero Roma también es sede del Vaticano, un país dentro de la ciudad, donde se encuentra la Basílica de San Pedro y los Museos Vaticanos, que albergan la inigualable Capilla Sixtina pintada por Miguel Ángel.

Roma
Plaza y Basílica de San Pedro.

El encanto romano también se encuentra en sus plazas y fuentes. La Fontana di Trevi es quizás la más famosa, con la tradición de lanzar una moneda para asegurar el regreso a la ciudad. La Plaza Navona y la Plaza de España son lugares perfectos para descansar, disfrutar de un café, un helado o alguna exquisitez en una trattoria tradicional y contemplar la vida romana.

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Fontana di Trevi.

Italia se convierte así en un viaje soñado que combina arte, historia, gastronomía y romance, invitando a regresar una y otra vez. Cada ciudad aporta su esencia y su magia, creando un mosaico cultural imposible de olvidar.

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